Según relataron los familiares, el pequeño quedó en el medio de un tiroteo y en esa circunstancia recibió un balazo en el abdomen, que milagrosamente no le afectó ningún órgano vital, por lo que se encontraba fuera de peligro.
Ayer a la noche, los rostros de los familiares de Brian R. estaban relajados. El nene estaba con su mamá y su papá en una sala común, sin riesgo de vida. “El médico nos dijo que tuvo un Dios aparte, porque la bala le entró por un lado de la panza, le salió por el otro, pero no tocó ningún órgano. Fue un milagro”, contó su tía Soledad.
Brian vive con sus padres, su hermana Milagros, de 6 años, y sus abuelos maternos en Cerrito al 4400. Pero todas las tardes, en bicicleta, hace unas cuadras hacia la casa de su tía, donde juega en la computadora con sus primos. Sobre todo en la época de receso escolar. El resto del año reparte su tiempo en la escuela 119 y en club Juan XXIII, donde juega al fútbol.
Pero ayer, cerca de las 14.30, Brian pedaleaba hacia la casa de su tía cuando lo sorprendió un balazo que lo tiró de la bicicleta. “Era dos tipos que se estaban tirando, uno creo que en una moto. Nos dijeron eso, pero nosotros no lo vimos. Salimos cuando nos avisaron que el nene estaba herido y lo trajimos al hospital”, contó la abuela de Brian.
Una vez en el Vilela, los médicos les explicaron que primero tenían que operarlo y después dejarlo en terapia intensiva para que se repusiera de las heridas.
Sin embargo, como la bala tenía orificio de entrada y salida y no había afectado ningún órgano vital, los médicos decidieron pasarlo a una sala común, donde al cierre de esta edición se reponía sin mayores dificultades. De todos modos, toda la familia esperaba el hall del hospital y no se cansaba de repetir que el chico se salvó de milagro.
El caso es investigado con la fiscalía en turno durante la feria y por la comisaría 13ª que tiene jurisdicción en la zona.
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