Cristian Aquino era un militante social de 37 años. Fue asesinado hace una semana en barrio Corrientes, conocido como villa La Lata, en un crimen que sembró dudas y alertas entre sus compañeros desde un principio. No sólo porque en la última década había participado de forma activa en resonantes conflictos sindicales de la ciudad, sino porque en muchos de ellos había sufrido amenazas. Por eso, un abanico de organizaciones territoriales y políticas convocó para hoy una movilización que partirá a las nueve de Tribunales hasta la sede de Gobernación provincial, para exigir el esclarecimiento de su muerte.
Cristian se había formado como militante en el conflicto del Lavadero Virasoro, hace diez años, luego de su despido junto al de medio centenar de compañeros. Fue una lucha de trabajadores emblemática en la ciudad que duró medio año, y terminó en una cooperativa de la que también formó parte. Desde entonces, en la última década participó en forma activa en diferentes reclamos sociales de la ciudad, en especial reclamos por viviendas dignas. El más sonoro fue el de Ituzaingó 60 bis, que surgió con la orden de desalojo en un predio ubicado en barrio República de la Sexta, a pocas cuadras de la ciudad universitaria.
Ese reclamo contó con numerosas movilizaciones y piquetes, uno de ellos con una brutal represión policial y causas penales contra militantes, pero alcanzó una resolución favorable para los vecinos, que consiguieron viviendas en la zona sudoeste de la ciudad. También acompañó el reclamo de viviendas de Fuerte Apache, en el extremo sur de Rosario, y el año pasado había acompañado el prolongado piquete que mantuvieron en el microcentro de la ciudad vecinos de Roullión y Doctor Riva en reclamo de viviendas, que también tuvo un final con detenciones policiales y causas penales.
Aquino también estuvo en la formación de la ONG Manos a la Obra, en defensa de los derechos de los obreros de la construcción, y acompañó durante la última década decenas de reclamos por despidos de trabajadores, además de participar de asambleas territoriales en zonas periféricas de la ciudad.
En La Lata lo conocían como Coco. Había nacido y vivido casi toda su vida en ese barrio, hasta hace dos años, que se mudó con Gladis, su actual pareja que cursa un embarazo de ocho meses y medio, a la vecina localidad de Villa Gobernador Gálvez. Pero iba casi a diario a su barrio natal a visitar a dos hijos de su primer matrimonio, de 13 y 15 años. Fue en esas circunstancias que la madrugada del jueves recibió dos tiros por la espalda en Gaboto al 1500, que terminaron con su vida en pocos minutos.
Por ese hecho, que investiga el fiscal Florentino Malaponte, la Policía detuvo a dos vecinos: Luciano P., de 16 años, quien quedó a disposición de la Justicia de Menores, y Flavio L., de 19 y apodado Pela, quien fue imputado de homicidio y quedó detenido con prisión preventiva sin plazo.
Marcha
“Basta de muertes violentas que se cobran la vida de personas de los sectores del pueblo más humildes y postergados, y en especial la de militantes sociales y políticos, crímenes en los cuales nunca aparecen los responsables intelectuales ni los móviles políticos”, reza un comunicado que cuenta con la adhesión de unas doscientas organizaciones sociales y políticas de todo el país. La convocatoria es a partir de las nueve de hoy frente a Tribunales provinciales, en Balcarce y Pellegrini, desde donde marcharán hasta la sede de Gobernación provincial, en Santa Fe y Dorrego.
Dudas
El comunicado pone en duda las circunstancias de su muerte y reclama que se investigue a fondo. Cristian fue asesinado en el barrio donde nació, se crió y vivió casi toda su vida, donde “era conocido, respetado y querido por todos los vecinos. No tenía broncas ni enemistades con nadie, no formaba parte de ninguna banda, no tenía actividad delictiva de ningún tipo, tan sólo era un irreverente militante social por las causas justas para los de abajo, que se enfrentaba al poder político y empresarial, siempre con mucha fuerza y decisión”.
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