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Manual para las mujeres estresadas

“Fatigadas. Consejos y verdades para las mujeres modernas desbordadas” trata y se ríe de la actualidad de las que cumplen diez roles a la vez.

A través del humor, la columnista de programas televisivos María Freytes explora en su flamante libro, Fatigadas. Consejos y verdades para las mujeres modernas desbordadas las consecuencias del estrés crónico por las múltiples actividades que desarrolla la mujer.

Freytes es de las que no tienen pelos en la lengua. Con su humor irónico describe situaciones cotidianas como la desafiante tarea para el hombre de cambiar un pañal, o cómo enfrentar el momento de la comida diaria cuando la mujer no quiere cocinar o la cantidad de “mentiras piadosas” que se les dicen a los hombres para ponerlos contentos.

En su libro, la autora dispara: “Cuando las mujeres de antaño luchaban incansablemente por «independizarse» por ser «moderna», «activa», «autónoma», «libre» y «trabajadora», imaginaba más o menos el siguiente cuadro: las mujeres con el mundo a sus pies”.

“¿Cómo lo haríamos? Ese no era el problema de esa generación. Ellas sólo tenían que ganar terreno. Hoy la pelota quedó de nuestro lado. Ellas lo soñaron, pero por inteligencia o por falta de tiempo, zafaron de ponerlo en práctica”, asegura con resignación en el libro editado por Planeta.

Freytes describe con ironía las múltiples tareas que desarrolla una mujer que trabaja las mismas horas que un hombre, y que luego regresa al hogar y tiene que seguir trabajando en los quehaceres diarios, los hijos, la familia  y el infaltable “pollo” –como denomina a los hombres–.

La columnista del programa Resumen de los Medios (RSM) brinda una serie de consejos a las mujeres para no fatigarse: “Las minas de estos tiempos tenemos tantas responsabilidades y sacamos energía de donde no tenemos y nos creemos el papel de «superwoman» y a nuestro «pollo» no les gusta mucho; prefieren a una mujer más real, de carne y hueso”, destaca Freytes en una entrevista con la agencia de noticias Télam.

La escritora asegura que a este tipo de mujeres con tantas tareas por cumplir, “le prende mucho la culpa, porque cargan con un rol que viene de los antepasados y ese mandato está presente en la realidad de hoy. Ahí es cuando aparece la necesidad de dividirse en 30 personas distintas y cumplir con 70 obligaciones a la vez”.

¿Es ahí cuando aparece la “fatiga”? “Claro, la mujer se cansa cuando se da cuenta que no puede manejar todo. Tenemos que priorizar en algún momento del día cinco cosas esenciales y no marearnos con diez”, sintetiza.

“Igualmente, soy una convencida de que la fatiga se puede perder y eso tiene que ver con decir «no». Hay que reconocer que en algunas cuestiones cotidianas somos un tres y que no podemos hacerlo bien, o no nos sale directamente”, reflexiona.

“Hay que aprender a decir «no» y no arrepentirse porque cuando una toma una decisión es porque evaluó lo bueno y lo malo. Cuando compro el «no», lo sostengo y salgo adelante. Hay que dejar la victimización de lado”, explica.

Freytes dice: “Hay que encontrar la manera de no marearse con las expectativas, sobre todo con las que viene del entorno; sino que hay que buscar un equilibrio, un ritmo de vida adecuado a las necesidades personales. No soy una fatigada, le encontré la vuelta”, asegura Freytes.

Con respecto a la vida en pareja Freytes aconseja: “Cuando le pedimos al «pollo» un chocolate o alguna atención es porque queremos ser la frágil de la pareja, porque en el fondo lo somos.

“Chicas: tenemos que cuidar al «pollo» porque es nuestro compañero de vida, tenemos que ser sus geishas”, dice.

Con tablas que dan cuenta de las horas que una mujer moderna trabaja por día; test para saber si la lectora pertenece al conjunto de las mujeres fatigadas o estrategias para inflar al “pollo” el libro no para de hacer reír a los lectores.

Además trata temas como “¡Liberación femenina fallida!”; “El cerebro femenino versus el masculino”; “¡Las mujeres necesitamos hablar!”; “Es hora de volver a tener sexo”, entre otros tantos temas.

Sobre cómo es el funcionamiento del cerebro femenino respecto del masculino, Freytes asegura en su obra: “Claramente somos diferentes desde que nacemos. A ellos les aterraría vivir dentro de nuestras cabezas, y a nosotras nos aburriría soberanamente vivir dentro de las de ellos”.

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