La adjudicación de trabajos de preservación y recuperación del parque arqueológico Ruinas de Santa Fe la Vieja y de la vecina localidad de Cayastá, que el gobernador Antonio Bonfatti firmó en el predio donde se exhumaron los restos de la ciudad fundada en 1573 por Juan de Garay, permitirá asegurar el futuro del sitio y potenciar el atractivo turístico del lugar.
Las tareas, de una complejidad inédita en el marco de otras obras de protección realizadas precedentemente, demandarán una inversión de 87.351.480 pesos, aportados en un 72 por ciento por un préstamo del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Birf – Banco Mundial) y en el porcentaje restante, a modo de contrapartida, por el erario provincial.
El sitio
A poco de iniciada la segunda mitad del siglo XVII la población de la primitiva Santa Fe comenzó a trasladarse al actual asentamiento de la capital de la provincia, respetando el plano original y la asignación de las parcelas, debido entre otras causas al avance del río San Javier, que en sucesivos embates erosionó gran parte de la plaza Mayor y solares aledaños donde se erigían la iglesia Matriz, la de la Compañía de Jesús, la iglesia de San Roque y la casa del propio Juan de Garay.
“Esta obra es uno de los requisitos a cumplir en orden a lograr la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad del parque arqueológico Ruinas de Santa Fe la Vieja”, indicaron desde el Ministerio de Innovación y Cultura, una de las jurisdicciones que intervienen en el proyecto.
Los trabajos
El proyecto a ejecutar consiste en regular el caudal de ingreso al brazo Cayastá del río San Javier, con el objetivo de mitigar el proceso erosivo actual y mantener activo el brazo para todas las condiciones de niveles de aguas. También involucra la protección directa de la costa en el parque arqueológico y en un sector de la zona urbana, para lo cual se dragarán brazos alternativos del curso de agua.
En el área del parque arqueológico los trabajos de defensa consistirán en la ampliación transversal de la protección existente, de 728 metros de longitud, y en Cayastá se protegerán casi 400 metros de costa y se dotará a la ribera de equipamiento urbano para esparcimiento.
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