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Un peso que deja marcas

Las mochilas para niños son cada vez más grandes y, por ende, soportan una carga importante. Pero dejan secuelas severas en la espalda de los pequeños estudiantes en plena etapa de su desarrollo.

Las mochilas modernas están diseñadas para cargar mucho peso, y los niños les sacan provecho. Ante las exigencias del colegio, los alumnos las cargan con libros de texto, cuadernos, trabajos especiales, la merienda y, por qué no, algún que otro juego para usar en el recreo (muchos de ellos sin que sus padres lo sepan); en definitiva, las mochilas cada vez son más pesadas y la espalda de los pequeños estudiantes no está preparada para soportar tanto peso.

En los últimos años la seguridad de las mochilas se ha convertido en un tema importante. Padres preocupados han pedido a las escuelas que disminuyan las tareas, y algunas entidades educativas incluso empezaron a entregar los libros de texto en pares –uno para la casa y otro para la escuela–. Sin embargo es preocupante la carga que deben tener los chicos en el colegio.

Usar inadecuadamente una mochila puede producir en los estudiantes desde dolores y fuertes contracturas en la espalda, hombros y cuello hasta cambios de postura y lesiones permanentes en la columna vertebral. Desde la Sociedad Argentina de Ortopedia y Traumatología Infantil (Saoti) sugirieron que el peso de la mochila no debe superar el 10 por ciento del peso corporal del niño.

Aunque los motivos que provocan estas consecuencias son diversos, los especialistas indican que el peso de la mochila es el principal factor. Según explicó Fernando Salas, presidente de Saoti, se publicó el año pasado un estudio realizado sobre 3.498 estudiantes que determinó que el peso de las mochilas no debía superar el 10 por ciento del peso corporal.

“Desde ese momento se tomó esa cifra como parámetro internacional. Por eso siempre les decimos a los padres que estructuren bien la mochila de los chicos, que el peso excesivo es peligroso”, recalcó el médico.

Además del peso, los especialistas aseguran que se debe tener en cuenta el diseño de la mochila. El tamaño tiene que ser acorde con la espalda del niño, también debe tener correas lo suficientemente gruesas para evitar lesiones en los hombros y preferentemente un cinturón para mejorar la distribución del peso.

“Les decimos a los padres que los chicos deben utilizar las dos correas a la vez en lugar de una sola, porque esta última opción genera el riesgo de torcer la columna y alterar la postura”, explicó Salas.

María de los Ángeles es mamá de Pilar y, si bien la pequeña recién empezó las clases primarias en Rosario, advirtió el problema que puede ocasionar el peso excesivo de la mochila. “He visto mochilas en la espalda de niños de primer grado con más de siete cuadernos; es poco creíble pensar que los usan durante una jornada de clases”, enfatizó la mamá a este medio.

Asimismo, mencionó que para evitar problemas mayores en la columna de los chicos se necesitan maestros organizados y padres responsables. “Hay papás que el lunes colocan en la mochila los útiles que el niño va a utilizar toda la semana, por eso es tan pesada. Lo ideal es manejarse con el horario que tienen establecido para los cinco días y poner sólo los útiles con los que se va a trabajar por día”, sugirió.

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