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Reflexiones

Macri: la microcampaña y el fan PRO de Aníbal

“Ojalá gane Aníbal, para nosotros sería ideal”.


“Ojalá gane Aníbal, para nosotros sería ideal”. El operador del PRO habla de las piezas propias en el tablero imaginario de la elección y fantasea, como un demiurgo, con también poder controlar los movimientos de su rival: el dispositivo K. En esa simulación, el macrista se convierte en fan de Aníbal Fernández, el jefe de Gabinete cristinista y uno de los candidatos a la gobernación del FpV, a quien sueña ver ganador en las primarias bonaerenses K del 9 de agosto.

A la táctica y destreza propia, el operador PRO agrega tropiezos ajenos que presume funcionales a sus planes. Según los números que leen en Bolívar 1, no es matemáticamente irrelevante que en la boleta del FpV figure Aníbal Fernández o Julián Domínguez. Los números que mira Mauricio Macri, quien toma como referencia los informes de una consultora privada y en simultáneo los de un equipo que coordina el dueto Marcos Peña y Jaime Durán Barba, la presencia del quilmeño tira hacia abajo la intención de voto de Daniel Scioli, dato –de laboratorio– que también aparece en algunos estudios que consumen en el planeta K.

Macri fijó una hoja de ruta hasta las primarias del 9 de agosto que, al margen de mirar o desear errores K, sigue un esquema meticulosamente estudiado y medido: el candidato del PRO revalidó un invento de Peña, su jefe de campaña, para profundizar el método de la microcampaña que desplegó en los últimos meses.

Se trata, como contó hace tiempo este diario, de visitas a casas particulares surgidas de invitaciones masivas que Macri hace a través de Facebook. Se envían mensajes a las cuentas registradas en una determinada ciudad y de las respuestas se selecciona una casa a la que luego va el candidato. Historias de vida rescatadas en ese tipo de encuentros serán reflejadas en los spot de Macri que comenzarán a circular el 20 de julio en radio y TV y que, quizá, roten antes en las redes sociales.

La “microcampaña” es, dicen en el PRO, una campaña silenciosa e imperceptible para
la difusión clásica. Luego del desembarco de Macri en un territorio puntual –el macrismo tiene un ranking de las 100 ciudades del país que concentran el 75 por ciento del padrón electoral–, luego se difunde, filtro mediante, el video del encuentro y la charla únicamente entre los usuarios de Facebook de ese zona.

El efecto cercanía

Las bajadas –preacordadas para evitar sorpresas y malos tragos– a casas de familia, donde Macri almuerza o toma mate y que se estiran con charlas, oficiaron como una especie de focus group individual y directo para Macri. En esas visitas, sobre todo en el conurbano bonaerense, el candidato del PRO detectó lo que entiende una paradoja: existe un deseo de cambio, pero aparece combinado con un temor a ese cambio. Un campañólogo del PRO sintetizó esa ambigüedad en una frase: “Hay resignación, y Mauricio tiene que imponerse a esa idea de resignación”.

Los miedos

Un megaestudio presencial, cuyo informe circuló en el PRO la semana pasada, pone el eje en ese punto: el kirchnerismo imprimió negativamente sobre Macri el rasgo de proponer un cambio peligroso que puede traer aparejados riesgos: de eliminar los planes sociales a privatizar los colegios. Los operadores del macrismo buscan el formato para vender la idea un cambio positivo, que no implique pérdidas y garantiza que “no se le sacará nada a nadie”.

El slogan de Macri y del PRO es, por esa razón, “Podemos vivir mejor”. No es una novedad la cuestión semántica: de hecho, meses atrás el macrismo prefería el sello “Juntos” como marca electoral, pero luego mutó a “Cambiemos” que dispara la tensión sobre el cambio.

Planes sociales

Además del slogan “Podemos vivir mejor”, Macri y sus candidatos –la vice Gabriela Michetti y María Eugenia Vidal, postulante a la gobernación en la provincia de Buenos Aires– buscarán aportar certezas sobre la continuidad de las políticas sociales, con la Asignación Universal por Hijo (AUH), como plan emblema.

“El gobierno dice que vamos a sacar la AUH y privatizar los colegios, y nosotros tenemos que luchar contra ese miedo” sintetizan en el equipo de campaña del PRO.

Demorado por el balotaje porteño, Macri revisó la semana pasada dos sondeos que confirman la polarización con Daniel Scioli y a la vez plantean un escenario de paridad: una encuesta lo pone unos puntos abajo; otra, la propia, si se suman los votos de Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió lo dan arriba por dos puntos de Scioli. Con esos datos dulces, el porteño encarará los casi 30 días que le quedan de campaña.

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