Una proeza de Colón en Rosario. Con Montoya como figura y diez tipos concentrados en sacar sin pudor. Un tiro al arco, un gol. Luque en el primer tiempo, el segundo remate de la visita llegó el tiempo de descuento. Central buscó mucho, pero terminó chocando y frustrado.
El primer tiempo fue un monólogo, Central atacando y Colón bien metidito cerca de su arquero Montoya. Pero, a veces el fútbol premia a los prácticos y efectivos y la visita lo fue. En una acción en donde Delgado estaba más preocupado por pegarle un codazo (lo hizo) a Graciani que por cubrir su lugar, Luque ridiculizó a Donatti y fusiló a Caranta ¿Era justo? De ninguna manera, pero sí era legítimo. Y premiaba al más inteligente.
Central desde la posesión de la pelota buscó por todas partes, pero le faltó definirlo. Encina estuvo muy activo, no tanto Carrizo, Luna peleando y aportando poco. Acuña complicando con su capacidad para caminar el área, siempre estaba con dos defensores encima. Y Méndez que buscaba la pelota en el medio, metió un tremendo pelotazo en el travesaño, buscaron de todas las formas posibles. Pero no pudieron.
El segundo tiempo fue más traumático para Central, Colón recién pateó al arco cuando se jugaba el cuarto minuto de descuento por medio de Curuchet. Antes, fue Montoya en gran noche y diez más. Todos defendiendo.
Para Central queda una frustración grande, nunca acertó el penúltimo pase. Y en los centros, dos cabezazos de Donatti (su especialidad) encontró a Montoya para sacarlas. Colón aguantó con cinco defensores, y cuatro volantes de marca. Alario, a veces jugó de punta.
Así juega Colón, así vive Central. Uno defiende a lo perro cada pelota como la última, el otro mete quinta y va a fondo, sin pausa y sin talento para entender el camino adecuado. Ese que encontró Colón.
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