Ciudad

Los catalanes, ese clásico de cada fiesta

La comunidad, una de las más importantes de la ciudad, está lista para el evento.

Según estiman desde la propia colectividad catalana, entre un siete y un ocho por ciento de los rosarinos tiene algún apellido de ese origen. Ese dato estadístico, tan sencillo como contundente, es útil para graficar el peso y el grado de inserción de la comunidad en la ciudad. De ahí que también año tras año sea una de las más convocantes en la tradicional Fiesta Nacional  de Colectividades, que en este 2010 dará inicio a su XXVI encuentro mañana en el Parque Nacional a la Bandera. Según Ángel Perella, ex presidente del Centre Català y quien lleva adelante el armado y la organización del stand en el predio, entre 60 y 70 personas trabajarán y participarán activamente en el  área gastronómica y cultural en los nueve días que durará el evento.   

“Con los años ya tenemos bastante organizado nuestro propio stand. Estamos bien preparados”, relata Perella.

El hombre es desde siempre un militante fervoroso de la propia historia de su pueblo y de sus antepasados: “Yo estoy trabajando en la colectividad  desde la primera fiesta”, dice, al tiempo que agrega: “No existe en el país un festejo que junte la cantidad de gente que viene acá. Es muy popular. Uno puede venir, no pagar entrada, pasear y no consumir. Eso no ocurre casi en ningún lugar del país”, expresa luego con un énfasis  bien marcado.

Uno de los temas que siempre son de agenda mediática ante cada inicio de Colectividades es el de la  lluvia que ha sabido aquejar el clásico festejo. “Si llueve qué se le va a hacer. Es lógico en esta época del año. Así como no podemos pedirle a un niño que deje de llorar no podemos impedir que llueva. No es más que eso. Los que hablan todo el tiempo del tema son los mismos agoreros que cuestionan y que quieren que las cosas nos salgan bien”, dice con fuerza.  

En tanto, y al igual que años anteriores, en lo gastronómico el stand de la comunidad catalana seguirá ofreciendo la clásica comida mediterránea. En el lugar se encontrarán cazuela de mariscos, calamares a la catalana, rabas, paellas, tapas y jamón serrano, producido este último por una empresa catalana que hace 10 años está radicada en el país.

Perella también hizo referencia a la cuestión de la supuesta inseguridad, al clima que se vive en el predio que está ubicado a metros del Monumento a la Bandera. Con ánimo de que se pueda comprender el fenómeno, el histórico representante de la colectividad que tiene como ciudad cabecera en España la pujante Barcelona, repasa números y compara. El hombre cuenta que una noche pico de fin de semana la fiesta de colectividades ha llegado a recibir “unas 100 mil personas”.

“Durante estos últimos años tuvimos dos policías por cada uno de los 35 stand y unos 30 más recorriendo todo el predio. Es decir, alrededor de cien personas encargadas de la seguridad para 100 mil asistentes. Y hubo muy pocos problemas. Cuando jugaban Newell’s y Central, con 40 mil personas, se convocaban 1.200 uniformados”, razona Perella,

Una anécdota vasco-catalana

Cada vez que los consultan por alguna, la anécdota que más recuerda Perella es aquella que ya tiene 26 años, cuando se celebró, en 1984, la primera Fiesta de Colectividades.  “Recuerdo que estaba en el  parque haciendo un pequeño pozo en el momento que armaba el stand y alguien se acercó en un vehículo  para decirme que eso estaba prohibido; era nada más ni nada menos que el intendente de ese momento, Horacio Usandizaga”, rememora el dirigente. Perella aún recuerda que desoyó la orden del Vasco e igualmente siguió con su trabajo. “Le dije que estaba autorizado por el secretario de Cultura de aquel entonces, Rafael Ielpi”, cuenta, para luego agregar que con una sonrisa que pudo terminar su tarea sin que nadie le dijera nada.

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