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Viernes santo

Multitudinario via crucis en Rucci

La tradicional ceremonia organizada por la parroquia Natividad del Señor concentró a cientos de miles de fieles que, como ocurre cada año, llegaron desde diversos lugares del país para agradecer y renovar la fe en esta Semana Santa.


Miles de fieles se concentraron anoche en el corazón de barrio Rucci para participar del via crucis del padre Ignacio. Sólo bastó cruzar palabras con algunos de los asistentes para comprobar su procedencia: Pergamino, Resistencia, Paraná, Corral de Bustos, Rufino… y así sucesivamente. Más difícil, en cambio, era hallar un rosarino en esa marea humana.

Hablar de números para mensurar la asistencia es también otro ritual de esta ceremonia. ¿Cien mil? ¿Doscientos mil o trescientos mil, como los cálculos de estos últimos días? Las autoridades policiales, que suelen ser más cautelosas que los organizadores, estimaron que había unas 250 mil personas.

Además del acto litúrgico en sí mismo, que junto con la bendición del padre Ignacio es el momento cúlmine de la convocatoria de cada Semana Santa desde hace ya muchos años, hay historias que se tejen a su alrededor. Son las que arrastran cada uno de los fieles que llegan hasta el barrio del noroeste rosarino.

Sofía tiene 20 años y los ojos mojados, hace dos que no realiza el via crucis. “Tuve una experiencia muy fuerte hace poco. Estaba mirando una película que se llama Tierra de María, y sentimos la presencia de la Virgen. Nos empezaron a pasar muchas cosas relacionadas con ella. No puedo parar de llorar, su presencia está con nosotros. Es realmente una experiencia religiosa, siento que me devolvió la fe y estoy muy conectada. Me siento bendecida y vine a agradecer”, detalló la joven.

Alejandra hace 15 años que va a la peregrinación y está pasando por un mal momento, su hermano está internado por un Accidente Cerebro Vascular (ACV) y fue a barrio Rucci a pedir y también a agradecer.

“Vengo a pedir por mi hermano, para que se recupere; y por mi hijo, que perdió el trabajo y todavía no pudo conseguir otro. También agradezco por la salud de toda mi familia”, contó entre lágrimas la mujer.

Yoli es del barrio, vive allí desde hace casi 40 años. Y hace más de veinte que se dedica a vender rosarios, los más económicos a 10 pesos y los más caros a 30. Hay para todos los gustos, de todos los colores, y también sofisticados.

“Tengo 500 rosarios. Vendemos bien, no me quejo porque Dios me ayuda. Siempre pido por salud porque tuve un infarto óseo en una pierna. El padre Ignacio me puso su mano en la rodilla, me dio la bendición y me curó. Es un milagro, es creer o reventar. No podía ni caminar. Fue un milagro realmente”, aseguró la mujer.

Mónica y Daniel hace cinco años que concurren al via crucis. Hace dos que se casaron en la iglesia Natividad del Señor y llegaron para pedir por el hermano de Mónica.

“Quiero agradecer porque tenemos salud y trabajo, pero también vengo a pedir por la salud de mi hermano menor, que está luchando por salir adelante de una enfermedad”, concluyó la mujer.

En el Monumento, la otra pasión de Cristo

Al mismo tiempo que en barrio Rucci el padre Ignacio encabezaba su via crucis, en el otro extremo de la ciudad se desarrollaba una escena parecida: monseñor Eduardo Martín, arzobispo de la ciudad, presidía una recreación personificada del calvario recorrido por Jesús desde que es aprehendido hasta su crucifixión y posterior sepultura. Esta escenificación tuvo lugar en el Patio Cívico del Monumento a la Bandera con la participación de 200 actores, una puesta en escena impactante y un marco de público acorde que siguió con atención cada acto.

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