Ciudad

Ataques mafiosos

Días de plomo: crónica de una jornada agitada tras la balacera al Concejo

Al menos 12 plomos dieron contra la puerta del Palacio Vasallo en la madrugada del miércoles. Fueron acompañados con una nota intimidatoria, similar a la que apareció en otros hechos. Los ediles repudiaron agresión y dijeron que atentó contra la institucionalidad; en igual sentido se pronunció Fein


Rosario, 19 de Diciembre de 2018 Más de una decena de balazos impactaron sobre la puerta y fachada del Concejo Municipal de Rosario. En un marco de hermetismo, las fuentes oficiales sólo confirmaron que los disparos ocurrieron en torno de las 6 de la madrugada y en un principio deslizaron que el ataque fue una pelea entre cuidacoches, versión que con el paso de las horas pierde fuerza. Pasado el mediodía, a la esquina de Córdoba y 1º de Mayo llegó personal de la Policía de Investigaciones que contabilizó 12 impactos de bala.- Foto: JUAN JOSE GARCIA

Una balacera, una nota intimidatoria y una leyenda repetida: “Con la mafia no se jode. La próxima a sus casas”. La frase apareció este miércoles por la mañana en la puerta del Concejo Municipal junto con al menos 12 balazos en la ochava del edificio. Las primeras versiones hablaron de una pelea entre cuidacoches, pero pronto lo atribuyeron a un ataque mafioso, similar a la saga de intimidaciones contra edificaciones y domicilios de funcionarios judiciales y policiales que comenzó en mayo pasado y se reanudó en los últimos días. Los concejales lo repudiaron y dijeron que fue un hecho gravísimo que implicó un ataque a la institucionalidad de la ciudad. La intendenta Mónica Fein destacó el compromiso para defender las instituciones y dijo que continuarán trabajando para terminar con la violencia en la ciudad. Desde Fiscalía revisarán las cámaras de la zona para dar con los responsables y determinar el motivo.

“Hubo alguien que vino a tirar al Concejo y dejó una nota intimidatoria. No podemos atribuirlo, pero tiene características similares a otros ataques”, dijo el fiscal Matías Edery, quien integra la Unidad de Gravedad Institucional, creada para esclarecer este tipo de atentados.

Disparos sordos

Nadie escuchó los disparos. Ni el personal de seguridad del Palacio Vasallo, ni la guardia de Gendarmería del Monumento a la Bandera. Fueron de madrugada. Cerca de las 6 de la mañana, los primeros trabajadores ingresaron al edificio de 1° de Mayo y Córdoba y vieron que uno de los vidrios de la puerta de entrada estaba roto. Un primer testigo dijo que había sido una pelea entre cuidacoches. Pero la actividad legislativa fue normal durante toda la mañana.

Recién al mediodía, con la llegada del personal de la Policía de Investigaciones (PDI), los rumores se extendieron dentro del edificio. Peritos balísticos detectaron al menos 12 balazos sobre la puerta y la ochava del Palacio Vasallo. También hallaron vainas calibre 9 milímetros en el cordón de la vereda y una nota en la plaza de enfrente que uno de los trabajadores dijo haber visto cerca de las 6.20 sobre la senda peatonal, pero que tal vez el viento movió de lugar.

El fiscal Matías Edery dijo que las cámaras de seguridad del interior del Concejo mostraron a dos hombres caminar por 1° de Mayo al 800 entre la 1.30 y las 2 de la madrugada del miércoles. No se vio que estuviesen armados pero fue el único movimiento extraño que detectaron. Con el correr de la tarde iban a revisar las cámaras de seguridad de afuera y de los edificios privados y preguntarían a vecinos en busca de posibles testigos. Para el fiscal, los autores de la balacera estaban movilizados de alguna manera para escapar rápido.

“No podemos determinar los motivos. Vamos a investigar en base a los temas tratados en la última sesión a ver si tuvo que ver con eso”, agregó Edery.

En la investigación cotejarán la letra de la nota con las enviadas en los atentados anteriores para buscar algún tipo de similitud.

