Edición Impresa

La ley que permite morir mejor

Los cuidados paliativos ya rigen en el país: se trata de una contención interdisciplinaria para pacientes que padecen enfermedades crónicas incurables y terminales. Despedida sin tratamientos ni medicación.

Por: Luciana Sosa

Los cuidados paliativos han despertado polémica desde las últimas décadas ante el avance de la medicina. Si bien esta ciencia ha trabajado por la cura de un paciente, cuando la enfermedad es crónica y demuestra un avance severo ya no hay herramientas para terminar con dicho mal.

Si bien la esperanza suele ser uno de los factores que permanecen a nivel espiritual, el cuerpo no responde a medicación o tratamientos y sólo queda esperar la muerte de una mejor manera. “La muerte es la última palabra de la vida”, sostuvo el padre Daniel Siñeriz. Lo cierto es que si bien hace décadas que en Rosario se practican los cuidados paliativos, el sistema hoy es ley nacional. Presentada por la diputada Alicia Gutiérrez, la ley de Cuidados Paliativos para la Salud obliga a las obras sociales y a entidades privadas a incluir este sistema que también tiene que ver con la salud en sus servicios.

En diálogo con El Ciudadano, la legisladora santafesina del Partido Solidaridad e Igualdad hizo hincapié en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud refiriéndose a los cuidados paliativos como una modalidad que “debería ser aplicada tan pronto como sea posible, durante el curso de cualquier enfermedad crónica incurable” ya que entiende que “múltiples problemas relacionados con el final de la vida tienen sus orígenes en estadios más tempranos de la trayectoria de la enfermedad”.

La ley define cuáles serán los objetivos específicos: “Además de la asistencia integral del paciente que considere los aspectos físicos, psicológicos, sociales, emocionales y espirituales; unidad del abordaje terapéutico del paciente y su familia; la autonomía y el respeto a la dignidad del paciente y a sus cuidadores, cuando su capacidad para tomar decisiones lo permita y no atente contra principios legales o éticos; la concepción terapéutica activa incorpora una actitud rehabilitadora y dinámica; el acceso a terapias basadas en evidencias científicas que ofrezcan la posibilidad de mejorar la calidad de vida del paciente; la continuidad y coordinación de los servicios que brinden atención al paciente; el respeto del derecho del paciente a recibir o rechazar el tratamiento; y por último la adecuación de la terapéutica a las condiciones culturales y los valores y creencias particulares de cada paciente”.

Hasta el momento, según detalló Gutiérrez, “en la provincia de Santa Fe los únicos efectores municipales que trabajaron con este servicio son el Hospital de Niños Víctor J Vilela y el hospital Alberdi. En tanto, en la ciudad capital se lleva a cabo dentro del Hospital Iturraspe por medio de una ONG que capta pacientes y les ofrece el trabajo interdisciplinario de especialistas”.

A su vez, remarcó que el objetivo de esta ley es “respetar la calidad de vida del paciente, su dignidad como paciente”.

“Para un paciente terminal no hay mejor contención que estar rodeado de su familia” y agregó que la ley no demanda la participación de médicos paliativistas, dada la poca cantidad que existen en la zona.

Por ello incentiva un trabajo interdisciplinario para la atención del paciente y la del grupo familiar que lo acompañará. El mismo estará conformado por médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales y voluntarios, quienes deberán acreditar capacitación y experiencia específica.

El objetivo de esta ley, cuyo proyecto fuera presentado en tres oportunidades, es “dar calidad de vida al paciente y su familia sin intentar alargar la supervivencia, reconocer a la muerte como un proceso natural, proporcionando alivio del dolor, ofreciendo un sistema de ayuda para vivir lo más activamente posible y demostrando una vez más el interés de una sociedad por la vida digna de las personas”.

Consultado por este medio, el sacerdote Daniel Siñeriz, especialista en trabajo de salud mental, confió que el trabajo interdisciplinario en situaciones de salud irreparables “es necesario”.

“En este terreno de la salud, la contención psicológica y la espiritual son necesarias para la mejor calidad de vida, o mejor calidad de muerte de un paciente. Es interesante apoyarnos en la fe, la muerte no tiene la última palabra y resulta vital poder aportar a estas cuestiones, a esta última lucha que se tiene”, consideró.

También agregó: “Para nosotros, como cristianos, es importante aportar a la dimensión de la esperanza para la contención afectiva que necesita tanto el paciente como los familiares del enfermo.

Debemos reconocer que estamos frente a un hecho que supera ampliamente lo que una persona pueda enfrentar y de la  cual muchas veces no quedan fuerzas para sobrellevar”. Por otra parte, Gutiérrez mencionó que a nivel provincial aún tiene media sanción la Ley sobre Derechos del Paciente, Historia Clínica y Consentimiento Informados, aunque fue aprobada a nivel nacional.

El trabajo interdisciplinario El doctor Rubén Sala es oncólogo especialista en cuidados paliativos y aseguró que este tipo de asistencia fue “la misión inicial de la medicina: cuidar a las personas cuando la curación no era posible. Con el avance de la ciencia se fue dejando de lado este tipo de cuidados, pero hace tiempo se retomó”.

Según Sala, la práctica de paliativos lleva 20 años en el país y 10 en la ciudad: “Llevamos una década trabajando con ello y si bien la implementación es lenta, sobre todo a nivel institucional, como ha pasado con otras especialidades (como la cardiología, dermatología y la misma oncología), es necesaria. Con esta ley no se busca la difusión, sino reconocer la necesidad de una contención de estas características”.

La profesión y trayectoria han preparado a Sala en esta especialidad de trabajar esperando la muerte. Sobre esto, el oncólogo señaló: “Para muchos médicos su logro es calmar el dolor, o quitarlo, curarlo.

El logro en este trabajo es diferente, se trata de calmar el sufrimiento, en el producir  bienestar en el último segmento de la vida.

No se puede negar que estas situaciones afectan a los integrantes del equipo interdisciplinario que trabaja con cada paciente, eso depende del trato que se ha tenido, pero al trabajar tanto con las emociones la muerte del paciente impacta sobre el equipo médico”.

En cuanto a la duración de cada caso, Sala comentó que hay situaciones en las que se trabajan año o año y medio, como así también casos de semanas o apenas unos días.

Este tiempo está íntimamente relacionado con la derivación del médico del paciente. Si en un caso de oncología, el oncólogo del paciente deriva al paliativo en su última etapa, va a ser complicado. Si la derivación es temprana, el equipo irá trabajando de a poco y se irá tratando el dolor, habrá menos sufrimiento, los beneficios serán mayores para el paciente.

Sobre el costo del cuidado paliativo, Sala sostuvo que se tratan de consultas médicas, sin medicamentos complejos, ni el uso de tecnología. “En cada consulta se observa qué necesita el paciente y se busca la manera de ayudarlo de la manera más rápida”, comentó. Y agregó: “El trato difiere de cada caso. Hay dispositivos posibles como un paciente ambulatorio, luego atención domiciliaria y luego pasaría a la internación domiciliaria. Aquí se defiende también la evaluación del paciente (si tiene uso de razón) de morir en su casa o internado, se buscará la mejor manera”.

A su vez, el médico recomendó que en materia de salud y en otros ámbitos de la vida misma “la gente no debe dejar de preguntar. No hay por qué sentir dolor, ni soportar los síntomas de una enfermedad”. “Con las preguntas se abren puertas y se conoce mucho más y esto ayuda a enfrentar la realidad del paciente”, concluyó.

Comentarios