Enrique Estévez nació en un hogar donde la política marcaba el ritmo de sus vidas. Su padre Guillermo Estévez Boero y madre Inés Bertero fueron militantes y para él fue natural sumarse a la Juventud Socialista y después al Movimiento Nacional Reformista cuando estudiaba en la Facultad de Derecho de la UNR. Su carrera política siguió como concejal de Rosario, diputado nacional y hoy es precandidato a intendente por el frente Unidos para Cambiar Santa Fe. En diálogo con El Ciudadano cuestionó la ausencia del Estado en los barrios de la ciudad y la falta de planificación del gobierno provincial y local. Destacó la necesidad de convocar a todos los actores de la región para abrir el diálogo y establecer un proyecto para combatir el narcotráfico y “pacificar Rosario”.
—¿Cómo te encuentra este momento como precandidato a intendente?
—Como todos quienes vivimos en este país y en esta ciudad tenemos preocupación, pero también tenemos optimismo y entusiasmo porque sabemos que se pueden cambiar las cosas, que no es mágico, que no es sencillo, que no es algo de un día para el otro, que no depende de un voluntarismo, pero que podemos vivir en una realidad mejor. Para construir esa realidad mejor hay que empezar a hacer muchas cosas de manera diferente. En primer lugar, planificar en función de un objetivo. Hoy falta planificación a mediano plazo y una reacción acorde a la situación de violencia que estamos viviendo en Rosario. Frente a una situación de violencia extraordinaria no vemos una respuesta extraordinaria por parte de la Municipalidad, del gobierno de la provincia de Santa Fe y menos aún del gobierno nacional. Tenemos las herramientas en el Estado para abordar de manera rápida y urgente cada uno de estos temas y cada nivel del Estado con su responsabilidad.
El 80% de los homicidios en Rosario se da en 12 barrios de la ciudad. Ahí tienen que estar todas las herramientas públicas para colaborar en un plan que permita pacificar esos barrios que son los más violentos. Hablamos de transporte público, de las áreas de control de tránsito, de motos, de autos, de la salud pública, de higiene urbana, de la iluminación. Después tenemos que trabajar para que, por ejemplo, haya deserción escolar cero, para que haya programas como el Nueva Oportunidad o el Vuelvo a Estudiar, que abordaban a los sectores juveniles más vulnerables para darles una contención, herramientas y una expectativa de vida diferente. También necesitamos presencia policial y de fuerzas federales porque necesitamos, junto con las áreas de control de la Municipalidad, restablecer la noción de una autoridad que haga cumplir la ley y las normas básicas de convivencia. En Rosario se desintegró la presencia de una autoridad y vivimos en una ciudad sin reglas donde la regla imperante es la ley de la selva.
—¿Qué se puede hacer desde el municipio?
—Lo primero es cambiar la actitud, querer hacerse cargo de esto, no buscar excusas o justificaciones. La realidad ya la conocemos. Nos proponemos para gobernar no para comentar la realidad. Hay que tener un equipo que tenga experiencia y creer en los equipos. En soledad, relatando la realidad, no se modifican los problemas que vivimos. Un equipo de trabajo con experiencia, proyectos y planificación. Que gobierne desde la calle y que sea abierto, convocante, y pueda reunir toda la fuerza de la ciudad atrás de un solo y único objetivo que es pacificar Rosario. Se puede hacer fundamentalmente porque lo hicimos.
Hoy no estamos viviendo con libertad. No es libertad salir con miedo a la calle, cerrar un comercio o encerrarte en tu casa a las seis de la tarde, que tu hijo o tu hija salgan de tu casa y no sabés si vuelven, eso no es libertad. Es vivir con miedo. Necesitamos recuperar el espacio público para poder disfrutar de nuestra ciudad, que es la que amamos.
—¿Cómo llegamos a estos índices de violencia?
—Un Estado nacional ausente que no trabajó para fortalecer la Justicia federal que investiga y condena el narcotráfico y el lavado de dinero. Tenemos un gobierno nacional que no invirtió en proyectos de integración sociourbana. Tenemos 110 asentamientos irregulares y se trabaja en apenas ocho, varios de los cuales comenzaron con la gestión de Lifschitz y Fein. No se ha incrementado la intervención barrial. Tenemos un gobierno provincial que no tenía un plan de seguridad con un gobernador que no viene a trabajar a Rosario. No tenía un plan de gobierno y eso se ve porque cambiaron cuatro veces de ministro de Seguridad y varias veces de ministerio de Gobierno. Perotti, cuando asumió en diciembre de 2019, dio un mes de asueto. Paralizó el Estado durante un mes, después lo agarró en la pandemia y después la nada misma.
En el municipio faltan equipos y falta inversión presupuestaria. El intendente tomó la decisión de hacer un ajuste transversal en todas las herramientas que tenía el municipio y eso se ve en la calle y en el control. Los últimos móviles y tecnologías que se compraron para la Secretaría de Control lo hizo la intendenta Mónica Fein. Un problema como el narcotráfico, que es muy complejo y tiene muchas aristas, teniendo en cuenta la particularidad geográfica de Rosario y la desatención de todos sus gobiernos, hace que sea lógico que frente a la ausencia de autoridad, de reglas, y de gobiernos con un plan y equipos de trabajo todo lo malo avance.
—¿Qué opinás de quienes responsabilizan al socialismo del avance del narcotráfico?
