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Médicos relanzan alerta por inseguridad laboral

Por: Pablo Moscatello.- Lo dice la OMS, pero se replica en Rosario, según el gremio de los médicos.

Según datos que manejan enla Asociación Médicade Rosario (AMR), una cuarta parte de la violencia laboral se da en el sector salud.  Si bien en la ciudad no hay lugares donde este tipo de hechos queden registrados ni información estadística, en la organización hablan de un crecimiento “notable” en los últimos años. En un taller realizado hace tres meses, unos 60 profesionales de efectores públicos y privados, servicios de emergencia y ambulancias dijeron ser víctimas o testigos de alguna agresión en su ámbito laboral. En Rosario, el hospital donde se dan la mayor cantidad de hechos es el Roque Sáenz Peña, y los centros de atención primaria de barrio las Flores y Santa Lucia, según las estimaciones, los más complicados.

Así, con todas estas aproximaciones  preliminares y en este marco, el próximo jueves la institución que nuclea a los médicos de la ciudad realizará en sus instalaciones un acto para intentar poner el tema en la agenda mediática y política. La idea es que se hagan presentes en el lugar autoridades estatales y privadas. También buscarán poner en marcha una serie de iniciativas para establecer, en primer lugar, registros de situaciones conflictivas y así comenzar luego a capacitar, prevenir y evaluar cómo vayan evolucionando los hechos.

Documento e historias

En contacto con El Ciudadano, Dardo Dorato, secretario general dela Asociación Médicade Rosario, sostuvo que los hechos en los que los profesionales de la salud sufren abusos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con su trabajo,  es un tema que ya “se ha instalado definitivamente”. El profesional explicó que no existe actualmente un seguimiento “sistemático” y “científico” de la violencia en este ámbito, y que eso es lo que irá a buscar. “Hay una sensación térmica pero nada serio”, explicó.

Ante este panorama, en el mes de junio se realizó en los salones de la institución  un taller para analizar la problemática. En concreto, participaron más de 60 profesionales que se desempeñan en efectores públicos, privados y servicios de emergencias y ambulancias. Hasta allí llegaron médicos de distintos centros de salud, de los hospitales de Emergencias Clemente Álvarez  (Heca), Roque Sáenz Peña, Policlínico San Martín, Eva Perón y Agudo Ávila. También estuvo personal del Sistema Integrado de Emergencias Sanitaria (Sies), del Pami, de los sanatorios privados Delta y el Hospital Español, entre otros.

Allí, las conclusiones fueron lapidarias; todos los presentes dijeron ser víctimas o testigos de alguna agresión en su ámbito diario de trabajo. En tanto, de acuerdo a información que entregan enla Asociación Médica, uno de cada cuatro hechos de violencia laboral se da en el sector de la salud.  En rigor, el número tiene como fuente original datos dela Organización Mundialdela Salud. Segúnlos profesionales locales, en Rosario esa tendencia se reitera.

En el documento que quedó elaborado tras dicho taller, al que tuvo acceso El Ciudadano, además de la situación de violencia, destacan la “carga horaria excesiva” a consecuencia de la “mala remuneración” y un hecho frecuente en la profesión: “las guardias de 24 o 48 horas”. En tanto, y en relación al ámbito geográfico, los “centros periféricos” son los que cuentan con la mayor cantidad de episodios virulentos. En el informe se mencionan como conflictivas, además, las llamadas “zonas rojas”, “seccionales conocidas como ámbitos de venta de drogas”, “zonas vulnerables”, de “difícil” acceso de ambulancias y atención domiciliaria.

Finalmente, los médicos también remarcaron (en torno especialmente a los efectores públicos) la falta de una buena “infraestructura edilicia”, la existencia de “lugares muy abiertos a la circulación de la gente”, “consultorios pequeños” sin “salida optativa” y los “inadecuados” e “insuficientes” espacios de descanso para el personal.

Lo que se viene y la realidad

Según Dorato, con el registro lo que buscan establecer es un mapa de la violencia en Rosario. “Nos plateamos hacerlo por internet con el acceso a cualquier médico. La idea es mostrar quién fue agredido, en qué lugar, si eso fue verbal o físico, si se tomaron acciones, si las mismas fueron eficaces o no, si el profesional tuvo asistencia legal o medica. Y también queremos que se creen talleres en cada lugar para abordar la problemática”, sostuvo luego el dirigente.

Dorato explicó que los servicios de guardias, terapia intensiva, ambulancias y emergencias son los que corren a diario con más riesgos y están en jaque permanentemente. Al respecto, también recordó que hay barrios “donde ya no se entra sin policía”, aunque agregó que en los talleres algunos profesionales ya comenzaron a plantear la posibilidad de entrar en algunas situaciones sin esa compañía porque eso atrae “el fuego”.

“Además los propios coordinadores del servicio de ambulancias también se lo plantean muchas veces por otra cuestión. Es quela Policíasuele demorar hasta 30 minutos en llegar para acompañar. Y cuando vos llegás tarde a un lugar te quieren comer por la demora”, agregó.

Entre los médicos que se desempeñan en los efectores tampoco apareció como uno de los principales reclamos el pedido de más personal de seguridad. Allí surgen cuestiones, si se quiere, no tan grandilocuentes. En torno a la organización en las guardias Dorato explicó que “no es lo mismo darle una noticia a un familiar de un paciente, sobre todo si ésta es mala, en un consultorio privado que en un pasillo que está lleno de gente ajena escuchando. Y esto sucede todo el tiempo”.

También hizo hincapié en trabajar sobre el manejo de los tiempos y la organización de las esperas. “El Sáenz Peña tiene entre 200 y 250 consultas por día en la guardia. Si vos te atrasaste dos horas, se arma un lío bárbaro. Y los que están afuera esperando no saben lo que está pasando adentro, si allí hay una situación delicada o no. Y al revés. En la espera de una guardia no todos tienen las mismas urgencias”, explicó.

Finalmente, también hizo hincapié en las tareas de asistencia al personal agredido. Es que es habitual que alguien que fue violentado siga trabajando “como si nada hubiera sucedido”, agregó.

 

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