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Duhalde: “Kirchner es un peronista de la vieja política”

El ex presidente se mostró confiado para una interna del PJ y dudó sobre la candidatura de Néstor.

Apenas unos minutos antes del acto que lo tuvo como protagonista anoche en el Patio de la Madera, el ex presidente y ahora candidato en la interna del PJ, Eduardo Duhalde, recibió a El Ciudadano en el lujoso hotel en que se encontraba alojado. Pese a tener que sujetarse a una agenda que no le dio tregua en los dos días en los que permaneció en la ciudad, Duhalde tuvo tiempo para explicar las claves de su propuesta, a la que llama “la nueva política”; se quejó porque los políticos discuten “cosas que a la gente no le importan”, abogó por una política de derechos humanos que incluya a los pobres y hasta dudó sobre la presentación de Néstor Kirchner en la interna partidaria del PJ.

—¿Qué hizo que abandonara su idea original de retirarse de la política?

—La situación del país. Yo creí que Kirchner iba a continuar con las políticas de Estado. Pero eliminó todo el día que asumió. El país siguió creciendo porque somos poderosos, pero podríamos estar creciendo a tasas chinas y tener hoy 100 mil millones de reservas si hubiésemos seguido el mismo camino. Después pensó que podía prescindir de (Roberto) Lavagna y que podía ser ministro de Economía, además de esa agresividad que cada día es más insoportable.

—¿La agresividad es el principal problema del gobierno?

—No, el principal problema del gobierno es que no tiene ninguna capacidad de gestión. Un hecho que lo demuestra es el tema de la pastera Botnia. Con dos reuniones presidenciales esto se resolvía, pero el presidente Kirchner no quiso tener reuniones. Tiene buenos ministros pero no los consultan. No hay reuniones de gabinete. En cualquier sociedad de fomento hay reuniones de comisión directiva una vez por mes. Es todo manejado de una manera que demuestra la incapacidad para gobernar. 

—¿Le cuesta volver a la vida política?

—Hay que tomar ritmo. Yo estoy convencido de que Argentina necesita de todos los que podamos aportar a la nueva política, con políticas de Estado. La gente tiene que entender que son sinónimos. Empezamos con (Rodolfo) Terragno a trabajar en este tema hace un año y medio, o más, y nos costaba mucho explicarle a la gente, pero hoy es mucho más fácil porque las políticas de Estado nos han rodeado en la región.

—¿Realmente cree que hoy es más fácil transmitir los mensajes políticos?

—Bueno, en realidad es un momento de tanta información y tantos temas nuevos tirados todos los días a debate que no es tan fácil proyectar ideas. Seguramente mañana la televisión se va a llenar de la pelea de la vedette con el jugador de fútbol tal, y la gente se va entreteniendo con otras cosas, pero bueno, yo creo que llegado el momento de las elecciones la gente va a prestar más atención y por lo tanto hay que ir sembrando la idea de la nueva política, que hoy es la política de Estado. Mujica en Uruguay es un extraordinario ejemplo, un hombre que estuvo tantos años preso y no vino a sembrar semillas de revancha. Al contrario, primero Uruguay, y eso es lo que debe presidir el pensamiento de los políticos argentinos.

—¿Cómo ve la relación de la gente con la política?

—Yo conozco nada más que mi provincia. Y veo que la gente no quiere más peleas. Los dirigentes discutimos permanentemente de temas que la gente no quiere siquiera escuchar ni entender. Toda esta ida y vuelta entre las cámaras legislativas parece un partido de ping pong. Llenan las pantallas y las radios todos los días y la gente dice: “¿Y nosotros?”.  “¿Y el Indec?” “¿Y la inseguridad?” El gobierno dice que es una sensación. Y así los otros temas. Temas graves que no atinan a reconocer, por lo tanto tampoco intentan resolverlos. El tema de la inflación es un tema clásico también, que para el gobierno es un reacomodamiento de precios. El hombre común está horrorizado.

—¿Cómo está en las encuestas?

—El Indec de las encuestas va a funcionar, porque el Estado tiene mucha plata. Un encuestador amigo me decía: “No te puedo hacer encuestas porque estoy trabajando para el gobierno”. Cuando le pregunté con quién podría hablar me respondió: “De los conocidos, con ninguno”. Por eso empiezan a querer generar un clima de optimismo en relación a algo que no existe. Las encuestas que van a empezar a tener significación van a ser las de fines de año, donde yo creo que para ese tiempo va a quedar claro que por lo menos en mi provincia Kirchner no tiene ninguna posibilidad.  

—¿Cómo definiría a Kirchner?

—Como un peronista de la vieja política. No de la que aprendimos nosotros en boca de Perón, cuando volvió en el 74 con las ideas de ese momento. Los argentinos debemos entender que lo que nos une es esa bandera que acá en Rosario tuvo su cuna.

—Sus últimos dichos sobre la conciliación de los argentinos generaron polémica ¿Usted seguiría con la política de derechos humanos de este gobierno?

 —En realidad el gobierno tiene una secretaría de crímenes de lesa humanidad. Pero no hay Secretaría de Derechos Humanos. Y yo, que fui echado en el 73 de la Intendencia municipal, el día que volví en el 83 lo hice rodeado de pañuelos blancos. Por eso puedo plantear que una cosa son los crímenes de lesa humanidad que tenemos que resolver y otra cosa son los derechos humanos que no respetamos, sobre todo de los sectores más indefensos de la sociedad, los jóvenes y los niños, abandonados muchas veces por sus familias y por el Estado, fantasmas, espectros que andan por la calle, invisible a los ojos de la gente. Tenemos que evitar eso.

—¿Cómo lo piensa hacer?

—Se calcula que en las ciudades (los pibes de la calle) no son más de 8.000. Tenemos que tener un lugar para reeducarlos, con ejércitos de asistentes sociales, psicólogos, que es lo que han hecho los países que intentaron resolver el problema. Hay que hacer la cantidad de hogares que haga falta: 100, 200, 300, y mientras se construyen utilizar las instalaciones ociosas del Ejército.

—¿Qué imagina en la interna del peronismo para el año próximo?

—Yo creo que para fin de año Kirchner va a pensar seriamente si se va a presentar o no. Si no lo hace tendrá alguna persona para ocupar su lugar. Yo me enfrentaré al que venga.

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