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Procesan a joven por matar a otro al resistir un robo

El imputado, de 18 años, le disparó un escopetazo, pero dijo que “nada más” lo había querido asustar.

Un joven de 18 años que le pegó un escopetazo en enero pasado a otro de 26 cuando lo sorprendió intentando robar en el taller mecánico de su padre fue procesado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego con exceso de legítima defensa y portación de arma de fuego de uso civil sin la debida autorización legal. Juan Carlos Vienna, a cargo del Juzgado de Instrucción de la cuarta nominación consideró que los elementos de prueba son suficientes para considerar a Miguel Ángel F. como autor del homicidio de José Alberto Flores, aunque con exceso de legítima defensa ya que el medio empleado para neutralizar al supuesto ladrón fue excesivo. El imputado permanecerá con prisión preventiva morigerada y la resolución aún no está firme.

La madrugada del 17 de enero José Alberto Flores, conocido como Beto, saltó el tapial de un taller mecánico de Cepeda y Güiraldes del barrio de Villa Manuelita con aparentes fines de robo. El hijo del dueño del taller, alias Chino, fue alertado del ingreso de un desconocido a la propiedad de su padre, por lo que decidió buscar una escopeta que había en su casa e ingresó al galpón.

Luego se escuchó una detonación y el Chino le abrió la puerta a Beto para que saliera. Flores caminó hasta la esquina de Presidente Quintana y Cepeda, donde cayó herido. El escopetazo le pegó en el antebrazo derecho y le ingresaron postas metálicas por el hemitórax y la región subclavicular.

Fue trasladado en un auto particular al Hospital Roque Sáenz Peña y desde allí al Hospital de Emergencias, donde falleció minutos después de ingresar debido a la gravedad de la lesión.

En tanto, el Chino desapareció del lugar y sus padres fueron llevados a la comisaría 16ª, donde el papá del sospechoso contó en qué lugar estaba su hijo y luego condujo a la Policía hasta una vivienda de Arroyo Seco, donde el joven fue detenido.

El progenitor adujo que sacó al chico de la casa por temor, ya que varios vecinos le afirmaron que era posible que la familia de la víctima tomara represalias, refirieron en su momento fuentes del caso.

En una primera declaración, el imputado dijo que ingresó al galpón saltando el portón con la escopeta en la mano y que se le escapó el tiro, pero posteriormente modificó sus dichos y expresó que su padrino vivía en una piecita en el fondo del taller y que ingresó para salvaguardarlo. Que en ese momento recibió un fierrazo de Flores y que luego empezaron a forcejear, por lo que le disparó un escopetazo. Luego le abrió la puerta para que se fuera y le dijo que no lo quería ver más y Beto salió caminando, y que no fue su intención matarlo, sino “que nada más lo había querido asustar”.

El magistrado concluyó que las pruebas objetivas producidas en la causa respaldaron la versión del imputado, incluso con el cambio en el relato. “Tiene apoyatura en la prueba fotográfica y la reconstrucción fílmica que demuestran que el acusado fue al taller en defensa de su tío”, confiaron fuentes del caso.

La pericia balística confirmó también que la distancia del disparo es coherente con el relato del Chino, aunque en relación con un disparo accidental (primera versión del acusado) el perito explicó que la única posibilidad remota en la que podría ocurrir eso era si la escopeta caía de culata hacia abajo golpeando fuertemente contra una base sólida. “Ello no se corresponde con la trayectoria interna del disparo descripta en la autopsia”, sostiene el procesamiento.

El juez Vienna consideró que si bien Flores ingresó ilícitamente al inmueble y el Chino intentó defender a su tío, el medio empleado para neutralizar al intruso fue excesivo, ya que lesionó más de lo razonablemente necesario a Flores. También tuvo en cuenta que la intensión del acusado no fue ocasionar la muerte a la víctima, extremo que sustenta con el hecho de que el disparo impactó en el brazo, expresa el fallo.

Por lo que el juez procesó a Miguel Ángel B. por homicidio agravado por arma de fuego con exceso de legítima defensa y portación de arma de fuego de uso civil sin la debida autorización, aunque mantuvo la libertad restringida.

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