El Hincha

Panorama auriazul

La zurda de Ignacio Malcorra iluminó el camino de Central hasta Santiago del Estero

Ese golazo de tiro libre para ganarle el Clásico a Newell’s sobre la hora en el Gigante fue el punto de despegue para el equipo de Miguel Ángel Russo, que a partir de ahí no volvió a perder y este sábado disputará la finalísima de la Copa de la Liga ante Platense


Rosario Central está a un pasito de hacer historia. El sábado a las 21 se medirá con Platense por la finalísima de la Copa de la Liga con la ilusión de conquistar un título que al club se le viene negando hace muchos años. Y a la hora de analizar el camino recorrido que lo llevó hasta el gran choque de este fin de semana en el estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero ante el Calamar, es imposible no señalar la victoria en el Clásico ante Newell’s como el gran motor que lo catapultó hasta donde está ahora: a las puertas de sumar una nueva estrella a su escudo.

Es que antes de ese duelo interzonal era imposible y hasta ilógico pensar en el presente que atraviesa hoy el equipo de Miguel Ángel Russo, el gran artífice de un canalla que fue de menos a más a partir de ese zurdazo impecable de Ignacio Malcorra que dejó sin chances a Lucas Hoyos en el derby de la ciudad.

Un goleador de Premier League

La venta récord de Alejo Veliz al fútbol inglés dejó unos números excelentes en lo económico pero imposibles de reemplazar en el plano futbolístico, aunque la realidad es que la merma en el rendimiento colectivo que sufrió el elenco auriazul ya venía desde el tramo final de la Liga Profesional, en la cual ganó apenas uno de los últimos ocho que disputó (2-0 ante Central Córdoba en Arroyito) ya que después cosechó seis empates y un traspié por la mínima en cancha de San Lorenzo.

Encima el segundo semestre del año arrancó con una inesperada eliminación en 16avos de final de la Copa Argentina a manos del humilde Chaco For Ever, que con muy poco le ganó 1-0 en el estadio Mario Alberto Kempes, justamente el mismo escenario donde este último sábado el Canalla superó a River con una gran actuación de Fatura Broun en los penales.

Con Veliz ya incorporado al Tottenham y sin la chance de sumar un delantero de jerarquía para encarar la Copa de la Liga, a Russo no le quedó más opción que apostar por Octavio Bianchi, quien había llegado al club a principios de temporada luego de embocarla seguido con All Boys en la Primera Nacional.

Un arranque irregular

Con Malcorra muy al límite físicamente y sin el olfato goleador de un futbolista de la talla de Alejo Veliz se le hizo todo muy difícil a Central, al que le costaba horrores generar peligro. Por eso quizá no sorprendió tanto el pálido empate sin goles ante Atlético Tucumán en el Gigante del debut ni el duro 0-3 que le propinó Banfield la fecha siguiente en el Florencio Sola.

Y si bien el triunfo 2-0 en Arroyito sobre Talleres -hasta entonces el mejor equipo del año junto al campeón River- trajo un poco de tranquilidad, la derrota con Colón en Santa Fe (1-2) arrojó nuevamente un montón de dudas sobre el funcionamiento colectivo del Canalla, que después rescató con lo justo un empate 1-1 con Independiente de local y volvió a perder de visitante, esta vez con Gimnasia en el Bosque (también 1-2).

Russo no encontraba esquema ni a muchos de los intérpretes. El DT cambiaba sobre la marcha entre lesionados, sancionados y futbolistas en muy bajo nivel. De jugar con tres zagueros a la línea de cuatro o del doble cinco tradicional con tres volantes más adelantados, lo cierto es que Miguel probó de todo con pocos resultados. Muchas piezas no encajaban.

Así, con muchos más interrogantes que certezas, fue como Central arribó al partido que podría (y vaya que lo hizo) cambiarlo todo: el Clásico con Newell’s Old Boys.

Un tiro libre que lo cambió todo

Con Malcorra en el banco y Facundo Mallo recuperado en tiempo récord de una lesión, ese sábado 30 de septiembre por la 7ª fecha de la Copa de la Liga Russo sentó las bases del equipo que perdura hasta hoy: Broun en el arco; Damián Martínez en el lateral derecho, el uruguayo Mallo y Carlos Quintana en la zaga más Alan Rodríguez en la banda izquierda (en los playoff perdió su puesto con Sández; Kevin Ortíz y Agustín Toledo en la contención; Campaz más adelantado por izquierda, O’Connor por derecha y Lovera en la conducción (el puesto que siempre ocupó Nacho) más Tobías Cervera como punta de lanza (desde su lesión viene jugando Martínez Dupuy con buenos números).

Es sabido que los Clásicos no se juegan, se ganan. Y Central lo hizo, sin brillar ni dominar, fue más que la Lepra y se lo llevó con un golazo sobre la hora de Malcorra, quien desgarrado y todo la colgó en el ángulo. De ahí en más no paró de sumar el Canalla, que metió cuatro triunfos (3-1 sobre River con baile incluido) y tres empates en la recta final del torneo, se clasificó derecho a fase de grupos de la Libertadores y se metió entre los ocho mejores de la Copa de la Liga con un Jaminton Campaz decisivo más un voluntarioso equipo atrás que lo acompaña.

Y pensar que antes de ese Clásico muchos firmaban terminar la temporada en zona de Sudamericana. La zurda mágica de Nacho Malcorra iluminó el camino y hoy Rosario Central está a las puertas del título, uno que si llega a darse este sábado en tierras santiagueños, todos dirán que comenzó a gestarse en el Gigante de Arroyito tras esa victoria agónica ante el rival de toda la vida.

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