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Fisherton Industrial

Fue a trabajar y lo mataron de un balazo en la cabeza

Tenía 41 años y cuidaba por segunda noche una obra en construcción. Lo ejecutaron y no le robaron.


El martes era la segunda noche de trabajo de Walter como sereno. A la tardecita, el hombre de 41 años nacido en el Chaco y criado en Rosario tomó unos mates con rosquitas con su mujer y salió en bicicleta de su casa de Ludueña Sur. Entraba a las 19 y le esperaban 12 horas cuidando una obra en construcción ubicada en pasaje Aymará al 6800 (Juan José Paso a la misma altura), en Fisherton Industrial. Pero durante la madrugada murió de un disparo en el cráneo. A los familiares les llama la atención el lugar que custodiaba: no era seguro y el mes pasado pasaron por allí cinco serenos distintos.

El hombre asesinado se llamaba Walter Gustavo Sosa y había nacido en el Chaco.

Cuando tenía 11 años junto a sus padres y sus nueve hermanos vino a vivir a Rosario y la familia se instaló en la zona de Cafayate y Olivé. Desde hace 12 años estaba en pareja con Lorena, con la que tenía a Sofía, una nena de 5 años. Vivían en una casa frente a una canchita de fútbol en Ludueña Sur, en la zona de Navarro al 5600.

Además, tenía otros cinco hijos de otra relación. La pareja iba con frecuencia a una iglesia evangelista de la zona y el año pasado se fueron a Carlos Paz durante cuatro días con un grupo de este templo. El viaje fue el primero que hicieron juntos y para Lorena fue una luna de miel.

Walter trabajó durante cinco años en una empresa de seguridad privada, al mismo tiempo que se desempeñaba como albañil. Según su cuñada, era un gran trabajador y había épocas en las que apenas dormía porque tenía varios empleos. Hasta hace unas semanas, construía piletas en Funes, pero debido a una interrupción temporal de ese trabajo, a través de su cuñado tomó el puesto de sereno en la obra de pasaje Aymará por un par de semanas. Walter le contó a su mujer que el lugar no era seguro: de hecho prefería ir en bicicleta por miedo a que le robaran la moto ya que ni siquiera había luz afuera. Incluso, la noche del martes alguien de la empresa le dijo que no tenía llave para abrirle y que tenía que saltar un tapial.

Ayer por la mañana, un grupo de obreros llegó a la obra en construcción y se encontró con el cuerpo de Walter con un disparo en la parte superior del cráneo. El hombre estaba tendido en el piso y las versiones diferían en cuanto a si se encontraba sentado o acostado cuando fue asesinado. En la escena del homicidio la Policía secuestró un cartucho de escopeta calibre 12.

En las primeras horas de ayer, fuentes judiciales barajaban la tentativa de robo como principal hipótesis, aunque no se descartaban otros móviles para el crimen. Sin embargo, allegados a la víctima contaron a El Ciudadano que a Walter no le faltaba ninguna de sus pertenencias, incluso su bicicleta quedó en el lugar. Asimismo, sostuvieron que en la obra solía haber problemas en el turno nocturno y que el lugar era muy inseguro. En este sentido, los vecinos hablaron de un muchacho de 17 años que trabajó allí anteriormente y acostumbraba a ir armado.

El crimen es investigado por la Unidad Fiscal de Homicidios Dolosos, a cargo de Adrián Spelta, y la comisaría 17ª, con jurisdicción en la zona.

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