En los últimos 15 años la cirugía plástica ha ido cambiando progresivamente. Es que con el advenimiento de las nuevas tecnologías se ha conseguido complementar tratamientos quirúrgicos optimizando de esta forma los resultados finales, como así también muchos pacientes que no deseaban ser operados han podido acceder a diversas prácticas mejorando así su estética corporal de forma no invasiva.
Entre los hechos más destacados están los tratamientos para vencer arrugas faciales, remoción de lesiones cutáneas y tratamiento de las várices.
En primer término, el desarrollo de los distintos tipos de láseres ha permitido lograr resultados excelentes en un número importante de patologías y situaciones tales como las arrugas faciales, la remoción de lesiones cutáneas, depilación definitiva, tratamiento de las várices, entre otros, pero el avance tecnológico, como era de esperar, no se detuvo y surgieron nuevos equipos de láser para tratamientos de arrugas faciales que proporcionan al paciente una importante mejoría con muy pocas molestias y un postoperatorio muchísimo más breve. La evolución de los láseres depiladores logró hacer posible que pacientes con pieles bronceadas puedan continuar el tratamiento en pleno verano sin tener que suspender la exposición al sol, con molestias nulas durante el procedimiento y con un margen muy grande de seguridad en cuanto a los efectos indeseables.
Además de los equipos antes mencionados aparecieron otros como la luz intensamente pulsada, la radiofrecuencia y los cavitadores ultrasónicos con los que se consiguió ampliar el espectro de tratamientos no quirúrgicos para dar solución a los requerimientos de los pacientes, es así que con la luz pulsada por ejemplo puede hacerse depilación definitiva, el tratamiento de lesiones pigmentadas (manchas) en el rostro y en el cuerpo, puede tratarse la rosacea y hasta producir un tensado de la piel del rostro con la consecuente disminución de las arrugas, todo esto sin ninguna secuela luego del tratamiento y sin tener que utilizar anestesia de ningún tipo.
Los equipos de radiofrecuencia han conseguido reducir de manera no invasiva tanto la flaccidez como la adiposis localizada, estos tratamientos pueden ser aplicados en el rostro tensando la piel y mejorando las arrugas, como así también en el cuerpo para reducir el panículo adiposo en diversas zonas o lograr tensión en la piel de los miembros inferiores, zona glútea o abdomen.
La radiofrecuencia ha demostrado ser especialmente útil en el tratamiento de las celulitis, consiguiendo grados de mejoría nunca antes vistos.
Con la cavitación ultrasónica se pueden tratar zonas con grasa localizada en miembros inferiores o abdomen consiguiendo un grado de modelación corporal muy satisfactorio, estos equipos también son usados en el tratamiento de la celulitis.
Los cavitadores ultrasónicos pueden ser aplicados como único tratamiento o complementar con ellos el tratamiento de modelación corporal con radiofrecuencia, con lo que se consiguen resultados aún mejores.
En general, la mayoría de los equipos a los que antes hiciera referencia pueden ser un complemento valioso de las prácticas quirúrgicas si el objetivo perseguido es el resultado máximo posible.
Así también, con la combinación de algunos de estos tratamientos se logran niveles de mejoría importantes en distintas circunstancias y de forma no invasiva, el criterio actual es justamente ése porque es en la combinación de los distintos procedimientos donde se obtienen los mejores resultados.
Es importante recalcar que no todos los equipos son iguales, existiendo diferencias muy significativas en cuanto a la calidad de los mismos, es así y a los fines de dar un ejemplo que los láseres depiladores que se presentan en el mercado difieren enormemente y por lo tanto los resultado obtenidos con un buen equipo no son ni siquiera comparables con los conseguidos con otro equipo de inferior calidad, es por eso que es aconsejable recurrir a instituciones reconocidas donde se cuente con la tecnología adecuada y un profesional médico con la formación suficiente en esta materia que pueda asesorar al paciente y supervisar su tratamiento logrando de este modo los mejores resultados minimizando los riesgos de efectos indeseados o el fracaso de los distintos tratamientos.
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