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Una seguidilla fatal que azota al Congreso

El senador Mario Colazo presentó un proyecto para instalar desfibriladores en lugares con gran concentración de gente.

El 20 de octubre pasado la muerte se burlaba del Congreso. Mientras el Senado debatía conceptos teóricos sobre un nuevo sistema de registro de armas de fuego, en Avellaneda mataban de un tiro en el pecho al militante del PO Mariano Ferreyra, y herían a otra mujer con un balazo en la cabeza. Ese mismo día, la Cámara de Diputados suspendía la sesión por la muerte del legislador oficialista de Formosa Luis Fernández Basualdo, quien sufrió un infarto luego del debate en comisión del proyecto para declarar de interés público la fabricación y distribución de papel de diario. Pero la seguidilla fatal había comenzado mucho antes.

El 20 de septiembre se abría un período de fatalidades en las filas kirchneristas con la muerte de Ramón el Pelado Ruiz, diputado nacional del Frente para la Victoria por la provincia de Buenos Aires e histórico soldado del peronismo. Ruiz había sido la persona encargada de comandar la intervención del Partido Justicialista durante la presidencia de Néstor Kirchner. A la desaparición de este diputado bonaerense le siguió la muerte de Fernández Basualdo que el oficialismo invocó para suspender la sesión de la Cámara baja cuando se iba a votar la suba del mínimo no imponible al impuesto a las ganancias y, entre otros proyectos, una nueva ley contra la corrupción que elevaba las penas para los delitos cometidos contra el Estado.

Este diputado por Formosa sufrió un infarto después de participar de un maratónico plenario de comisiones donde el kirchnerismo, con la ayuda de los bloques de centroizquierda, logró emitir dictamen de mayoría al proyecto que impulsa un precio igualitario del papel para todos los diarios del país. Su corazón no resistió, como tampoco aguantó la salud del ex presidente Néstor Kirchner, el diputado oficialista más influyente dentro del gobierno nacional que falleció el 27 de octubre pasado en El Calafate, también con su sistema caridovascular afectado por las presiones de la política y la responsabilidad de la gestión.

Esta concatenación de sucesos trágicos llevó incluso al senador oficialista Mario Colazo a presentar un proyecto de ley  para instalar desfibriladores en lugares con gran concentración de personas. “Ya fueron probados con éxito y han demostrado ser efectivos a la hora de prevenir la muerte causada por paros cardíacos”, explicó el fueguino. La iniciativa consta de siete artículos y tiene como fin ayudar a disminuir las muertes ocasionadas por paros cardiovasculares. Por último, Colazo señaló que “distintas legislaciones han ido incorporando la obligación de instalar estos dispositivos y las consecuencias han sido beneficiosas por demás, reduciéndose significativamente el número de muertes”.

El último episodio trágico que conmovió al Congreso fue el fallecimiento de la esposa del senador kirchnerista Eric Calcagno, titular de la comisión de Presupuesto y Hacienda. La mujer sufrió un infarto en su casa del barrio porteño de Núñez y el luto en la Cámara alta obligó a suspender la reunión de la comisión donde la oposición tenía todo listo para firmar el dictamen que elimina los superpoderes presupuestarios del Poder Ejecutivo.

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