El ataque llegó después de una veintena de casos intimidatorios similares que se inició en mayo pasado contra edificaciones y domicilios de funcionarios judiciales y policiales que tuvieron actuación en casos contra la banda de Los Monos, incluyendo balaceras al Centro de Justicia Penal, la sede de Fiscalía y los Tribunales. Los primeros ataques se produjeron horas antes de que Ariel “Guille” Cantero fuese trasladado a una cárcel federal fuera de la provincia. Meses después, Guille terminó imputado por instigar siete de las dos decenas de ataques.

Las balaceras terminaron en agosto y coincidieron con el traslado de los jefes del clan al penal de Ezeiza. Se reanudaron el 10 de diciembre último, con tiros contra edificaciones judiciales, e incluso en la noche del último sábado en España y Montevideo, contra un edificio donde tiene su estudio un penalista que defendió a un integrante de Los Monos.

Desconcierto

Recién al mediodía los ediles se enteraron del ataque: los disparos habían sido imperceptibles para los ojos de quienes trabajan allí. En un clima de incertidumbre, comenzaron a circular todo tipo de hipótesis y versiones sobre los motivos. Después de una reunión entre todos los bloques, los concejales lanzaron un comunicado donde repudiaron el atentado, que consideraron un gravísimo ataque a la institución, y dieron una conferencia de prensa.

“Lo que en principio fue un hecho aislado, luego de las investigaciones que siguen siendo preliminares determinamos que este ataque al Concejo tuvo hasta el momento 12 impactos de bala con el mensaje que se viene repitiendo en los ataques institucionales”, dijo Alejandro Rosselló, presidente del cuerpo legislativo, acompañado por representantes de todas las bancas.

Después de reunirse con el fiscal de Gravedad Institucional Matías Edery y la fiscal de Flagrancia Andrea Vega, los ediles dijeron que confiaban en que la Justicia encuentre a los responsables y evitaron hablar sobre los posibles motivos hasta que termine la investigación.

“Creemos que por primera vez se corrió un límite en lo que hace a la institucionalidad del Concejo Municipal. Vamos a dejar que la Justicia actúe. Estamos a su disposición pero no nos corresponde hacer cualquier tipo de especulación”, agregó Roselló y señaló que seguirán trabajando con normalidad.

Cruzados

Entre los ediles nadie se arriesgó a atribuir los hechos, pero la versión de una continuidad en la saga de balaceras era la que tenía mayor consenso. En medio del desconcierto, la trama política de la previa a un año electoral se coló en el debate y aparecieron acusaciones cruzadas.

Desde el bloque de Cambiemos, Roy López Molina apuntó contra las autoridades municipales y provinciales y dijo que la balacera fue un mensaje de las bandas narcocriminales contra las instituciones de la ciudad.

“Es un hecho más de tantos que viven los vecinos en los barrios. Tiene que servir para poner de relieve la grave situación de inseguridad y de narcotráfico que hay en Rosario. Las respuestas son deficientes y lo peor que podemos hacer es naturalizarlo”, señaló el concejal del PRO, para quien el atentado no fue dirigido a los concejales ni tuvo vinculación con los temas tratados en la última sesión, como señalaba una de las especulaciones: “Hay una respuesta de los narcos que sienten libertad porque la Policía, la Justicia y la política no da una respuesta clara o contundente”.

Desde el bloque socialista, Horacio Ghirardi vinculó el ataque con sectores mafiosos que vieron afectados sus intereses. “Es una señal que existe una molestia y quieren mostrarse con un modus operandi. Nos vamos a mantener firmes. Estamos muy unidos entre todos los bloques del Concejo y en contacto con las autoridades y la Justicia”, dijo el edil y, contra las declaraciones de la oposición, señaló: “Rosario no es violenta. Es víctima de violentos y grupos mafiosos que vamos a erradicar”.

Para Norma López, del Frente para la Victoria, el ataque se dio en el marco de violencia que vive la ciudad. “Lo llamativo es que se corrió una línea más. No lo puedo asociar con un tema específico o a la última sesión. Quizás fue en el marco de la balacera generalizada que no es nueva, porque los vecinos en los barrios están habituados y es gravísimo”, opinó.

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