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Sociedad

Hannah Arendt: la mujer que pensaba contra viento y marea

Sus trabajos críticos sobre los totalitarismos y la perspectiva de la inclusión del Otro aún tienen actualidad.


Hannah Arendt está considerada una de las filósofas políticas más importantes del siglo XX, aunque este apelativo no le agradaba porque se sentía más bien una teórica política.

Poseedora de una sólida formación intelectual, sus análisis son agudos, además la firmeza de sus convicciones se expresa con claridad en sus investigaciones acerca de cuestiones como los  orígenes del totalitarismo o lo que ella misma denominó banalización del mal.

Mujer protagonista y testigo directa de acontecimientos como el ascenso del nazismo alemán, el stalinismo ruso y atrocidades como las matanzas y el genocidio perpetrados durante la dos guerras mundiales y horrores como el lanzamiento por parte del Estado norteamericano de dos bombas atómicas.

Señala Cristina Sánchez Muñoz respecto de Hannah Arendt: “Para ella, el pensar como actividad tiene que partir  necesariamente de las experiencias, pues estas son  las que constituyen el objeto del pensar. Se distancia, en este sentido, de autores que reflexionan acerca de lo intangible o acerca de esencias universales desligadas de la experiencia de la pluralidad humana de habitar juntos la Tierra. Arendt se enfrentó a estas experiencias, escribió y debatió públicamente sus ideas e hizo también duras acusaciones y críticas, como tras la publicación de su libro “Eichmann en Jerusalén”. No rehuyó las situaciones comprometidas o difíciles, las polémicas o las críticas incómodas. Se alejó de los caminos habitualmente trillados a la hora de explicar los fenómenos políticos –como el totalitarismo o la revolución– y eso le procuró no poca incomprensión por parte de la intelectualidad del momento. Lo que desconcertaba a los lectores (y aún hoy los desconcierta) era que ejercía un pensamiento independiente, como ella misma afirmaba. La actividad del pensar es, en este sentido, una actividad que para Arendt se caracterizaba  por su libre  ejercicio, y no por buscar un punto final indiscutible”.

Vida y trayectoria intelectual

Johanna Arendt nació en la ciudad de Hannover (Alemania) el 14 de octubre de 1906. Sus padres provenían de la ciudad de Konisberg y pertenecían a familias de profesionales liberales partidarios de ideas de reforma social  alejadas de las posiciones de la tradición judía ortodoxa.

Se sentían identificados con las ideas del filósofo judío alemán Moses Mendelsohnn, exponente ideológico de la Ilustración del siglo XVIII.

En el año 1920, teniendo sólo catorce años, Hannah ya había leído la “Crítica de la razón pura” de Immanuel  Kant y la “Psicología de las concepciones del mundo” de Karl Jaspers. En 1923 tuvo que abandonar sus estudios por problemas disciplinarios, se trasladó entonces a Berlín, donde se dedicó a estudiar teología cristiana y estudió la obra de Søren Kierkegaard. En 1924 retornó a Königsberg  e ingresó en su universidad.

En 1924 comenzó sus estudios en la Universidad de Hesse y durante un año asistió a las clases de Filosofía de Martin Heidegger y de Nicolai Hartmann, y a las de teología protestante de Rudolf  Bultmann, además de estudiar el idioma griego.

Como apunta uno de sus biógrafos: “Trabajó, entre otras cosas, como periodista y maestra de escuela superior y publicó obras importantes sobre filosofía política. Sin embargo, rechazaba ser clasificada como filósofa y también se distanciaba del término filosofía política; prefería que sus publicaciones fueran clasificadas dentro de la teoría política. Arendt defendía un concepto de pluralismo en el ámbito político. Gracias al pluralismo, se generaría el potencial de una libertad e igualdad políticas entre las personas. Importante es la perspectiva de la inclusión del Otro. En acuerdos políticos, convenios y leyes deben trabajar a niveles prácticos personas adecuadas y dispuestas. Como fruto de estos pensamientos, Arendt se situaba de forma crítica frente a la democracia representativa y prefería un sistema de consejos o formas de democracia directa”. “A menudo continúa siendo estudiada como filósofa, en gran parte debido a sus discusiones críticas de filósofos como Sócrates, Platón, Aristóteles, Immanuel Kant, Martin Heidegger y Karl Jaspers, además de representantes importantes de la filosofía política moderna como Maquiavelo y Montesquieu. Precisamente gracias a su pensamiento independiente, la teoría del totalitarismo (Theorie der totalen Herrschaft), sus trabajos sobre filosofía existencial y su reivindicación de la discusión política libre tiene un papel central en los debates contemporáneos”.

Enfrentamiento al nazismo

Ya en el año 1933 Hannah Arendt  sostuvo la posición de luchar activamente contra el régimen nacionalsocialista de Hitler. Esta actitud contrastaba  con la de muchos intelectuales alemanes de la época, en parte incluso de los de origen judío, que querían llegar a convivir con el nacionalsocialismo, subestimando la dictadura e incluso alabando a los nuevos dueños del poder. En la entrevista con Gaus, Arendt expresó su desprecio por la «Gleichschaltung» («adaptación» al nuevo régimen) de la mayoría de los intelectuales. La cuestión generó el rechazo contundente de Arendt y no aceptaba el oportunismo de estos advenedizos.

Como señala un comentarista, de su posición contraria al nazismo surgió su polémica  con Leo Strauss, a quien criticó duramente su conservadurismo. También tomó distancia de Martin  Heidegger cuando éste y Benno von Wiese se acercaron al nazismo.

“La privación de derechos y persecución en Alemania de personas de origen judío a partir de 1933, así como su breve encarcelamiento ese mismo año, contribuyeron a que decidiera emigrar. El régimen nacionalsocialista le retiró la nacionalidad en 1937, por lo que fue apátrida hasta que consiguió la nacionalidad estadounidense en 1951”.

Obras

Entre las obras de Hannah Arendt pueden mencionarse: El concepto del amor en San Agustín: Ensayo de una interpretación filosófica. Tesis doctoral, dirigida por Karl Jaspers. (1929). Los orígenes del totalitarismo (1951). La condición humana (1958). Eichmann en Jerusalén (1961). Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión política (1961). Sobre la revolución (1963). Hombres en tiempos de oscuridad. (1968).

Hannah Arendt murió en Nueva York el 4 de diciembre de 1975 dejando un importante legado para continuar reflexionando sobre las problemáticas contemporáneas. Sostenía: “El hombre no puede ser libre si no sabe que está sujeto a la necesidad, porque las libertades  que ganó siempre fueron intentos de liberarse de las necesidades”. “No hay pensamientos peligrosos; el pensamiento es peligroso”.

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