Un empleado informático de la UFI-Amia puso en duda la aptitud técnica de Diego Lagomarsino para resolver problemas de computación que se plantearan en la fiscalía especial que investiga el atentado contra la mutual judía.
Si bien el fiscal Alberto Nisman lo había presentado en 2007 diciendo: “Cualquier inconveniente que no pudiéramos resolver podíamos contar con él”, cuando se presentó ese escenario “por un inconveniente en el servidor del sistema Excálibur, no lo pudo solucionar”.
Germán Darío del Río, quien estaba a cargo del Departamento de Informática de la fiscalía y administraba los servidores y el entrecruzamiento telefónico Sistel, recordó que a Lagomarsino “lo trajo Nisman en el 2007. Lo presentó como una persona de su confianza que iba a trabajar para él”.
Lagomarsino concurría “muy poco” a la fiscalía y, de hecho, Del Río tenía asignadas tareas específicas del área informática: debía “recepcionar los cd’s que contenían las escuchas, los copiaba a los discos rígidos de las computadoras y se los devolvía para su almacenamiento y resguardo en caja fuerte”.
“Yo ni siquiera oía el contenido de las escuchas; de hecho tomé conocimiento de todo el día 14 de enero al imprimirse los resúmenes para ser entregados a la prensa”, refirió en la declaración ante la fiscal Viviana Fein.
Si bien Lagomarsino había sido presentado como una suerte de experto en informática a quien se podría acudir ante un problema que el propio personal de planta de la Procuración General de la Nación y la fiscalía no pudieran resolver, Del Río narró un episodio que pone en duda su capacidad.
“En el trascurso de 2009 fue requerida la asistencia de Lagomarsino por un inconveniente en el servidor del sistema Excalibur, pero no lo pudo solucionar”, describió el testigo.
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