Ciudad

Un Bicentenario en escala

Con roles invertidos respecto de 2007, Cristina y Néstor Kirchner regresan a Rosario para el Día de la Bandera. La Casa Rosada apuesta fuerte a los actos, y contó para ello con la anuencia de Lifschitz.

Por: Luciano Couso

“¿Viene Néstor Kirchner?”, preguntó, ingenuo, El Ciudadano. “Por supuesto, es el «primer damo»”, se echó a reír del otro lado del teléfono la fuente kirchnerista consultada anoche por este diario. Y acotó que tanta es la trascendencia que la Casa Rosada quiere darle a los festejos por el Día de la Bandera, que hoy también concurrirán al Monumento casi todos los ministros del gabinete nacional y “unos cuarenta secretarios de Estado”, fletados especialmente desde Buenos Aires. Y, si sale el sol, será un “día kirchnerista”.

Para el desembarco sobre Rosario, la gestión de Cristina Fernández de Kirchner cuenta con los puentes tendidos del Palacio de los Leones, cuyo principal inquilino, Miguel Lifschitz, ya había exhibido buena onda con el gobierno nacional en la última visita del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, a la ciudad.

En aquella oportunidad, a fines de mayo, cuando ambos pusieron en marcha el programa Jóvenes con más y mejor empleo, Lifschitz destacó el apoyo de la Nación a la ciudad en los últimos siete años, dichos que deben haber sido digeridos con abundante ranitidina (medicina empleada para el ardor estomacal) por el titular del Partido Socialista, Rubén Giustiniani.

De hecho, el senador nacional y férreo opositor al kirchnerismo, no será hoy de la partida en el Monumento. Es que antes partió hacia Nueva York a una reunión de las Naciones Unidas, para luego participar de un encuentro de la Internacional Socialista.

Al gobierno local le sirve esta sinergia con el nacional para marchar la cancha a sus contendientes internos de cara a los comicios provinciales de 2011, luego de que el gobernador Hermes Binner lanzara a su “pollo”, el ministro de Gobierno Antonio Bonfatti.

Además de la de Giustiniani, otra foto que seguramente no podrán obtener hoy los reporteros es la del senador nacional por Santa Fe, Carlos Reutemann, también enfrentado con la Casa Rosada. Sí sería de la partida, según pudo saber El Ciudadano, la ex intérprete del Lole, Roxana Latorre, quien tras su divorcio político con Reutemann ganó independencia de criterio y dejó de ser una opositora sistemática a Cristina Fernández.

Bajo la misma bandera

De acuerdo a lo soplado a oídos de este diario, las áreas de protocolo de Nación y municipio no tuvieron inconvenientes en ponerse de acuerdo con los pormenores de los actos. La consigna para organizar los festejos fue nítida: “Ni sectarios ni partidarios”, todos embanderados en celeste y blanco (ver página 6).

El kirchnerismo apuesta a reproducir hoy en Rosario un Bicentenario porteño en escala. Aquellos festejos superaron las previsiones de todos por masividad y alegría popular, y en la Rosada tomaron nota de la trascendencia de convocar a la ciudadanía a actividades multitudinarias, sin banderías partidarias pero con contenido político.

Desde entonces, el empleo de los términos “crispación” y “miedo” –tan caros al vocabulario de los medios opositores como al de algunos dirigentes políticos ídem– descendieron en su nivel de uso más que las chances de Camerún de clasificar para octavos en el Mundial de Sudáfrica.

Parece que ahora es tiempo de fervor patriótico y alegría bullanguera. La marcha de la selección de Maradona coopera con el objetivo, aunque por lo general los gobiernos nunca pudieron obtener rédito político de los logros deportivos.

En su paso previo a los actos, el viernes, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, hizo público los deseos oficiales. “Lo más importante es que la celebración del Día de la Bandera se enmarca en los festejos del Bicentenario, y estoy convencido de que va a haber el mismo espíritu que el 25 de Mayo”, dijo el titular de la cartera política. 

Perinola política

Amén de ello, en la jornada de hoy los organizadores apuestan, como en la perinola, a que salga “todos ganan”. La Intendencia se suma un poroto si todo sale bien y la concurrencia es masiva, al igual que el gobierno de la Nación. Para el Bicentenario local Lifschitz también probó las bondades de la masividad, cuando más de 120 mil rosarinos acudieron al llamado de los fuegos artificiales en el Monumento a la Bandera.

El escenario de hoy será el mismo, lo que ocurra y sus implicancias será materia de análisis a partir de mañana.

La última vez que un presidente llegó a Rosario para participar de los actos por el Día de la Bandera fue en 2007. El matrimonio presidencial era el mismo, pero con los roles cambiados: Néstor Kirchner era el presidente y Cristina la primera dama y legisladora. En ese momento el ahora diputado cursaba su último año de gestión con alta imagen positiva y su esposa sería la candidata del “proyecto”.

Hoy, con las condiciones invertidas, los dos regresan a la ciudad con el objetivo de contribuir con un soplido al viento de cola del Bicentenario que, para ser justos, hay que entrelazar con una serie de medidas adoptadas por el gobierno a favor de las mayorías tras la caída electoral de hace un año, que empujaron hacia arriba la imagen de la presidenta y su gestión.

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