El Hincha

Fútbol Argentino

En la última, Quilmes le arrebató un empate a Newell’s

Droopy Gómez metió un golazo de tiro libre en el final y dejó a la Lepra masticando bronca, tras el 1-1 ante el amarrete equipo de Falcioni. El tanto rojinegro lo había anotado Scocco. Mirá los goles.


La impotencia a flor de piel. La bronca y la desazón por un triunfo que se le escapó en el último minuto. Hizo un enorme gasto e insistió hasta el final. Encontró la merecida ventaja, pero la alegría se le esfumó en apenas tres minutos con el tiro libre de Rodrigo Gómez. Newell’s mereció ganarle a un Quilmes que jugó a no jugar, pero no supo definirlo a tiempo y empató 1-1.

No alcanzó con la movilidad de Ignacio Scocco, con el empuje de Ezequiel Ponce, con la jerarquía de Maxi Rodríguez. Lo dominó de principio a fin, pero no supo traducir esa superioridad en el marcador. Tuvo chances claras y dilapidó muchos avances por no saber terminar la jugada.

Le perdonó la vida a un Quilmes que cortó el juego desde el primer minuto y que hizo tiempo en el final. Un equipo que se defendió y que encontró un premio excesivo en su único disparo al arco en el partido. El mérito fue de Droopy Gómez, que dejó sin respuesta a un Oscar Ustari que poco pudo hacer ante semejante remate y sin consuelo a todo el pueblo leproso.

Si hubiera estado más claro en el último pase, si Joel Carli no le hubiera sacado en la línea un gol cantado a Maxi Rodríguez, si Fabián Assmann no la hubiera encontrado luego de un cabezazo de Nacho Scocco, si la volea de la Fiera hubiera tenido mejor destino…

Quizás entonces la Lepra hubiera festejado un triunfo que tuvo en sus manos y que se le esfumó en un instante. Pero el destino lo engañó. Lo endulzó con la conquista de Scocco después de un buen pase entre líneas de Figueroa, el aguante de Ponce y la cesión a Nacho para el 1-0. Y le quitó la victoria de las manos cuando todo Newell’s preparaba el festejo después de un enorme esfuerzo y un predominio absoluto. Lo dejó embroncado hasta los huesos, lamentándose y lleno de impotencia.

Dos regresos para tener en cuenta

Más allá del interés lógico por el partido frente a Quilmes y la posibilidad de seguir trepando en la tabla de posiciones, el hincha de Newell’s aguardaba por un momento especial. Es que en el banco de suplentes estaban Diego Mateo y Ezequiel Ponce, quienes volvieron a estar a disposición después de un largo tiempo por distintas lesiones. Y anoche al menos uno de los dos pudo sumar algunos minutos de juego, lo que generó una alegría en todo el mundo leproso.

Para que Ponce volviera a jugar pasaron algo así como tres meses. El juvenil delantero había jugado la última fecha del torneo pasado ante Lanús después de una larga recuperación por una fractura por estrés en el quinto metatarsiano del pie derecho. El Tanque arrancó la pretemporada, pero a los pocos días sufrió un traumatismo en la zona en la que había sufrido la lesión y el cuerpo médico decidió pararlo hasta que se pusiera en condiciones. Y anoche, luego de 103 días, volvió a la competencia oficial.

Mateo fue el que más tiempo pasó fuera de competencia: 172 días desde aquel primer tiempo frente a Banfield, por la novena fecha del torneo pasado, cuando jugó desde el arranque y fue reemplazado a los 19 minutos de la primera parte. Luego la infección en el dedo mayor del pie derecho por la que estaba siendo infiltrado se volvió incontrolable, a punto tal que Mateo debió dejar de jugar por un tiempo y consultar a una buena cantidad de especialistas. Pomelo se perdió la pretemporada en Necochea y se quedó en Rosario. Cuando los estudios que le hicieron corroboraron que ya no había infección, comenzó a intensificar sus tareas de recuperación para ponerse cuanto antes a disposición de Américo Gallego. Y ayer, después de cinco meses y medio, volvió a estar en consideración.

Además, Federico Fattori fue otro de los que regresó a la acción ayer en el Parque tras su lesión en el tobilo en el partido inaugural de la temporada frente a Independiente.

Los goles del encuentro:

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