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Muchos candidatos pero pocos partidos para 2015

Mauricio Macri es uno de los varios que ya se lanzó en la carrera hacia la Rosada, pero carece de estructura nacional.

El domingo electoral dejó sobre la mesa, además de un tembladeral en el PJ, cuatro candidaturas presidenciales lanzadas y al menos otras dos en maduración.

En esta vuelta presidencial que se inició, temprano y con ruido peronista, que por ahora no deja escuchar lo que sucede en otros partidos como suele suceder en la política local, a diferencia de otros turnos parecen abundar candidatos, pero no sobran partidos políticos.

Mauricio Macri ratificó su proyecto presidencial para 2015. La confirmación, que se escuchó inclusive antes del domingo en bocas del PRO, fue usada el lunes por Sergio Massa para castigar al jefe porteño en medio de la puesta para anunciar el divorcio político de ambos.

El macrismo festejaba, tanto como el triunfo porteño que le aportó por primera vez senadores nacionales por su propio distrito (otra de las curiosidades de este año), el haber podido ratificar alguna base fuera de la Capital Federal. Santa Fe es la más conocida, pero a ese logro se sumó un diputado en Córdoba, la banca de Alfredo De Angeli en Entre Ríos en acuerdo con el PJ disidente, el municipio de Vicente López que comanda Jorge Macri y una enorme incertidumbre sobre el destino que tomará Gustavo Posse después del trato que le están dando en San Isidro los familiares de Massa.

Son todos pasos importantes pero no suficientes para armar una candidatura presidencial. La decisión de Macri en 2011 de no competir con Cristina de Kirchner en la presidencial y quedarse otro período en la ciudad ya había estado precedida de este mismo problema: el PRO no termina de armar una estructura nacional, eje básico para lanzarse a la carrera presidencial.

Dos años después de esa decisión el PRO aún no tiene partido con estructura nacional como sí lo tienen el peronismo y la UCR.

A Macri normalmente suelen explicarle esa necesidad en su intimidad: una cosa son los votos y otra tener la estructura.

El macrismo nació alimentado de la centroderecha, peronistas disidentes y radicales desencantados. Es el mismo público que Macri deberá salir a buscar por el país. El jefe porteño lo sabe y hasta lo dijo públicamente: “Vamos a empezar a viajar…”. No hablaba de vacaciones, sino de intentar que el resto de la Argentina lo siga.

Massa rechazó el lunes hablar de la presidencial. Esa definición de manual, que Macri evita porque ya lanzó hace dos años sus intenciones presidenciales, lo deja listo para un camino que deberá llevarlo a visitar el resto del país para armar la elección.

El Frente Renovador existe en Buenos Aires, tiene algunos baldosones de simpatías en el interior, pero mientras Massa se afirma en una liga de intendentes que claramente puede crecer en todo el país, el peronismo de los gobernadores, el único que existió detrás de la presidencia de Carlos Menem, el que aceptó en la Rosada a Eduardo Duhalde y el que compró su tesis de que lo mejor en 2003 era traerlo a Néstor Kirchner del sur antes que correr el riesgo de otra aventura menemista, aún no decidió cambios.

Y, de hecho, todo ese universo parece girar hoy alrededor de Daniel Scioli en su rol de armador que se puso la campaña al hombro y cubrió todos los baches políticos que dejó la ausencia de Cristina de Kirchner frente a la elección. El domingo hasta tuvo que soportar que el kirchnerismo le paseara por el escenario del hotel NH Tango al ganador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, otro candidato de alternativa.

Julio Cobos tuvo el triunfo que venía anunciando en Mendoza: más del 47 por ciento. Su decisión de competir en la presidencial es un hecho y sabe que hay otro mendocino, Ernesto Sanz, que gusta a la conducción nacional del partido también como candidato y está dispuesto a lanzarse. Pero aunque, a diferencia de Macri y de Massa, Cobos tiene en la UCR un partido nacional de plataforma, no está solo: además de Sanz vienen detrás otros lanzamientos en expectativa. El radicalismo sabe que será difícil ir a una presidencial en soledad. No existe dirigente partidario que no reconozca la necesidad de ir a un acuerdo, algo parecido, quizás, a lo que la fuerza Unen terminó siendo en la Capital Federal.

Para andar ese camino el radicalismo aportará resultados como el del Jujuy, histórico, donde Gerardo Morales capitaneó una campaña dura contra Milagro Sala y el PJ enfrente, que terminó con el triunfo del partido. Además de Mendoza en La Rioja, Córdoba y, en sociedad, Santa Fe, la performance superó lo esperado. Todo ese capital deberá negociarse, si hay intención de armar otra Paso que sume, con la pretensión de Elisa Carrió que ya dijo estar dispuesta a volver a competir por una presidencial siempre que se arme una interna entre todos. Y Hermes Binner, otro de los ganadores del domingo que tampoco tiene partido que lo lleve a una presidencial pero sí intenciones de competir o, al menos, apoyar un candidato propio.

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