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Bajo presión

Trump retrocede en separar a los hijos de los inmigrantes

El presidente norteamericano envió al Congreso una orden para poner fin a la medida que generó rechazo mundial. Más de 11.000 menores ya fueron alejados de sus padres, quienes intentaron ingresar ilegalmente a Estados Unidos


Trump firmó este miércoles una orden ejecutiva para poner fin a una práctica que causó estupor entre los dirigentes de su propio partido.

La ola de protestas, dentro y fuera de Estados Unidos, por la separación de niños y familias inmigrantes sin papeles, forzó a al presidente Donald Trump a dar marcha atrás a esta política.

El mandatario firmó este miércoles una orden ejecutiva para poner fin a una práctica que causó estupor entre los dirigentes de su propio partido, los republicanos, que provocó la condena del Papa, la reprobación de Naciones Unidas y el rechazo de otros gobiernos como el del Reino Unido.

Desde principios de mayo, más de 2.300 menores fueron separados de sus padres inmigrantes y albergados en distintos centros, la mayoría de ellos huyendo de la violencia que asola Centroamérica.

“Queremos mantener a las familias juntas. Es muy importante”, confirmó este miércoles Trump, quien admitió que la “visión” de estas separaciones no le gustaba, en un claro discurso contrapuesto al que venía manteniendo.

Se trata de una rectificación explícita del presidente de Estados Unidos, quien siempre saca pecho por su dureza negociadora y había tomado el drama de los niños sin papeles como moneda de cambio para lograr una legislación migratoria más dura.

La Cámara de Representantes prevé votar este lunes un proyecto de ley sobre el tema, dijo poco antes el presidente de esa Cámara legislativa, Paul Ryan.

“No queremos que los niños sean separados de sus padres. Podemos hacer cumplir nuestras leyes de inmigración sin separar a las familias. La administración dice que quiere que el Congreso actúe y lo estamos haciendo”, señaló Ryan.

Además, Ryan indicó que “la iniciativa que se someterá a votación prevé que las familias procesadas por ingresar ilegalmente al país ya no estén separadas sino que permanezcan juntas bajo la custodia del Departamento de Seguridad Interior (DHS) durante todo el proceso legal en su contra. También se proporcionarán fondos adicionales para que el DHS tenga recursos suficientes para albergar y cuidar a las familias durante todo este proceso”.

Estados Unidos comenzó a separar desde abril en forma generalizada a las familias que intentan entrar ilegalmente. Bajo una nueva doctrina de “tolerancia cero”, todo inmigrante indocumentado es considero un delincuente y se le procesa judicialmente como tal, aunque no tenga antecedentes penales, por eso los niños no pueden seguir junto a ellos y son separados.

La crisis estalló en la opinión pública en los últimos días, cuando se hizo público que en el lapso de apenas seis semanas, entre el 19 de abril y 6 de junio, la administración norteamericana había separado a miles de niños, a veces bebés, de sus progenitores o familiares adultos.

La condena a esta situación fue creciendo y generalizándose hasta lograr algo tan improbable como que Trump, el magnate que alardea de negociar con dureza y ganar cualquier pulso, haya dado marcha atrás y decidido mantener a las familias juntas, aunque sigan los cargos criminales para cualquier sin papeles. Hicieron falta para ello imágenes de hileras de niños entre tiendas de campaña y grabaciones de sus llantos dando la vuelta al mundo. “El dilema es que si eres débil tu país se va a ver abrumado con gente; si eres fuerte, entonces no tienes corazón. Quizá prefiero ser fuerte”, reflexionó Trump ante los reporteros.

El gobierno tiene bajo custodia a 11.351 menores inmigrantes en un centenar de centros, según los últimos datos. El demócrata Barack Obama, también aplicó la doctrina de la tolerancia cero en la frontera cuando se enfrentó a oleadas de inmigración irregular, pero hacía excepciones con los adultos que iban acompañados de niños y también con aquellos que cometían su primera infracción. Y su predecesor, el republicano George W. Bush, también aceleró los juicios y generalizó los cargos penales contra los sin papeles, pero mantuvo a las familias unidas de forma generalizada.

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