Espectáculos

Velados de confesiones brutales

Luis Machín, el talentoso actor rosarino radicado en Buenos Aires desde 1993, habla de “Vigilia de noche”, del dramaturgo sueco Lars Norén, donde actúa junto con Mara Bestelli, Pilar Gamboa y Walter Jakob, bajo la dirección de Daniel Veronese. Viernes, sábado y domingo en Plataforma Lavardén.


“Los temas en el teatro, a nivel universal e históricamente, son más o menos siempre los mismos: el amor y el desamor, la vida y la muerte, las relaciones y las separaciones; el tema está en cómo se abarcan esos temas, cómo uno llega a contarlos y desde dónde se los cuenta para generar otra cosa y así lograr conmover al espectador”, sostiene el actor rosarino Luis Machín, quien en estos días volvió a la ciudad por dos o quizás tres motivos fundamentales: presentar aquí su último trabajo, la versión de Vigilia de noche, del sueco Lars Norén, donde actúa junto con Mara Bestelli, Pilar Gamboa y Walter Jakob, bajo la dirección de Daniel Veronese (esta noche a las 21.30, y mañana y el domingo a las 21, en la Plataforma Lavardén, de Sarmiento y Mendoza); recibir esta tarde, a las 15.30, en el Concejo Municipal, un reconocimiento como Artista Distinguido de la ciudad (ver aparte), y reencontrarse con sus afectos de siempre.
En la obra del dramaturgo sueco con la que Machín volvió al teatro luego del éxito de La última sesión de Freud, y que actualmente se presenta en la sala Cunill Cabanellas del teatro San Martín de Buenos Aires con entradas agotadas hasta el final de la temporada, se desandan de manera atroz los desencuentros entre dos hermanos y sus respectivas parejas, a instancias de la cremación de los restos de la madre de ambos, que en una urna están omnipresentes en escena. “Norén no es un autor muy conocido en la Argentina, y el disparador de la acción en esta obra es la cremación de los restos de la madre de estos dos hermanos; es una larga noche que pasan todos juntos donde ponen en primer lugar los conflictos familiares que vienen arrastrando desde hace mucho tiempo, incluso los conflictos de pareja que también arrastran los cuatro, los intentos de ocultamiento hacia los otros, con reproches, con visiones muy descarnadas”, expresó Machín, quien agregó respecto de la psicología de estos cuatro personajes: “Parecen no haber transitado la terapia; el personaje de Walter (Jakob) es un psiquiatra que no significa que sea psicoanalista, y todos los conflictos están planteados como si el psicoanálisis no hubiera existido, o al menos no en la medida en la que nosotros estamos acostumbrados; eso es un gran contraste porque nosotros estamos habituados a ver obras de relaciones de pareja donde los personajes están muy atravesados por el psicoanálisis, en una sociedad que los contiene de un modo particular, algo a lo cual esos mismos personajes tienen que responder. En cambio, Vigilia de noche es una obra mucho más brutal, también, por las características de los personajes, que son muy ricos. Esta obra me capturó en esa brutalidad y en esos momentos curiosos que tiene, donde la gente se ríe, siendo que está muy lejos de ser una comedia, al menos declaradamente; en realidad, ni siquiera tiene la pretensión de serlo”.
Respecto de las singularidades del desolado y rígido Alan, su personaje en Vigilia de noche, el actor analizó: “Esta es una obra de autor, con cuatro actores que ponemos todo lo que tenemos para un material que verdaderamente es muy rico, y con una dirección muy interesante. Y allí está este personaje que no lo pasa nada bien, porque tiene que enfrentar esos conflictos familiares de una manera muy visceral; está muy poco tamizado lo que se quiere decir: de inmediato se comprende que allí va a haber problemas, sobre todo porque vienen todos marcados por cierta sensibilidad a partir del hecho desgraciado que es la cremación de la madre; es esta madre que aparece en su urna y es casi otra protagonista de la pieza porque está todo el tiempo sobrevolando las situaciones. Más allá de que no está, como siempre pasa con las madres, ejerce un poder sobre esos hijos”.
El actor, que siempre que puede trae a la ciudad las producciones teatrales en las que participa, reconoció que se trata de un deseo y un “acto de demostración”: “Es un punto muy curioso, y pasa el tiempo porque son 23 años desde que me fui de Rosario, pero esta es la ciudad en la que nací, más allá de que he desarrollado mi profesión en Buenos Aires casi en su totalidad. Por eso, venir con las obras a Rosario tiene algo curiosamente familiar y no solamente por la estructura familiar personal; traer las obras, y esto es casi una confesión, es también como una especie de acto de demostración, porque es reconocer que en algún lugar me da un poco de bronca tener que haberme ido, más allá de que ya tengo mi lugar en Buenos Aires, pero cuando me fui lo hice con cierta sensación de bronca, porque sentía que no era una ciudad que contenía mis deseos y mis sueños, o que los contenía hasta determinado lugar. Hoy siento que volver es poder decir que está bueno que uno tenga la posibilidad de desarrollo, que nos hace felices desarrollarnos en lo que nos gusta”.

