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No pudo, no lo dejaron

Newell’s igualó 0-0 con la Liga de Quito, que hizo su negocio. La Lepra pagó caro no tener un goleador. Newell’s: 107 años de gloria

Newell’s hizo ayer la mitad de su trabajo, que a luz del 0-0 que consiguió frente a Liga de Quito en el Coloso del Parque parece improductivo. La Lepra pagó caro el precio de no tener un goleador en serio y no logró imponerse tal cual lo esperaba. Es cierto que haber mantenido la valla invicta deja abierta la serie que se definirá en Ecuador el próximo miércoles. Pero la sensación que invadió al Coloso cuando terminó el encuentro es que sin goles el sueño se desvanece.

A Newell’s le costó el primer tiempo. Si bien tuvo el dominio territorial, no encontró los espacios que hubiera deseado. Es que Liga, un equipo serio desde lo colectivo, jugó con la desesperación leprosa, metido atrás y con el objetivo evidente de que no aparezcan grietas en su disposición defensiva.

Cortó mucho el juego y no le pesó la vergüenza de reventarla a la tribuna cuando fue necesario. Y eso se volvió un verdadero rompecabezas para Newell’s. Sperduti tuvo poco recorrido como para explotar su velocidad, Formica estuvo intermitente y Bernardi impreciso.

Salvo los primeros diez minutos, no pasó sobresaltos. Liga, sin forzar el error, se encontró con un par de chances cerca de Peratta que no capitalizó. Después se limitó a esperar, a no perder el orden y a neutralizar a la Lepra.

A Newell’s le resultó incómodo el planteo rival, pero igual se las ingenió para generar peligro. Primero con un tiro de Estigarribia que se desvió en el camino y que Guagua alcanzó a salvar sobre la línea. La siguiente aproximación ocurrió quince minutos más tarde tras un buen pase de Borghello a Formica, quien llegó a puntearla aunque José Cevallos se interpuso justo.

Luego llegaron un remate de Fideleff, otro de Vella y una definición de Borghello que pasó muy cerca. Llegadas forzadas, no mucho más. Newell’s tampoco supo sacar provecho de la buena cantidad de faltas y tiros de esquina que dispuso. Y se fue al descanso sabiendo que tendría que redoblar esfuerzos en el complemento para conseguir la ventaja que tanto ansiaba.

Pero la empresa pareció complicarse aún más. Liga no movió sus hombres del fondo y terminó de entregarle a Newell’s toda la responsabilidad, pelota, terreno e iniciativa.

Una carga pesada para un equipo al que no le sobra control y deposita sus esperanzas ofensivas en la enjundia de Sperduti o un destello de un Formica ayer a contramano.

Las acciones más claras de Newell’s en el complemento fueron un remate de Sperduti que controló Cevallos, un cabezazo de Luis Rodríguez que sacó Gonzalo Chila en la línea, otro testazo de Sebastián Taborda que Enrique Gamez rechazó abrazado al palo y un zurdazo de Estigarribia que Cevallos volvió a desviar. Pero después, Newell’s se vio maniatado por sus propias limitaciones ofensivas. Una realidad que venía disfrazada por los resultados, productos del esfuerzo, el corazón y la entrega. Pero con eso no siempre alcanza.

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