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Las utilidades del BCRA cayeron 62%

La ganancia final del BCRA se ubicó en torno a los 8.900 millones de pesos.

Las utilidades del Banco Central sufrieron en 2010 una brusca caída en relación con el récord alcanzado en 2009, cuando ascendieron a 23.500 millones de pesos. Esta semana, el directorio de la autoridad monetaria debe aprobar el balance de 2010, que ya fue auditado por KPMG. El resultado arrojó una utilidad levemente inferior a los 9.000 millones de pesos.

La ganancia final, que se ubicó en torno a los 8.900 millones de pesos (aunque la cifra definitiva se divulgará a fines de esta semana) fue, por lo tanto, del 62 por ciento por debajo de la obtenida el año anterior. Pero fuentes de la entidad explican que no se trata de un dato preocupante: “El 2009 fue un año excepcional, tras la salida de la crisis, pero nunca desde la salida de la convertibilidad se había registrado ese nivel de utilidad”.

En aquel momento, la espectacular suba de los bonos representó un factor clave para que la entidad tuviera un resultado récord. Pero en 2010, el panorama cambió drásticamente.

Éstos fueron los principales motivos que llevaron a que la ganancia del Central cayera de manera notable:

El dólar, que había tenido un importante salto en 2009, sólo subió un 4,5 por ciento en 2010. Como las reservas están en dólares, una suba del tipo de cambio se reserva en una ganancia medida en pesos. Como el año pasado el valor nominal del dólar casi no se movió, las ganancias para el BCRA fueron menores que las del año anterior por este concepto.

Los bonos subieron, pero mucho menos que el año anterior. El Central había comprado gran cantidad de bonos a lo largo de la crisis de 2009 para sostener la paridad. Sin embargo, luego de un incremento que en algunas series llegó al 100 por ciento, la suba promedio del año pasado osciló entre el 15 por ciento y el 20 por ciento, impactando también en las utilidades.

La baja en la rentabilidad obtenida por el BCRA tiene un impacto en las cuentas públicas. Sucede que la autoridad monetaria transfirió el año pasado cerca de 20.000 millones de pesos al Tesoro, capitalizando unos 3.500 millones de pesos. Luego de que el directorio del BCRA apruebe el balance, la entidad deberá “negociar” con el Ministerio de Economía cuánto será transferido al Tesoro durante 2011 y qué monto será capitalizado.

Por lo pronto, el BCRA ya envió 2.000 millones de pesos en marzo “a cuenta de futuros resultados”. Ese dinero fue clave para que las cuentas públicas no cerraran con déficit. En abril no hubo envíos y este mes, se estima, habría una nueva transferencia a favor del Tesoro. El agujero para las cuentas públicas debido a estas menores transferencias del Central no es menor: llega a no menos de 11.000 millones de pesos, que el gobierno deberá obtener de otras fuentes. Una posibilidad, por ejemplo, es que se “exprima” al límite la posibilidad de que el Tesoro reciba préstamos del Central a través de los denominados “adelantos transitorios”.

No son pocos los que especulan que la intención de la Ansés para que las empresas distribuyan mayores dividendos está vinculada a la necesidad de asegurarse una mejor situación de caja de cara a las elecciones presidenciales. Debe considerarse, además, que la Ansés también podría tener dificultades por la debilidad que en lo que va del año presentan tanto los títulos públicos como las acciones. Teniendo en cuenta que los bonos representan aún el 54 por ciento del total de su activo, el dispar comportamiento en lo que va del año podría generarle al organismo previsional un impacto en la evolución del patrimonio que tiene bajo administración (que a fin de diciembre de 2010 se ubicaba en 178.000 millones de pesos). En la medida en que ese patrimonio no suba, sería más complicado realizarle transferencias al Tesoro.

Las perspectivas para 2011 también son preocupantes, pero el Central aún está en condiciones de evitar el fantasma del déficit cuasi fiscal. Por un lado, la emisión de Lebac y Nobac se ubica ya en niveles récord (superan los 100.000 millones de pesos), lo cual provoca un costo más alto de absorción de pesos. Pero por el otro, esto se ve parcialmente compensado por una mayor suba del dólar en relación con el incremento que la divisa tuvo el año pasado.

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