“Sentí mucha emoción, aunque hace mas de 30 años que sostengo que más tarde o más temprano la Vigil iba a ser devuelta. Lo que no sabía era si iba a poder vivir el momento. Lamentablemente, otros que también lucharon para conseguirlo y no llegaron a verlo”. Así resumió Antonia Checha Frutos, maestra histórica de la institución del barrio Tablada, al momento en que el Ejecutivo provincial hizo entrega el lunes pasado de las llaves de un sector del inmueble ubicado en Gaboto 450, a la actual comisión directiva de la Biblioteca Constancio C. Vigil.
La restitución llegó después de 38 años de la nefasta tarde, en febrero de 1977, que una patota al mando del entonces jefe de Policía Agustín Feced y bajo el mote de “Comisión normalizadora” intervino la biblioteca y prohibió el ingreso de sus directivos al lugar. A partir de entonces sus integrantes vivieron momentos de persecuciones físicas e ideológicas, amenazas, apremios ilegales y detenciones. No conforme con ello, el gobierno militar expropió los bienes muebles e inmuebles que habían construido desde sus inicios, en julio de 1946.
Paso a paso, el momento llegó. “En febrero de este año nos reunimos con el vicegobernador Jorge Henn, quien asumió el rol político de hacer que se cumpla la ley y nos entreguen los bienes”, contó el apoderado legal de la Vigil, Marcelo Scalona. Pero a pesar de que siempre hubo muy buena predisposición al diálogo por parte del Ejecutivo provincial, por algunos tecnicismos y trámites burocráticos no se avanzaba con la puesta en marcha de la normativa, aprobada por unanimidad por el Senado, que establece la restitución de bienes expropiados durante la intervención de 1977.
La semana pasada el presidente de la institución, Marcelo Abaca, envió un correo electrónico al vicegobernador Jorge Henn y al ministro de Gobierno y Reforma del Estado, Rubén Galassi, en el que les planteó la falta de avances. La respuesta no tardó en llegar y acordaron un encuentro en el edificio ubicado en Gaboto 450 que se concretó anteayer y en la que estuvo el secretario de Planificación General del Ministro de Cultura, Sergio Liberati, junto a miembros de la comisión directiva de la Vigil.
“El objetivo de la reunión era ver el estado del inmueble, pero en un momento dado Liberati nos preguntó: ‘¿Este salón les parece bien?, bueno, háganse unos juegos de llaves’. ¡Entonces me fui corriendo a la cerrajería!”, dijo entusiasmado Scalona.
De este modo ya cuentan con un espacio de unos 150 metros cuadrados, ubicado en el sector izquierdo de la planta baja del edificio en donde funcionó la delegación del Ministerio de Educación. El espacio es sólo una pequeña parte de lo que pertenece del lugar, ya que el edificio tiene en total 4.500 metros cuadrados.
“Hoy a las tres de la tarde vamos a celebrar la primera reunión de comisión directiva en el mismo lugar, después de 36 años”, dijo Abaca, y agregó que van a trabajar para volverla a abrir para el barrio y los socios, recuperar la biblioteca lo antes posible y acercarnos a las escuelas, que eran nuestras, para poder complementar o aportar lo que la currícula oficial no les da a los chicos actualmente. “Las problemáticas del hombre son las mismas aunque haya pasado el tiempo”, finalizó.
“Para que se establezca el afecto societario tiene que estar la casa”, dijo Scalona y contó que el estado actual del edificio de calle Gaboto es de desidia total. “En 42 años parece que ni siquiera lo pintaron. Está el mismo piso de goma, la iluminación y los techos que puso la Vigil. Cuando se fueron los del Ministerio de Educación arrancaron todo y lo dejaron como cuando se va un inquilino enojado de una propiedad”. No obstante, la provincia se comprometió a limpiarlo y de hecho ya llamó a licitación para contratar a un empresa que lo haga.
Entre el patrimonio que les fue expropiado durante la última dictadura cívico militar se encuentra el edificio principal, ubicado en Alem y Gaboto y la manzana en la que está la escuela primaria, comprendida entre las calles Ayacucho, Alem, Virasoro y Gálvez. También hay unos 40 mil libros que lograron salvarse de la destrucción completa de los cuales muchos aparecieron en las estanterías de la Biblioteca Eudoro Díaz, aunque en su interior llevan un sello que los identifica, con el nombre “Constancio C. Vigil”.
Con el retorno de la democracia algunos de sus dirigentes y socios históricos denunciaron los hechos sufridos sin obtener ningún tipo de respuestas. Recién en 2003 vislumbraron un halo de esperanza debido a las políticas de memoria impulsadas por el ex presidente Néstor Kirchner. Así fue que después de varios intentos fallidos, en noviembre del año pasado se aprobó en el Senado provincial la ley que establece la devolución de lo bienes expropiados a la Vigil durante la última dictadura cívico militar.
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