Ciudad

Denuncian la desaparición de un mural en el San José

Por: Laura Hintze.- Militantes sociales acusan al colegio de tapar una obra que homenajea a los “caídos por la resistencia”.

Miembros del Colectivo de Ex Presos Políticos y Sobrevivientes de la dictadura denunciaron la desaparición del reconocido mural pintado en la fachada del colegio San José (España entre Jujuy y Salta) donde se recordaba a los caídos “por la resistencia” desde 1955 hasta diciembre de 2001. Así las cosas, piden que se les devuelva el espacio “para volver a poner de pie la obra” y acusaron a las autoridades del colegio de ningunearlos y de “ni siquiera abrir alguna instancia de diálogo”. La pintura tenía más de 400 nombres escritos, muchos puestos por miembros de ese colectivo y otros agregados por la propia ciudadanía, y era la pieza más importante de un trabajo que se lleva adelante desde 2006, “el de traer de vuelta a los compañeros caídos a través de las paredes”, según destacaron.

“Yo le dije al padre que no podíamos hacer esto”, fue lo que escucharon Mónica Garbuglia, miembro del colectivo, y sus compañeros cuando se acercaron a ver por qué tapaban el reconocido e histórico mural pintado en la pared del colegio San José. Los chicos encargados de pintar encima de los más de 400 nombres escritos desde marzo de 2007 por el Colectivo de Ex Presos Políticos y Sobrevivientes sólo se animaron a dejar, escondida en un rincón, una frase descubierta: “Arderá la memoria hasta que todo sea como lo soñamos”. Ahora, los impulsores de esta iniciativa piden al colegio que para el próximo 24 de marzo se les devuelva el espacio perdido. A pesar de los numerosos reclamos, no han recibido respuestas por parte de las autoridades de la institución.

En diciembre de 2011, y a través de amigos y compañeros, los miembros del Colectivo de Ex Presos Políticos y Sobrevivientes de la dictadura dieron cuenta de que habían borrado el mural más importante que habían realizado hasta el momento. “Nos acercamos al colegio, dimos nuestros nombres y apellidos, llevamos carpetas y CD’s que explicaban qué hacíamos y por qué, pero no vieron nada, sólo nos atendió un padre que dijo que era Orlando”, explicó Garbuglia.

Para el pasado 2 de marzo habían pactado una reunión con el nuevo director del colegio, Víctor Sánchez, aunque que tampoco llegó a concretarse. “Su manera de tratarnos es esa: queda en llamarnos y no lo hace. Queda en una reunión y hace llamar por alguien, explicando que no la puede concretar por distintas razones. Nosotros queremos hablar con ellos para poder pintar el mural en marzo”, explicó la militante.

El mural que estaba sobre la fachada del colegio San José se pintó por primera vez el 17 de marzo de 2007, parala Semanadela Memoria. Másde 400 nombres estaban escritos allí, nombres de todas las personas muertas en Rosario por su labor en favor de “la Resistencia”, desde 1955 hasta diciembre de 2001 y de cualquier organización político-partidaria. El espacio con que se contaba era de una cuadra de largo y en pleno centro (España entre Jujuy y Salta), lugar por donde cualquiera pasaba y lo veía, conocía y hasta repasaba incalculables veces.

El 16 de septiembre de 2007 se le agregó un mural por Robin Rosano, estudiante del Colegio y asesinado por la dictadura; y el 21 de marzo de 2009 se repintó por completo. “En esa jornada fuimos más de 140 personas pintando. Hasta tuvimos la visita de artistas como Fernando Traverso y Gustavo Germano”, recordó Garbuglia.

De aquel espacio ahora sólo queda una frase, escondida y probablemente no dejada al azar. “Arderá la memoria hasta que todo sea como lo soñamos”, perteneciente al poeta Paco Urondo. “Nosotros pudimos haber cometido un error al no preguntar la primera vez que pintamos, pero descontamos que no había que pedir permiso, ya que la institución tiene alumnos desaparecidos y un padre de la comunidad salesiana, y también por el espíritu amplio y progresista que tuvieron en la comunidad durante los70”, afirmó la mujer.

“Sin que nosotros lo supiéramos, agregaron otros nombres, que se nos habían escapado. Y obviamente no tuvimos problemas. Es un mural que es parte de la historia de Rosario, y que tiene un significado amplio. Había nombres de compañeros del ERP,la Juventud Guevaristay de Montoneros, dela JUPy radicales. De trabajadores sociales, como Pocho Lepratti”, remarcó la integrante del colectivo.

Así, y como tantos otros murales pintados por el colectivo, el del San José ayudó a desenlazar muchas otras historias. Se acercaron personas de todo el país sólo para ver el nombre de un hijo, hermano o amigo; y hasta fue filmado para diferentes documentales, nacionales e internacionales; fotografiado para libros y utilizado por alumnos de Comunicación Social para su tesis.

El Colectivo de Ex Presos Políticos y Sobrevivientes ya lleva 55 murales pintados en toda la ciudad. “El primer mural lo pintamos el 23 de septiembre de 2006, en la esquina deLa Pazy Corrientes. Fue por Julio Rossi y Ricardo Amarilla, dos chicos militantes dela UES. Laidea fue de Horacio Dalmonego, que en una reunión del colectivo, entre cena y recuerdos, propuso salir a pintar murales, no con las viejas consignas, pero sí por los compañeros que habían caído”, relató Garbuglia.

A partir de entonces, lo que se busca es “traer a los compañeros a la vida, devolverles su identidad política y poner la memoria en movimiento. Es un momento en que se unen muchas emociones, más aún cuando los familiares forman parte y pintan”, añadió.

Vistas las emociones que se ponen en juego, el colectivo busca que la jornada de pintura se torne agradable y el recuerdo de algo triste sea con alegría. Así, se le pide a la gente que se acerque con mates, facturas, se hacen hamburguesas o choripanes, va gente a cantar, a tocar sus instrumentos y también terminan formando parte de la actividad las propias personas del barrio: “A veces pasan con miradas intrigantes preguntando qué hacemos, quiénes somos. Cuando entienden de qué va la cosa, se quedan. Repartimos volantes, a veces volvemos a tocar timbres. Y así surgen los relatos de los vecinos, porque probablemente ese fue el hecho más importante por el que atravesó el barrio, y las vivencias de esas personas se guardaron con miedo y secreto absoluto durante muchos años hasta que al llegar al barrio y preguntarles lo pudieron narrar”.

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