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Lo asesinan de un puntazo en una parada de colectivos

Por Negui Delbianco.- Los vecinos acusan a la víctima de abusar de una nena y sostienen que ese pudo haber sido el motivo del fatal ataque.


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Un hombre de 43 años murió ayer a la madrugada tras recibir un puntazo en el tórax en un confuso episodio que se desarrolló en la garita de colectivos de Juan José Paso y Camilo Aldao, en el barrio de Empalme Graneros. La Policía investigaba, al cierre de esta edición, si el móvil del ataque tuvo su origen en un rumor que acusaba a la víctima de abusar de una nena de 4 años.

Según fuentes policiales, el crimen ocurrió minutos antes de las 2 de ayer, cuando la víctima, identificada como Javier Omar Nicoletto, de 43 años y conocido como Billy, tomaba unas cervezas con un amigo en la garita de colectivos que está en inmediaciones de la esquina de Juan José Paso al 5300. Para las 2, Billy ya estaba solo, agoniozante, tirado sobre la tapa del desagüe de la garita y sobre un gran mancha escarlata producto de un puntazo en el centro del pecho.

Cuando el personal del Comando Radioeléctrico llegó al lugar, una joven apareció y dijo que era concubina de Billy, que alguien se había acercado a su casa –ubicada en Reconquista al 5400 (ex 2300), a una cuadra de la garita– para avisarle lo que había ocurrido y que cuando llegó su pareja estaba sola. La muchacha acompañó al herido cuando fue trasladado por un patrullero hasta el Heca. Mientras esperaba, la mujer relató a los policías que Billy estaba en la garita tomando alcohol con un amigo, pero aseguró que no sabía la identidad del acompañante. A las 2.40, los médicos del Clemente Álvarez avisaron a la joven y a los policías que la víctima había fallecido y la muchacha desapareció, prosiguieron los voceros del caso.

“Estamos en plena etapa investigativa. La mujer que se presentó como la concubina aportó una dirección en Reconquista al 2300. Sin embargo, cuando nos presentamos para ampliar la declaración la puerta estaba soldada y los vecinos aseguraron que hace un tiempo que allí no vive nadie. Estamos en busca de algún testigo que pueda aportar algún dato para determinar la mecánica y el móvil del homicidio”, contó una fuente relacionada con la investigación.

Rumor latente

A pesar de que en la garita hay dos quioscos y que muchos vecinos dijeron que quedan abiertos hasta tarde, las empleadas aseguraron que ayer, como no había nadie en la calle, cerraron temprano. La empleada del comercio que está en la esquina de Juan José Paso y pasaje Víctor Cue contó a El Ciudadano que hasta la 1.30, horario en el que cerró el local, no había nadie en la calle. Sin embargo agregó que una mujer que vive en la cuadra le dijo que el muerto era empleado de una panchería ubicada a 100 metros de la garita donde fue atacado. Fue a la altura del negocio de comidas que un peatón detuvo la marcha y develó el rumor que circulaba desde hace unos meses en el barrio. Y que, según sostuvo el hombre, fue el detonante del crimen.

“Hace un tiempo que hay una versión muy fea que circula en el barrio. Que si es cierta, esta muerte no la voy a lamentar porque tengo hijos. Hay que decir lo que es, por más que esté muerto. Billy trabajó una semana en la panchería del Hormiga pero no le gustaba trabajar. Andaba en la noche y se drogaba”, describió el vecino.

“Todos los vecinos del barrio saben que vivía a una cuadra y que ayer (por anteayer), Billy sacó a su mujer de donde estaba internada, porque es adicta. La mamá de ella la había metido ahí porque él la hacía prostituirse y la plata la usaba para drogarse. Ese no era el rumor feo, porque algunos decían que se aguantaba que ella «hiciera la vida». Lo grave pasó hace unos meses atrás: los vecinos empezaron a decir que manoseó a una nena de 4 años. Después de eso fue que la suegra lo echó de la casa de Reconquista al 2300 y le soldó la puerta para que no entre más”, continuó el hombre, quien se excusó de decir su nombre por miedo a represalias.

“Lo que hizo tiene sus consecuencias porque la pareja de Billy estaba lo más bien y los vecinos no lamentaron nada”, reconoció el vecino. Una vez que salió a la luz la versión del abuso, los demás habitantes del barrio se animaron a reconocer que conocían esta especie y algunas mujeres se animaron a sostener que creían que era verdad.

“En la comisaría no hay una denuncia formal sobre el abuso. La tiene que hacer la progenitora de la pequeña”, explicó un pesquisa.

A su vez, una alta fuente policial reconoció que el fallecido tenía antecedentes contra la integridad sexual de las personas de años atrás. El caso es investigado por el Juzgado de Instrucción de la 12ª Nominación junto con la colaboración del personal de la comisaría 20ª.

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