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Ejemplo

Tienen un hijo con síndrome de Down y adoptaron otros dos

Alicia y Oscar son los papás de Tomás, y decidieron hacerse cargo de Evelyn y Laura con el fin de “abrir caminos y contagiar”.


A la felicidad hay que buscarla. Perseguirla, trabajarla. Alicia Kosinski y Oscar Espinoza la encontraron donde otros ven sólo desdicha. Tienen tres hijos propios: Nadia de 25 años, Ramiro de 23 y el más pequeño, Tomás, de 9, con síndrome de Down. Y por él lo decidieron, y adoptaron dos nenas: Evelyn de 8 y Laura, que hace poco sopló las 15 velitas, ambas con síndrome de Down.

Alicia, 43, y su marido Tito, 47, como lo llaman cariñosamente, se conocieron en el barrio donde vivían, Tiro Suizo, hace 25 años, y se casaron cuando la primogénita cumplió un año.

“Con Tomy tuve que pelear incansablemente. Lo discriminaron en 22 escuelas, en las prepagas… A raíz de la larga lucha con mi hijo empecé a colaborar en los Hogares. Y en el Hogar Ciampi conocí a las chicas, que en ese momento, tenían tres y ocho años”, relató Alicia.

Esta supermamá contó que cuando comenzaron a frecuentarlas lograron, desde el principio, un gran vínculo. “Las había dejado de ver porque Tomy estuvo varias veces internado. Cuando tenía que volver a mi casa se colgaban de mis piernas, me decían que las lleve conmigo, que no las deje. Me iba llorando y ellas se quedaban llorando también”, rememoró.

Alicia explicó que después de un tiempo, cuando Tomy se repuso, comenzó a averiguar dónde estaban las nenas. Las encontró y le contaron que iban a adoptar a los dos hermanitas, pero por separado.

“Estábamos almorzando con mi marido y le conté de la noticia; nos miramos y le pregunté: ¿Estás pensando lo mismo que yo? Y decidimos adoptarlas a las dos. Tenemos la guarda preadoptiva desde diciembre pasado”, describió emocionada.
La pareja cuenta que están agrandando su casa porque ya no son tres, sino que volvieron a ser cinco los integrantes de la familia –sus hijos mayores no viven más con ellos–, y aseguran que les “brindan todo” a sus hijos, y lo más importante: “el amor”.

“A las chicas se las tuvo que contener con tratamientos psicológicos, psiquiátricos, fonoaudiológicos porque fueron nenas muy golpeadas por la vida. Laura es una señorita, tiene problemas de adolescentes, me ayuda con los más chicos, es una madraza; hasta se enoja y los reta. Evelyn, la más chica, tiene ceguera de ambos lados, microcefalia y quedó sin audición del oído derecho. Desde febrero que no paramos con sus tratamientos, pero ahora son chicas felices y me dicen mamá”, puntualizó Alicia entre lágrimas.

Los días de Alicia arrancan a las 6 porque tiene que preparar a los chicos para que vayan a los institutos y a la escuela. Laura asiste al instituto El Limonero. Evelyn concurre a un instituto por la mañana, y por la tarde va a la escuela especial Santa Clara. Tomás va al instituto Consentido.

“Cuando llega uno, se va el otro. Por la mañana y por la tarde viene una asistente. Son tres chicos con discapacidad pero de todas maneras, nos arreglamos muy bien. Antes de las 21 se duermen los tres porque quedan rendidos de todo el día”, sostuvo la mamá.

Esta gran mujer cuenta que Tomy adoptó a sus hermanas desde el primer momento que las vio. “Se pelean como cualquier hermano. Tomy siempre me pregunta por las chicas.
Hace unos días mi marido lo llevó al nene al Monumento y no paró de repetirle: vamos con mamá. Él quiere que salgamos todos juntos”, aclaró.

“Te puedo asegurar que desde que llegaron a casa, si le abrís la puerta, no se van. Queremos contagiar nuestra locura, es hermosa y nos sentimos orgullosos de lo que estamos haciendo. No puedo adoptar a todos. La idea es abrir caminos”, concluyó Alicia.

El objetivo no es fácil, y la decisión para esta familia de adoptar a dos nenas es un hecho que tiene sus complicaciones, lleva tiempo, requiere coraje, y aún más cuando hay problemas de salud. Pero historias como la de Alicia y Tito están representadas por personas sensibles y solidarias, con vocación de ayudar, de cambiar historias a los que el destino les ofrecía un camino diferente.

Un hogar propio

El programa Hogar Familia está destinado a personas con discapacidad que por diferentes motivos no viven en el seno de un hogar propio.

El objetivo es lograr encontrarles una familia a chicos y jóvenes que están viviendo en hogares de la provincia, tanto en las instituciones propias como las que tienen convenio, la Subsecretaría invita y desafía a todos aquellos que, asumiendo un compromiso con la vida, puedan organizarse para el cuidado de personas con discapacidad. Este proyecto prevé asistencia técnica, monitoreo y asistencia financiera para el Hogar Familia. Las familias, a través de sus responsables, podrán alojar hasta dos personas de manera de garantizar su atención integral de acuerdo a las pautas establecidas.

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