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Mollaghan tiene quien lo reemplace

El río suena: Jorge Lugones, obispo de Lomas de Zamora, vendría a Rosario.


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“Alea Jacta Est”, dijo el informante, para meter el latín y la historia en la noticia sobre los destinos curiales y de la feligresía católica rosarina, recordando aquella célebre frase de Julio César antes de cruzar el Rubicón para enfrentarse a Pompeyo y el Senado romano. “La suerte está echada para el Arzobispado de Rosario –aclaró para ser preciso y no dar lugar a las dudas–, hay cambios inminentes. Es cuestión de horas, tal vez unos días”, remarcó.

¿Nada más que un rumor? Lo cierto es que la especie comienza a cobrar fuerza en diversos espacios de la Iglesia rosarina. Según arriesgan algunos militantes católicos generalmente bien informados, no habría transición. Es decir, no habría designación temporal sino definitiva y la persona que regiría de aquí en más los destinos de la importante arquidiócesis sería el actual obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones, un joven jesuita y hombre de confianza del papa Francisco.

Lugones, de 56 años, fue antes de ser designado obispo en Lomas de Zamora, obispo en Orán. Se lo considera un hombre comprometido con el entorno social, activo, preocupado por el destino del ser humano. El mismo declaró a poco de hacerse cargo en el distrito bonaerense que “al venir, fui muy claro al expresar que no esperaran que fuera un obispo curial que se iba a quedar sentado en su oficina administrando. Entonces afirmé que iba a caminar la Diócesis, conociendo de cerca los problemas y las situaciones de la gente, basándome en la convicción de que la Iglesia no es una isla, y que debe estar vinculada de un modo estrecho con las instituciones que integran la comunidad”.

Por lo que trasciende, los cambios podrían ser dispuestos en breve por la Nunciatura Apostólica de Argentina y, de esta forma, el arzobispo José Luis Mollaghan dejaría finalmente su lugar en Rosario. Desde luego, con la pertinente “bendición” papal.

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