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“Si nada cambia en tres años no habrá más remises”

Así lo aseguró Alfredo Gordo, titular de la Cámara de Remises local, y explicó que pidieron no aumentar el servicio para igualar la tarifa con la del taxi y conseguir más trabajo.


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Alfredo Gordo, titular de la Cámara de Remises local, sostiene que la situación que viven es muy compleja debido a la baja demanda del servicio. Y es por eso que en la actualidad se negaron a que la tarifa de los viajes que ellos conducen vuelva a aumentar, como sí lo harán la de los taxis, debido a que eso significaría una merma aún mayor. Pero Gordo hace hincapié en la cantidad de remises truchos y de otras localidades que ingresan a la ciudad. Ellos no tienen que someterse a las ordenanzas locales, y sin embargo logran trasladar pasajeros. “Si no hay controles, en tres años no habrá más remises”, pronosticó.

El taxi aumentará un 15% al valor vigente de la tarifa a partir de la promulgación del decreto que el Concejo votará en la sesión de hoy, quedando complementado el esquema tarifario con otro aumento del 7% a partir del 1º de marzo de 2014, decidiéndose que no sufrirá modificaciones el adicional por radio llamada. Además, la tarifa nocturna se extiende a todos los días de la semana, de 22 a 6. Con este incremento, la diferencia de costos al bolsillo del usuario entre un taxi y un remís no sería muy diferente, lo que permitirá a los remiseros trabajar un poco mejor. En la actualidad la bajada de bandera de un remís cuesta 23 pesos y recién cuando cumplen los dos kilómetros recorridos la misma aumenta, por lo que con la nueva tarifa de taxi no habrá diferencia.

A lo económico, Gordo suma, en un pausado análisis de situación junto a El Ciudadano, un crecimiento en la cantidad remises truchos e ingresos de autos que brindan el mismo servicio dentro de la ciudad pero cuya chapa y tabla de costos proviene de localidades aledañas: Funes, Granadero Baigorria, Pérez y Villa Gobernador Gálvez. Por consiguiente, tienen menos trabajo. El bienestar laboral de los 500 trabajadores que llevan camisa, pantalón de vestir, libreta sanitaria y no pueden levantar pasaje en la calle–sólo servicio puerta a puerta que emana de las nueve agencias telefónicas habilitadas en Rosario– está en peligro, insiste el titular de la cámara. Esto es si el Estado local no controla a los coches truchos y los foráneos, cuya entrada se multiplicó desde 2011 según el barómetro de la Cámara. “Si nada cambia (en cuanto a controles que debería realizar la Agencia de Seguridad Vial Municipal), en tres años no habrá más remises de Rosario en la ciudad”, sentencia Gordo y agrega sin convicción: “Tenemos el compromiso del Ejecutivo de que comenzarán a controlar”.

El chofer es criterioso y contesta que no tienen desde la Cámara ninguna acción planeada en lo inmediato para evitar su extinción. Son pocos, no tienen sindicato y un paro no generaría un cimbronazo como en el caso del Sindicato de Peones de Taxi cuando anuncia que no saldrán a la calle. El último atisbo de pelea colectiva lo dio el propio Gordo en 2011 cuando logró que el Concejo Municipal modificara la ordenanza que los regula para que el municipio no pueda entregar más de una chapa a un titular. “Hay muchas chapas que permanecen dormidas en Servicios Públicos porque nadie las pasa a retirar. No conviene el negocio, porque entre pagar el derecho a circulación, renovar el auto cada cinco años y los gastos, salís perdiendo”, asegura Gordo. Desde la Secretaría de Servicios Públicos municipal, confirmaron la tendencia denunciada por Gordo. Sin embargo, remarcaron que sólo es un 20 por ciento de las 500 chapas de remises otorgadas por el municipio las que están paradas.

Mucho ha cambiado en los 14 años que Gordo maneja su remís. Además de las razones mencionadas para la merma en el trabajo, el parque automotor ha crecido tanto en automóviles y motos de particulares que antes llamaban por teléfono a un chofer.

Gordo reitera que su situación nada tiene que ver con la de los taxistas: “Si ellos necesitan el aumento, que se lo den, pero que no nos peguen a nosotros porque no podemos sobrevivir con una tarifa más alta de la que tenemos. Ellos tienen una ordenanza y nosotros otra. Ellos tienen sus motivos por los cuales deciden la suba de una tarifa y nosotros tenemos otros por los cuales rechazamos el aumento”. El titular de la Cámara de Remiseros explica que por uso y costumbre los últimos aumentos en la tarifa de taxis significaban una adecuación a los precios para los viajes en remís.

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