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Sudáfrica llora la muerte de reina del zulú moderno

Una voz de la Sudáfrica profunda que fusionó la cultura zulú con el jazz, el funk y el reggae, y la hizo rodar por el mundo.
Una voz de la Sudáfrica profunda que fusionó la cultura zulú con el jazz, el funk y el reggae, y la hizo rodar por el mundo.

Cecilia Guardati / Enviada de Télam a Sudáfrica

Mientras todas las miradas están puestas en el Mundial de fútbol, Sudáfrica llora la muerte de una de sus voces más poderosas, la cantante y compositora Busi Mholongo, “La Reina de la Maskanda”, un estilo de música popular zulú que ella fusionó con el jazz, funk, rock y reggae produciendo un sonido único y emocionante.

Busi murió el pasado martes a los 62 años tras una larga lucha contra el cáncer de mama. Era un ícono en Sudáfrica. “Su amor por la música mantuvo viva la esperanza durante la lucha de nuestro país por la democracia”, señaló el presidente sudafricano, Jacob Zuma, tras la muerte de Mholongo. “Animó e influenció a un gran número de artistas sudafricanos. Inspiró a una nación e hizo conocer al mundo nuestra lucha por la libertad”, remarcó.

“Mama Busi” transformó la música maskanda de los mineros zulúes en un instrumento de paz. Con su virtuosa voz, irrumpió en un mundo dominado por hombres  desafiando todas las categorizaciones con una fusión de estilos propios de su país y elementos contemporáneos.

El mensaje de sus canciones es un gran legado para los sudafricanos que trasciende lo meramente musical. Así lo recordó la principal unión de sindicatos del país, que destacó la contribución única de Mholongo “al desarrollo de la música y la cultura sudafricana y a la lucha de los trabajadores”.

“Su canción Umentyisi condenó la violencia infringida a nuestro pueblo por los amos colonialistas”, expresó la unión. “Es una gran pérdida para la nación. Tras la muerte de Miriam Makeba, Busi era la voz de la esperanza. Queda un gran vacío que nunca será llenado”, dijo, por su parte, el popular poeta y cantante de Soweto Mzwakhe Mbuji.

Antes de desaparecer, Mholongo ya se había convertido en una “leyenda de la música sudafricana”. Nació en 1947 en el seno de una familia de músicos de Inanda, un asentamiento informal de Durban (KwaZulu-Natal). Era una “niña traviesa” pero cantar siempre la sacaba de problemas, recordaba hace unos años en una entrevista. 

La máxima exponente del “Zulú moderno” comenzó su carrera artística en la década de los 60′ en el movimiento de Jazz africano, época en la que también participó de varias producciones teatrales en Johannesburgo.

Más tarde, Mholongo se convertiría en la vocalista del grupo Conjunto Juan Paulo, una banda portuguesa. Tras casarse con el pianista sudafricano Early Mabuza –quien años después murió en un trágico accidente– Busi dejó su Sudáfrica natal  bajo el sistema segregacionista del apartheid para vivir un breve período en Portugal.

En los años 70′, Bussi y Early se trasladaron a Londres, donde la cantante grabaría con otros exiliados sudafricanos como Dudu Pukwana, Julian Bahula y Lucky Ranku. Su distintiva voz, música y presencia escénica le abrió las puertas en Africa, Europa y Canadá, donde también grabó un disco.

A mediados de los 80′, Busi volvió a Sudáfrica para formar la banda Twasa, junto a Doc Mthalane y Winston Mankuku Ngozi.  Sin embargo, emergió en la escena internacional de la mano de la banda Ifang Bondi de Gambia, con al que actuó en el African Roots Festival de Amsterdam. Tras  su deslumbrante performance, Busi fue invitada a cantar junto a Salif Keita y Manu Dibango en el  African Music Festival de Delf, en 1989.

En 1994, editó su primer álbum en solitario, “Babemu”, y cuatro años después, en 1998 llegaría “Urbanzulu”, el disco de su reconocimiento internacional producido por Will Mowat y con el que conseguiría varios premios así como también mantenerse en el top del ranking Billboard’s  de ese año. En 2003 apareció su tercer álbum, Freedom, y en 2009 Amakholwa, el que sería su último gran aporte a la música sudafricana y a la humanidad.

Lo que Busi logró fue revolucionario. No solo transformó la música tradicional zulú sino que irrumpió con su voz renovando las esperanzas de todo un país. Durante su vida fue un farol, un ejemplo de fortaleza para las mujeres de toda África.

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