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Los límites de la condición humana

Por: Alberto Galeano / Télam

Nadie escapa a la locura de la guerra. La reciente difusión de unas fotos en las que militares estadounidenses se burlan de los cadáveres de sus enemigos en Afganistán degrada aún más la invasión de Estados Unidos a ese país, asediado por fundamentalistas talibanes.

Como en los casos de torturas de la cárcel iraquí de Abu Ghraib, durante la operación para derrocar a Saddam Hussein en 2003, el tema de las fotografías publicadas por el diario Los Angeles Times volvió a estremecer la semana pasada a la opinión pública estadounidense y mundial.

El periódico rechazó las advertencias del Pentágono –que señaló que la difusión de las imágenes podría suponer una amenaza para los soldados que combaten en Afganistán– señalando que cumplía con “su obligación de informar vigorosa e imparcialmente a sus lectores sobre todos los aspectos” de la misión, declaró su director, Davan Maharaj.

Ni el presidente Barack Hussein Obama, que pidió una investigación, ni el comandante de las tropas de la Organización del Atlántico Norte (Otán) en Afganistán, general John Allen, pudieron explicar la conducta de los militares de la 82ª División Aerotransportada que visitaron en 2010 una comisaría en la provincia de Zabol, en el sureste del país.

Un total de dieciocho fotografías fueron publicadas por el diario norteamericano, en las que puede verse a un paracaidista posando junto a un cadáver en el que se lee: “Zombie Hunter” (cazazombis). Otras fotos muestran a soldados con piernas de supuestos terroristas suicidas, entre otras imágenes perturbadoras.

“Una nueva revelación de jóvenes soldados estadounidenses fotografiados mientras profanaban los cadáveres de insurgentes en Afganistán ha intensificado las preguntas dentro de la comunidad acerca de si la disciplina está decayendo dada la natural distancia de la guerra”, dicen Tom Shanker y Graham Bowley.

En una nota en The New York Times, señalan que la actitud de los soldados “parece probablemente fomentar un «hematoma» en las relaciones afgano-estadounidenses que han sido maltratadas de crisis en crisis en los últimos años, aún cuando ambos gobiernos están en medio de negociaciones sobre acuerdos estratégicos”.

Analistas militares y veteranos de guerra sugieren que algunas unidades de combate están cayendo en situaciones de conducta que los veteranos describen como el síndrome de El señor de las moscas, referido a la novela de William Golding que trata de un grupo de alumnos británicos perdidos en una isla desierta.

Los estudiantes, que eligen a un líder llamado Ralph, quien maneja criterios civilizados, revierten luego a la violencia tribal, olvidando lo que aprendieron en la sociedad.

Este caso de las fotos en Zabol se agrega al incidente en el que cuatro soldados estadounidenses orinaron sobre los cadáveres de tres pares afganos, el pasado 12 de enero, y a la quema de ejemplares del Corán en la base de Bagran, cerca de Kabul, el 21 de febrero, que causó protestas y una treintena de muertos en los disturbios.

Y hay que mencionar, además, la masacre de dieciséis personas –entre ellas varios niños– cometida por un soldado norteamericano, en el sur afgano, el 11 de marzo.

A pesar de la polémica que generan en la opinión pública de Estados Unidos, todos estos incidentes no acelerarán la salida de las tropas estadounidenses de ese país asiático, previstas para 2014, según informó el Pentágono.

Washington ha insistido en que “la razón por la que las tropas están en territorio afgano es para acabar con Al Qaeda, y eso no ha cambiado”, señaló el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

Funcionarios estadounidenses dijeron a la prensa que los recientes casos sólo representan un pequeño porcentaje en un millón de militares desplegados en distintas partes del mundo, tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, aunque condenaron la conducta de los soldados involucrados en dichos incidentes.

Pero el presidente afgano, Hamid Karzai, un aliado molesto de Estados Unidos, dado que ganó su reelección en 2009 con denuncias de fraude, calificó las fotografías de “inhumanas”.

Todo parece indicar que Estados Unidos no puede ganar la guerra contra los talibanes en Afganistán, y algunos analistas señalan que esas fotos son el golpe final a una contienda perdida tanto en el campo de batalla como en la opinión pública norteamericana. Rosenberg, editor de Random Lengths New, un medio alternativo estadounidense, opina que los ataques norteamericanos del 15 de abril en Kabul son parecidos a los ecos de la “Ofensiva Tet” (lanzada por Vietnam del Sur contra la guerrilla comunista en 1968), dado que tienen un mensaje llamativamente similar.

En un artículo publicado en la página online de la cadena qatarí Al Jazeera, Rosenberg recuerda que dicha operación militar constituyó un retroceso para Washington y convenció al pueblo estadounidense de que la Guerra de Vietnam no podía ser ganada.

Más que una lucha entre la “civilización y la barbarie”, como relata Golding en El señor de las moscas, parece obvio que hay un desgaste luego de once años de guerra en Afganistán, y las tropas estadounidenses aguardan con ansiedad el regreso a casa, como les prometió Obama.

A pesar de las disculpas de la Casa Blanca, las imágenes difundidas por Los Angeles Times son una muestra más de una campaña militar que al parecer nunca tuvo muy claro cuáles eran sus objetivos con respecto a los civiles, en su mayoría tribus pashtunes que también viven en Pakistán.

A lo largo de la historia soldados de distintos países (tanto vencedores como vencidos) han cometido atrocidades mientras peleaban contra sus enemigos. Los estadounidenses que en las últimas décadas invadieron Vietnam, Irak y Afganistán, entre otras naciones, no son la excepción.

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