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Hace 109 años nacía Rebe de Lubavitch

Hoy, viernes 11 de Nisán en el calendario hebreo, se cumplen 109 años del nacimiento del Rebe de Lubavitch.

Hoy, viernes 11 de Nisán en el calendario hebreo, se cumplen 109 años del nacimiento del Rebe de Lubavitch.

Hay quienes ven la grandeza del Rebe precisamente en la atención que supo brindar al hombre común. La monumental responsabilidad que cargaba sobre sus espaldas y la dirección de una empresa gigante internacional no le impidieron consagrarse por entero a la persona sufriente o al niño judío.

Para el Rebe no había contradicción alguna entre la dirección de emprendimientos globales, movilizar emisarios e instituciones en todo el mundo, dedicarse a los problemas existenciales del pueblo judío todo… y entregarse con alma y vida, de todo corazón, a las dificultades de un simple hombre, a la penas de una mujer, o siquiera a los conflictos de un niño. Este es un fenómeno incomprensible en términos humanos convencionales. ¿Cómo puede un hombre solo leer centenares de cartas al día y responder a decenas de ellas? ¿Cómo puede un ser de carne y hueso emitir de sí mismo tanto estímulo y consuelo, esperanza y fe? ¿Cómo puede un humano analizar en segundos situaciones complejas en áreas de la medicina, la vida familiar, la educación, el comercio, y dar una respuesta clara y acertada?

El rabino Natán Gouraie, emisario de Jabad en Buffalo, Nueva York, sostenía el teléfono, trastornado. “O me demuestras ya mismo que Dios existe, o me suicido”, le dijo la voz del otro lado de la línea. Se trataba de un joven estudiante al que el Gouraie conocía bien. El joven había caído recientemente en una profunda crisis depresiva, sumergiéndose en el mundo de la droga. Gouraie temía que de no satisfacer su exigencia, aquel cumpliera su amenaza. Se le ocurrió una idea. “Tú te encuentras en Nueva York”, dijo. “Acércate a 770 Eastern Parkway y extiende tus preguntas al Rebe”. Era en horas de la noche. El Rebe había concluido el trabajo en su oficina y se dirigía a casa. Al salir, el joven apareció delante de él e hizo su pregunta. El Rebe se detuvo y le respondió en detalle. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que le dijo el Rebe, pero es un hecho que sus palabras dieron en el blanco, llegando al alma del joven. Hoy, Eli Lasky, el joven desorientado de aquellos días, es uno de los miembros de la comunidad de Jabad en Buffalo.

Arie (Luba) Eliav reveló hace poco los detalles de un encuentro secreto que tuvo con el Rebe hace treinta años. Por aquel entonces ocupaba el cargo de primer secretario de la embajada de Israel en Moscú, y mantenía contacto con decenas de activistas clandestinos que trabajaban bajo las directivas del Rebe a lo ancho de la ex Unión Soviética. Así describió las horas que pasó con el Rebe, desde las 11 de la noche hasta las 6 de la mañana: “El Rebe me guió en un viaje por el mapa de la Unión Soviética, a lo ancho y a lo largo. Con su singular estilo, sin revelar detalles que quizás yo no supiera o no debería saber, me manejó todo el tiempo de modo que contara cada vez más. Me guió en mis palabras, y así me llevó a hablar de cierto bedel sinagogal en determinada aldea, el zapatero de tal ciudad, el cuidador de la sinagoga de esta ciudad y el judío de barba roja de tal otra. Sentí que el hombre cargaba sobre sus espaldas toda la responsabilidad del resguardo de las brasas del judaísmo detrás de la Cortina de Hierro”. Hay quienes ven precisamente en este aspecto la más profunda expresión de su ser como un genuino líder de Israel.

“No hubo como él”, señaló el rabino Israel Meír Lau: “El mundo judío no tuvo en el último siglo otro líder que inscribiera semejantes páginas de oro en la historia de nuestro pueblo, en su éxito en el impedimento de la asimilación y la preservación de la llama del judaísmo en los parajes más remotos y bajo las condiciones más adversas. Gran parte del judaísmo de lo que otrora fue la Unión Soviética, Sudáfrica, Australia y los Estados Unidos, le debe su existencia misma como pueblo judío a este gigante”.

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