En el terreno político

Defensor de las políticas públicas aplicadas a la Cultura, llevadas adelante por el gobierno nacional en los últimos años, Machín se explayó acerca de la importancia del fomento a la producción audiovisual del mismo modo que a su federalización, y habló de la ley del Actor. “En lo audiovisual, en estos años, hemos alcanzado un desarrollo que no ha habido en décadas; son grandes conquistas para los actores y los realizadores. En este momento, por ejemplo, se empiezan a producir tres miniseries, una de las cuales voy a protagonizar, Balas perdidas, que además dirige Hugo Grosso, otro rosarino. Pero a partir del fomento del Estado, muchos artistas que no viven en Buenos Aires, pueden trabajar en sus lugares de origen y, entonces, se empieza a romper esa hegemonía porteña. De hecho: en Balas perdidas, la gran mayoría de los actores son rosarinos. Cuando yo veo esto que está pasando, y lo pienso en relación con el momento en el que yo me fui a vivir a Buenos Aires queda claro que no había una mirada desde el Estado que contenga a sus artistas; ahora existe la posibilidad de concursar y de ganar esos concursos de manera democrática. Y obviamente que falta muchísimo, quizás, para que se vean de manera notable los resultados: diez años más, pero se ha hecho y se está haciendo mucho. Y también está claro que hay mucho por aprender, pero si no hay un puntapié inicial de parte del Estado esto no podría pasar”, analizó Machín, quien finalmente habló de los actores en su camino a ser reconocidos como sujetos de derecho partir de la ley del Actor. “Este gobierno, con la ley del Actor que ya está en el Congreso, viene a saldar una discusión que tiene varias décadas. Espero que diputados y senadores acompañen la ley porque será la primera vez que nos reconozcan a los actores como trabajadores; de este modo tendremos derecho a una jubilación, vacaciones, aguinaldo, todas cosas que no tenemos. La gente piensa que todos los actores ganan mucho dinero, pero no es así; y no es casualidad que esto pase ahora porque es algo más que se suma a una serie de conquistas de los trabajadores que son muy valiosas, muy deseadas”.

 

Artista Distinguido en el Concejo Municipal

Luis Machín será declarado esta tarde, a las 15.30, en el Concejo Municipal, Artista Distinguido de la ciudad. El reconocimiento surgió a partir de una iniciativa de los concejales Roberto Sukerman y Norma López (FPV), quienes al elaborar el proyecto destacaron su trabajo como actor, el aporte a la cultura popular y el compromiso social con el que ha desarrollado su actividad.
En 1993, a los 24 años, Luis se instaló en Buenos Aires con el objetivo de ampliar sus horizontes como artista, luego de desarrollar una importante carrera en la ciudad y de haber integrado, en 1989, la primera promoción de egresados de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Rosario. Tras su paso por el Sportivo Teatral, espacio de formación que dirige Ricardo Bartis, arrancó una carrera marcada por grandes trabajos tanto en el teatro como en televisión y cine.
“Los actores recibimos aplausos y también piñas, muchas veces por nuestras opiniones. Pero es verdad que el mayor reconocimiento es el de la gente, es lo más inmediato y diario, y claramente el aplauso es el reconocimiento más importante de parte del público. La gente se acerca a hacer comentarios de lo que ha visto, de la última tira, de la película o de la obra teatral que acaba de ver. Pero debo decir que la gente siempre ha tenido ese agradecimiento conmigo”, expresó. Y completó: “Este reconocimiento del Concejo Municipal me tomó por sorpresa porque no lo esperaba; en realidad, creo que uno no espera nunca los reconocimientos; yo actúo porque me gusta, es lo que sé hacer y para eso me formé. Pero de repente llegan los reconocimientos, y este viene del Concejo de mi ciudad, en un momento de pleno desarrollo de nuestra democracia, es un momento de mucha efusividad, de discusión; este es un momento, históricamente, de los más importantes, para bien, que hemos vivido los argentinos, por eso me hace muy feliz ser reconocido en Rosario”.

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