—Nos hacemos cargo de nuestros gobiernos. Con aciertos, errores, avances y retrocesos podemos mostrar todo lo que se hizo. Se estigmatizó a Rosario por una cuestión política. Lo hizo el kirchnerismo sin hacerse cargo de que la responsabilidad de combatir al narcotráfico y el lavado de dinero, que son dos caras de una misma moneda, depende de la Justicia federal. Actualmente, la vicepresidenta de la Nación es la que bloquea la implementación del nuevo Código Procesal Penal nacional que es una herramienta muy importante para mejorar el funcionamiento de la Justicia federal, no sólo en infraestructura sino en una nueva dinámica que permita perseguir al narcotráfico.
En Santa Fe se hizo una reforma judicial que creó el Ministerio Público de la Acusación. Muchos cabecillas de las bandas están presos no por narcotráfico, sino por delitos juzgados por la Justicia provincial a los que después se le sumaron causas de narcotráfico. Se creó un Ministerio de Seguridad, se tomaron decisiones muy importantes con programas como el Plan Abre, que eran intervenciones urbanas pero también sociales, se innovó en materia de política sociales, se mejoró la educación, se iba a buscar a los chicos a la casa cuando no terminaban la escuela. Todo eso desapareció. Era lo que nos había permitido después de muchos años de trabajo, con avances y retrocesos pero con un rumbo, cerrar el año 2019 con una cifra menor de homicidios a la que vemos actualmente. El 2019 terminó con 160 homicidios y el año pasado terminamos con casi 290 homicidios. No es casualidad. Es el resultado de la improvisación, de esa idea que tiene la vieja y la mala política de discontinuar todo lo que hizo el gobierno anterior. El socialismo se hace cargo de sus gobiernos, con sus aciertos y con sus errores, pero podemos hacernos cargo y rendir cuentas de lo que hicimos. Había un rumbo, se hacían cosas, había un plan de seguridad en el cual podías opinar, con un programa, metas, objetivos y plazos. Hoy es la nada misma y así estamos.
—¿Cómo ves al socialismo en la actualidad y la conformación del frente Unidos para Cambiar Santa Fe?
—Veo al socialismo con capacidad para construir un futuro distinto. Hemos recibido muchos golpes, no sólo desde el punto de vista de resultados electorales, sino de pérdidas de dirigentes muy importantes como Hermes Binner o Miguel Lifschitz que tenían una referencia pública y una expectativa de gobiernos que hubieran permitido vivir en una realidad diferente. El socialismo siempre pensó y actuó en consecuencia de que los cambios no los puede hacer un partido político en soledad y que, por más que tengamos distintas miradas, tenemos la vocación de trabajar en conjunto porque los problemas que vive hoy nuestra sociedad son problemas estructurales graves y urgentes. El objetivo para el cual el socialismo trabajó junto a otros partidos para construir Unidos para Cambiar Santa Fe es proponer una alternativa electoral y de gobierno a Omar Perotti y al peronismo santafesino. En eso estamos trabajando y por eso tenemos una candidata a gobernadora como es Mónica Fein, una candidata a legisladora provincial como es Clara García y una propuesta para Rosario. Creemos que hacemos un aporte basado en nuestra experiencia, en el estudio de los problemas y, fundamentalmente, en una renovación de propuestas y de ideas.
—¿Cómo analizás la interna y qué opinás de los candidatos mediáticos?
—Bienvenidas sean todas las personas que se interesan por lo público, quieren tomar un mayor compromiso y ser protagonistas del debate y de la gestión pública. Tenemos que ser muy serios porque no se puede gobernar con improvisación ni con voluntarismo. Es una cuestión de método, de equipos de trabajo formados que estudian los temas, que tienen un contacto con la realidad en cada barrio, en cada sector y depende de una planificación. No existen recetas mágicas. Creo en la preparación, en la vocación, en el compromiso, en la experiencia y en el estudio. El Partido Socialista lo ofrece con Mónica Fein, Clara García, Pablo Seghezzo, Verónica Irizar y conmigo como intendente. Somos un equipo que tiene experiencia de gobiernos, como el Binner o el de Lifschitz en Rosario y Santa Fe. Tenemos el compromiso de seguir trabajando en esta dirección, pero lo importante es la planificación y el estudio de los temas.
—¿Creés que el descontento favoreció el surgimiento de discursos antipolíticos?
—Entiendo y comprendo que la gente esté enojada, pero la solución no es la antipolítica porque vivimos en una democracia que no puede quedar en la formalidad de votar cada dos años. Eso se hace con propuestas, con participación y con ideas. Es importante que la gente vaya a votar por el candidato o la candidata que refleje su mirada y expectativa, y que si no ve reflejada su mirada en ninguna candidatura exprese su disconformidad en un voto en blanco, pero que vaya a votar porque es la herramienta que tenemos para decir lo que pensamos y lo que sentimos. Después hay que hacer una valoración de los resultados electorales. Evidentemente hay un desencanto, pero esto no se resuelve mirando para un costado, sino mirando de frente al problema, encarándolo, tomando decisiones y acciones que tengan coherencia con nuestra preocupación.
—¿Qué es lo primero que harías si ganás las elecciones?
—Una gran convocatoria a todas las instituciones de la ciudad, desde el club del barrio más pobre hasta la Bolsa de Comercio. También convocaría al Concejo Municipal, a los legisladores nacionales y provinciales, y a la Justicia para que todos podamos tener un diagnóstico común de lo que está viviendo Rosario. Que todos tomemos el compromiso de lograr un único objetivo que es pacificar a Rosario. Yo como intendente quiero liderar ese proceso corriendo a un costado cualquier tipo de interés político. Necesitamos unirnos para lograr la fuerza que se necesita para enfrentar un flagelo, como es el del narcotráfico y la violencia, y estoy convencido de que Rosario lo puede lograr porque Rosario se va a salvar a sí misma. No podemos esperar que la respuesta mágicamente venga de afuera y para eso es muy importante la actitud que tenga el próximo intendente.
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