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Roban 10 mil pesos a un matrimonio de octogenarios

Cuando la pareja llegó el domingo a la tarde a su casa, vio al ladrón saliendo por la puerta principal.

Hilda y Ernesto son un matrimonio de 80 y 79 años, aunque ella prefiere decir que son novios porque, a pesar del tiempo que hace que están juntos, esta denominación les gusta más. Hace 45 años que ambos viven en una casa de barrio La Florida, en la zona norte. La misma que levantaron en un terreno que el padre de ella había comprado hace ya medio siglo. Anteayer al mediodía salieron a comer afuera porque, según Hilda, “los domingos la cocina se cierra”. A la siesta regresaron a la casa y vieron que un desconocido salía de la vivienda y saltaba un tapial. Adentro encontraron algunos ambientes revueltos. Les faltaban unos 10 mil pesos que tenían ahorrados.

Por calle Galicia, a unos metros de bulevar Rondeau, se alza un chalet con tejas en el techo, rodeado de rejas.

Hace cerca de medio siglo, contó Hilda a El Ciudadano, su padre compró toda la cuadra y luego la dividió entre la mujer y sus tres hermanos. Ella se casó con Ernesto y construyeron allí, en Galicia al 600, su casa familiar después de sacar un crédito hipotecario.

Allí criaron a su hijo, que también “tiene novia” y hoy vive en Italia, cerca de Venecia, con sus propios hijos. “Ernesto me compró ahí una máscara azul, porque es el color que me gusta”, recordó la mujer.

Según relató Hilda, anteayer al mediodía, ella y Ernesto salieron a comer afuera junto a un tío de él, que tiene 95 años. “Los domingos yo cierro la cocina”, explicó la mujer.

“A eso de las 14 volvimos, después de llevar al tío de Ernesto a su casa”, detalló Hilda. “Cuando mi novio estaciona y yo me bajo para abrir el portón, veo que alguien sale de la puerta principal y salta el tapial que da al depósito del supermercado Único, que está al lado, y se va en dirección a Rondeau”, agregó.

Para Hilda, el desconocido era un muchacho joven, porque “apenas sintió ruidos saltó el tapial como nada, a pesar de que mide dos metros”.

Cuando la pareja entró a la casa encontró los cajones de un escritorio revueltos y muchas cosas en el piso. De allí el escruchante se llevó unos 7 mil pesos que Ernesto tenía guardados. Luego, cuando fueron al dormitorio, encontraron el mismo cuadro: “Sacó los dos primeros cajones de la cómoda, se llevó algunas cosas de oro que yo tenía y mis ahorros de la jubilación, que eran como 3 mil pesos”, detalló la mujer.

Además, el ladrón se llevó una pistola marca Bersa calibre 22 registrada a nombre de Ernesto, que estaba guardada en la casa.

Sobre la mecánica del hecho, Hilda dijo que, por lo que pudo ver, el desconocido entró por el patio trasero. “Se tomó el trabajo de limar las soldaduras de una de las hendijas de la persiana de metal que tengo, rompió la tela metálica y también rompió el vidrio de la puerta, metió la mano y dio vuelta la llave que yo había dejado puesta. Ese fue un error mío”, lamentó Hilda.

“La plata no estaba escondida, estaba en los cajones, se ve que buscaba sólo el dinero, o lo interrumpimos cuando llegamos, se tuvo que ir y no pudo llevarse nada más”, consideró la mujer.

Según explicó Hilda, de todos los años que llevan viviendo en el barrio es la primera vez que son víctimas de un robo.

El hecho es investigado por el Juzgado de Instrucción en turno, con la colaboración de la comisaría 10ª, por cuestiones de jurisdicción.

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