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Telas de distintos colores musicales

Por Daniela Barreiro.- Considerado uno de los grandes bateristas del rock nacional, Pomo Lorenzo, quien supo formar parte de Invisible y Spinetta Jade, llega a la ciudad con su agrupación para mostrar su segundo disco titulado “Binario” y repasar “Primario”, su debut solista.


“Voy a Rosario en el papel de artista: pedí una habitación con alfombras negras, flores, aguas saborizadas, copié el writer de One Direction, así que vamos a ver qué pasa. Me van a traer coca cola sin gas, todo sugar free”, bromea Pomo Lorenzo, presentándose como la cara visible de la agrupación Pomo y El Don y en contraste con la modestia y simpatía con la que se dispone a una amena charla con El Ciudadano.

Pomo es uno de los grandes bateristas del rock nacional: supo formar parte sustancial de bandas como Invisible, Jade, Los Abuelos de la Nada y acompañar a artistas como Pappo, Pedro Aznar y Fito Páez, entre otros. En la actualidad integra junto con Pablo Suárez (bajo), Javier Viñas (guitarra) y Guillermo De Medio (teclados) Pomo y El Don, una agrupación de interesante y ecléctico repertorio que llega a la ciudad para presentarse esta noche, a partir de las 21.30, en el Teatro Auditorio de la Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza).

“Estoy muy contento de estar en esta instancia e ir a una ciudad tan querida como Rosario”, dijo y adelantó que esta noche, en el marco del ciclo Acordes de Mayo, van a repasar su primer disco Primario y presentar el recientemente editado Binario. “Además tenemos el honor de que participe el maestro Claudio Cardone, que va a estar invitado en dos o tres temas y va a exponer algo de su repertorio”, contó.

—Tras tu participación en diversas bandas emblemáticas del rock nacional, ¿a qué necesidad artística responde la formación de Pomo y El Don?

—A la necesidad de crear un repertorio propio. En 2004 empezamos a plasmar los primeros temas para redondear mi primer disco solista.

—¿Cómo es encarar una carrera solista desde la batería?

—No es fácil, sobre todo por el encierro que significa no contar con un instrumento armónico para desarrollar canciones. Pero podemos decir que el oficio se impone acompañado de la obsesión, trato de instalar un miniestudio en mi cabeza que va a analizando las ideas que me bajan por filosofía de vida y desarrollarlas como si estuviera trabajando para cualquier otro compositor. Compongo en vez de la cama al living, del corazón a la cabeza; el órgano procesador está en la azotea y tratamos de darle un poco de trabajo a la neurona a ver si se despierta para cumplir con todo el circuito.

—¿Cómo se imprime “Binario” en la carrera de esta formación?

—Es, hasta el momento, mi disco de mayor contenido. Primario, como su título lo indica, son los primeros palotes, es un disco que se grabó, se mezcló, se terminó y estuvo mucho tiempo en espera de ser editado. El caso de Binario es todo lo contrario: grabé las batas en 2008 y, a partir de ahí, entró en un largo proceso de posproducción, de cambiar las cosas que estaban grabadas y probar cosas nuevas. Al igual que la tapa, el disco recrea diferentes pinturas, telas con diferentes colores que vienen a representar los géneros que aborda: funk, reggae, baladas, rock de trío, canciones a cuarteto tipo Jade; esa es la pinacoteca que ofrece Binario.

—¿Qué características hacen de éste tu mejor disco solista?

—Reúne varias condiciones: el audio, el packaging, la banda mucho más afianzada, más descontrolada, más descarada que en Primario. Ese es un buen disco pero en yuxtaposición con Binario es más acotado, más arreglado.

—Esta agrupación de experiencias, ¿tiene algo del lugar que ocupaste en Invisible y Jade?

—Á Invisible lo desconecté en Vélez el día de las Bandas Eternas, porque un trío, una vez que la cabeza no está, se borra, se disipa la imagen. Está Jade, que es la continuación de ese repertorio de Luis (Alberto Spinetta) llevado a la extrema potencia por la cantidad de músicos que han pasado por ahí para plasmar 4 discos, uno distinto al otro. Quizás eso es lo que algún periodista se animó a decir sobre algunas canciones de Binario, que tienen un color a Jade que se lo imprime también el formato de ser un cuarteto con una voz. Digamos que, más allá de alguna banda en especial de las que he participado, a la hora de pensar mi trabajo actual no puedo dejar de pensar en ninguna de las cosas que hice, y al mismo tiempo, sin pensarlo, esas cosas me salen solas. Van desde Los Abuelos de la Nada hasta el trío con Pappo, los discos con Luis, las cosas que hemos hecho con (Fito) Páez o con Pedro Aznar.

—¿Cuáles son las principales diferencias y similitudes entre el rock en la época en que diste tus primeros pasos y el actual?

—Los obstáculos; en aquel momento nadie nos quería grabar, en este momento luchamos contra el MP3 para poder editar un disco físico o, de alguna manera, encontrar un espacio que siga respetando los cánones y el origen de este género. Creo que la diferencia es que allá atrás estaba todo por hacer y aquí está todo hecho y eso quizá se resuma en que MusiMundo venda heladeras, por lo que se tendría que llamar HeladeraMundo. Eso es lo que te deja acorralado y al mismo tiempo libre de que seas dueño de tu propia producción y que edites los discos en las condiciones que deben ser editados. Es un gran contraste para mí; nosotros sufrimos mucho hasta que el rock fue un negocio, del 60 al 80 era remar todo el tiempo.

—¿Sentís que ahora fue absorbido por la parte más comercial?

—Sí, ahora más que nunca. Ha cambiado también el ramo de las producciones que le dan muchísima cabida a los productos foráneos, megafestivales que sacan a un flaco del geriátrico y lo ponen ahí porque fue el guitarrista de no sé quién hace no sé cuantos años o One Direction. Son, más que un show business, un business show. Uno de lo único que conoce es de entregar un disco físico que tenga un espacio de arte que lo rodee, que siga avalando el origen de este género que se ha extendido por toda Latinoamérica.

—¿Qué bateristas de la actualidad te gustan?

—Sergio Verdinelli (Fito Páez, Illya Kuryaki y Spinetta), Gabriel Pedernera (Eruca Sativa), Julián Semprini (Pedro Aznar).

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