Ciudad

Entrevista

“Fuimos a la necesidad en vez de esperar que llegara la demanda”

Mabel y Julieta, psicólogas sociales, acompañan a los familiares de las víctimas de la tragedia de calle Salta 2141.


Mabel Dragotta estaba atendiendo a un paciente cerca del parque Independencia el 6 de agosto del año pasado cuando sintió una explosión. Habló con su hermana y le comentó que circulaban noticias de que había pasado un hecho semejante al de la Amia. Julieta Serrano, quien vive en la zona de Urquiza y Mitre, estaba ese día durmiendo y se despertó a las 9.38. Encendió la televisión y comenzó a informarse de lo que estaba pasando: la peor catástrofe ocurrida en la ciudad luego de que una fuga de gas provocara el estallido y posterior derrumbe del edificio de Salta 2141. Mabel y Julieta son madre e hija, ambas psicólogas sociales de la Escuela Rosarina de Psicología Social Enrique Pichon Riviere, y por la noche de ese trágico día llegaron a la Zona Cero junto a un grupo de psicólogos de la institución autoconvocados para ofrecer lo que saben hacer: abordar situaciones en estado de emergencia, tarea que continúan realizando hasta el día de hoy.

“Fuimos a la necesidad en vez de esperar la demanda”, explican hoy, un año después de la situación que conmovió a la ciudad y al país.

“Empezamos a hacer un relevamiento fuera de la zona de vallado. Caminamos y charlamos con los vecinos, en los negocios, preguntábamos cómo vivían el impacto. La onda expansiva de la explosión había llegado emocionalmente al conjunto de la población”, cuenta Mabel.

El acompañamiento

En la Escuela de Psicología Social –ciencia que analiza la relación entre el individuo y la sociedad–, ubicada en España 288, se abrió durante los primeros meses que siguieron a la tragedia un espacio para que se pudieran reunir semanalmente los familiares de las veintidós víctimas fatales.

También se encontraban en bares, y finalmente la provincia les cedió, hace unos meses, el espacio de Balcarce 187, que pertenece a los dispositivos alternativos de Salud Mental de la provincia, donde terapeutas y afectados se reúnen todos los viernes por la noche.

“Comenzamos a intercambiar teléfonos y nos convocaban para determinadas actividades: nos encontrábamos en el bar Malos Conocidos, por las noches a pintar estrellas, en las marchas a Tribunales. Así nació un vínculo fuerte y sólido. Hubo una empatía recíproca. Un lazo fuerte, valorado, y de mucho respeto”, recalcó Julieta.

Las profesionales explican que uno de los caminos para poder seguir adelante es tratar de participar, porque quedarse sumido hace que la tristeza no se pueda elaborar.

“Si bien una parte de esa tristeza no se va a ir nunca, la pueden transformar en acción, en salud, en vida. Transformar la muerte en vida, eso es lo saludable; y con otros es mejor. Somos seres sociales, nos potenciamos con el otro, y si el otro nos complementa, nos contiene, se generan mejores condiciones para seguir”, remarcó Julieta.

Un espacio necesario

Mabel explicó que el espacio que reclaman los familiares para construir la “Plaza de las 22 estrellas” en recuerdo de los que perdieron la vida en la explosión es altamente saludable.

“No se puede construir sobre la muerte. Con la expropiación del terreno, los familiares de las víctimas sacarían algo positivo y permitiría, de alguna manera, un nivel reparatorio. Por otro lado, hay muchos que no pueden hacerlo porque les hace mal. Si se hace otro edificio en el lugar es como que no hubiera pasado nada y dentro de diez años ¿quién se acuerda de lo sucedido?”, advirtió la psicóloga.

Las especialistas detallaron que algunos de los familiares, transformaron el dolor en amor: ayudan al comedor Ucha de la zona Oeste, recolectan juguetes para el Día del Niño, y de esa manera, sienten que pueden rescatar algo por aquellas veintidós personas que ya no están.

“No fue un accidente. No es que se cayó un avión y murieron veintidós personas. Hay una cadena de negligencias con la cual ellos tienen una tarea por delante mientras hacen el proceso de duelo y si la hacen con otros es más llevadera. Exigen justicia y memoria. Cuando se cumplió el primer aniversario, donde las emociones son muy fuertes y aparece la noción de la pérdida, se hicieron reuniones sistemáticas todos los días para ponerse de acuerdo en cómo homenajear a las víctimas”, especificaron las psicólogas.

Paso a paso

Mabel y Julieta destacan que no es poco lo que los afectados por la tragedia consiguieron hasta ahora: que el predio de calle Salta se declare de interés municipal, que reciban atención psicológica, que el auditor general de la Nación investigue al Enargás, entre otras cuestiones.

“Todo eso es gracias a lo que hacen paso a paso. Ahí está lo saludable. Van marcando un camino. No importa cuándo llega, pero es posible. Ellos son los más sanos y cuerdos: piden justicia. No salen a generar ningún tipo de violencia. Todavía no hay nadie preso. Fue un crimen social donde murieron veintidós personas”.

Las psicólogas resumieron que los familiares de calle Salta pasan de un estado de ánimo a otro, con emociones fuertes, pero en definitiva, se conectan con un aspecto vital. Y la única manera de que puedan elaborar el duelo es que haya algún tipo de reparación social del hecho.

“Hacen un esfuerzo terrible y desgastante. Lamentamos el momento en el que tuvimos que conocerlos, pero realmente son un ejemplo. Siguen, no se desintegran. Es un camino largo, pero no hay que claudicar”, concluyeron Mabel y Julieta.

Espacios de atención

Desde agosto del año pasado el Ministerio de Salud de la provincia y la Secretaría de Salud de la Municipalidad de Rosario conformaron distintos espacios de trabajo, pensados como estrategias de acompañamiento, atención y contención, que hasta el día de hoy están en pleno funcionamiento y disponibles para toda la comunidad afectada por la tragedia.

El trabajo se realiza junto a familiares, vecinos, rescatistas, bomberos y personal de emergencia en instancias grupales e individuales. Y hacia el interior de la provincia, a través de un equipo regional que brinda acompañamiento en distintas zonas y regiones aledañas, de donde son oriundas las familias y personas afectadas. Estas actividades se realizan en articulación con la red de salud local, los hospitales del sistema Samco y centros de salud de la región.

En Rosario se reciben consultas y se brinda una atención permanente en la Delegación Provincial de Salud (Laprida y Rioja) de lunes a viernes de 8 a 16, y en el Cemar (San Luis y Moreno) de 9 a 15.

Al mismo tiempo, la Dirección de Salud Mental de la provincia ha articulado una instancia de encuentro de vecinos y familiares del barrio. Funciona los viernes por la tarde en Balcarce 187 y es un espacio donde se ponen en juego diversos dispositivos de salud mental dependientes de ese organismo.

Para más información hay que concurrir a la Dirección Provincial de Salud Mental, Laprida y Rioja, primer piso, o llamar al teléfono 4721517 interno 39, de lunes a viernes de 8 a 16.

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