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Carreros resisten ordenanza

Un grupo protestó frente al Palacio de los Leones por la prohibición de la tracción a sangre.


Casi ochenta familias de carreros se manifestaron ayer por la tarde frente a la sede de la Intendencia para exigir la suspensión de la ordenanza que prohíbe la tracción a sangre en la ciudad y dota con bicicletas a cada uno de estos trabajadores informales a fin de retirar los caballos de las calles. Al atardecer la protesta fue desactivada tras acordar una reunión, para el próximo lunes por la tarde, con el secretario de Gobierno municipal, Fernando Asegurado.

Con sus elementos de trabajo, contenedores de basura y vallas de la EPE como obstáculos para cerrar el tránsito por las cuatro arterias que rodean la plaza 25 de Mayo (Buenos Aires, Santa Fe, Laprida y Córdoba), los carreros se plantaron pasado el mediodía para reclamar la suspensión por cuatro años de la ordenanza que los obliga a desprenderse de sus caballos.

En cuestión de algunas horas el asfalto quedó minado de estiércol, presentando así un panorama que –según exaltaron– entra en sintonía con el trato ofrecido. “La ordenanza es una cagada” y “queremos trabajar para que nuestros hijos no terminen en un búnker”, rezaban algunos carteles atados frente al Palacio de los Leones.

“Nos quieren hacer cumplir algo que no nos resulta conveniente. Si hubieran empezado hace cuatro años el proceso de capacitación, hoy no habría tantos cirujas. El carrero es miseria. Cuando el pueblo está bien, el carrero no se ve: cumple las ocho horas, gana sus 300 pesos y se va a dormir tranquilo. Pero trabajamos entre 10 y 12 horas”, expresó Martín, sentado junto a su familia en tachos de pintura sobre la vereda.

El hombre de 43 años, encargado de conversar con las autoridades municipales, asegura sentirse “un descarte para la sociedad” ya que, más allá de tener conocimientos para desarrollar otras actividades, debe cuidar la única fuente de trabajo que le permite llenar la olla y enviar sus hijos a la escuela. “Pedimos que la suspendan cuatro años y nos dejen trabajar tranquilos. Durante ese tiempo, el municipio puede avanzar en la capacitación de la gente”, agregó.

“La bicicleta no sirve”

Daniel, el otro encargado de las negociaciones, quiere desarrollar su actividad con normalidad “hasta que la Municipalidad encuentre una alternativa viable” que reemplace al carro en todo sentido.

Martín fundamentó porqué la bicicleta no resulta igual de productiva que el carro: “Yo peso 100 kilos. En una bicicleta no cargo más de 50 kilos. Si el kilo de cartón vale 70 centavos, ¿cómo hago para darle de comer a mi familia con 40 pesos por día? El carro no es orgullo, ser carrero es lo más bajo que hay porque vivimos de la mugre. No es un trabajo digno pero a pesar de todo lo estamos defendiendo”.

Reunión pactada

Luego de horas de negociación, los carreros acordaron un encuentro para el próximo lunes a las 17 con el secretario Fernando Asegurado para intentar así acercar posturas.

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