Ciudad

Lo procesaron por el abuso sexual de su pequeña hija

Por Carina Ortiz.- Lo denunció su ex pareja, madre de la niña. Arguyó complot en su contra pero el juez privilegió pruebas.


Un hombre de 51 años fue procesado por el abuso sexual –agravado por el vínculo– de su hija. Esta resolución judicial cierra en parte la dolorosa situación que atravesó una menor durante gran parte de su corta vida, en la que sus padres cruzaron denuncias mutuas. Luego de una extensa contienda que la ex pareja libró en un juzgado de familia, la mujer denunció al progenitor por abuso sexual. Esta presentación derivó en la realización de una cámara Gesell en 2010, que resultó contundente para el juez de instrucción, que citó al hombre a indagatoria.

La decisión derivó además en la suspensión de un régimen de visita fijado por el Tribunal de Familia, que el procesado realizaba en sede judicial y con intervención policial.

A partir de allí, el padre desapareció de la escena hasta que a fines de marzo fue detenido por la Policía en la zona oeste de la ciudad. Ahora, el Juzgado de Instrucción de la 7ª Nominación dispuso el procesamiento del acusado al entender que existen elementos suficientes para llevarlo a juicio por el delito de abuso sexual contra su hija.

Amanda y Jorge tuvieron una relación, y de esa unión nació una hija que el hombre conoció recién cuando la beba tenía seis meses de vida. A partir de allí se libró una batalla judicial entre ambos: el hombre requirió un régimen de visita que llegó a realizarse con custodia policial y con innumerables denuncias de impedimento de contacto de por medio. Pero el caso pasó a otra instancia cuando el 26 de mayo de 2010

Amanda denunció penalmente a su ex pareja por abuso contra la pequeña. En esa ocasión, la mujer sostuvo que desde los tres años la menor comenzó a manifestar comportamientos extraños, como masturbarse o dar besos “de lengua”. Ante ese cuadro, la madre la llevó a consulta con una psicóloga, quien luego de evaluarla consideró que tenía signos compatibles con un abuso sexual. Según la mujer, este hecho fue informado al juzgado de familia. Sin embargo, con la reanudación del régimen de visitas –que había sido suspendido– la niña comenzó a empeorar: comportamientos agresivos, negativa a usar ropa interior, falta de control de esfínteres. Por ello, la madre radicó una denuncia penal.

Cámara Gesell

A raíz de la presentación de la mujer, el Juzgado de Instrucción dispuso la realización de una cámara Gesell, un cuarto donde la niña podía ser observada por profesionales durante su testimonio, mediante un vidrio que permite ver en una sola dirección, y evitar que se sienta presionada. En el informe de esa instancia se sostuvo que el discurso de la niña era “concreto y coherente, sin contradicciones ni exageraciones propio de la edad cronológica para su condición sociocultural y sin evidencias de ser un relato impuesto o aprendido”. A ello se agregaba que los dichos de la menor no parecen ser falsos. El resultado de esta medida judicial derivó en la citación a indagatoria para el padre, que no se presentó en los Tribunales y permaneció prófugo hasta que fue capturado el mes pasado.

Negó todo y acusó complot

En su declaración judicial, Jorge A. refirió que la acusación no era verdadera, que era un complot en su contra, que su ex pareja mandaba a la niña a una psicóloga para manipularla y lograr suspender el régimen de visitas. El acusado agregó que tenía un pedido de internación para la madre de la nena, que la mujer contaba con 34 procesamientos por 120 impedimentos de contacto y que el autor de los abusos es la actual pareja de su ex mujer.

Pese a este descargo, el juez consideró que había elementos de peso para procesar a Jorge A.: tuvo en cuenta la cámara Gesell y los informes psicológicos de la terapeuta de la niña, quien comenzó a tratarla en 2004. En ellos la profesional sostuvo que se encontró con una niña que realizaba juegos con connotación sexual impropios de su edad, que no quería hablar de su padre, que estaba enojada y en situaciones de tensión no controlaba esfínteres. La psicóloga concluyó que en la niña había signos concomitantes a una situación de abuso. A esto se sumó el documento de una colega de la Comisaría de la Mujer, que en parte contradice al anterior porque expresa que la niña no recuerda lo sucedido con su padre años atrás y sólo lo tiene presente por los dichos de su madre. Igual, concuerda en que la menor rechaza la figura de su padre y su familia, aunque sin expresar el motivo.

Un sacerdote brinda datos

El magistrado también evaluó algunos testimonios como los dichos de un sacerdote a quien la niña le contó que desde que tenía tres años su padre mantenía prácticas abusivas con ella; y los dichos de una tía paterna de la nena que se refirió a signos extraños que observó en la nena como no querer usar pantalones ni ropa interior, dibujar gente desnuda o genitales masculinos.

La mujer aseguró que su ex esposo, a su vez hermano del acusado, le advirtió que no dejara a sus hijos con Jorge A. porque era un promiscuo y un liberal, según el fallo. El juez procesó a Jorge A. por el delito de abuso sexual agravado por el vínculo en forma reiterada en calidad de autor, al entender que la denuncia no resultaba consecuencia de un conflicto de pareja irresuelto sino continuidad de hechos reiterados. El magistrado concluyó que en el caso “se dan las características de aquellos hechos que evidentemente no tienen secuelas físicas y generalmente se producen ante un paulatino e intemporal acercamiento de quien tiene ascendente sobre la menor, que vulnera la resistencia o la negativa que pudiera existir, en actos sexuales de diversa índole”.

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