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La “previa” antes del cónclave

Cardenales de todo el mundo comienzan hoy en Roma la reunión de las “congregaciones” para ponerse al día con los desafíos y exigencias de la hora y definir el perfil del pontífice que deberán elegir como nueva cabeza de la Iglesia.


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Los cardenales de la iglesia católica continuaban llegando ayer a Roma para participar en las “congregaciones” que prepararán la elección del 266º pontífice, aunque la fecha del cónclave todavía no ha sido fijada y no ha surgido ningún favorito para la sucesión de Benedicto XVI.

Los 209 cardenales de todo el mundo, tanto los electores (menores de 80 años), como los que no tienen derecho a voto, fueron convocados la semana pasada por el cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio.

Unos 66 “príncipes” de la Iglesia, como se los llama, ya llegaron a Roma, mientras que 75 viven allí. Algunos, enfermos o muy mayores, anunciaron que no asistirían al cónclave.

La palabra cónclave deriva del latín cum clavis (con llave), lo que explica el carácter secreto de esa asamblea, cuyas deliberaciones no podrán comenzar hasta que todos los purpurados electores (están anunciados 115) estén presentes.

Será también en “Congregación General” cuando se dará luz verde al acondicionamiento de La Capilla Sixtina, donde se reunirán, y que está siendo preparada para la reunión, por lo que permanecerá cerrada a los turistas hasta el fin de las deliberaciones y el anuncio de que ha sido elegido el nuevo Papa.

Mientras tanto, las “congregaciones” a puerta cerrada que comenzarán hoy permitirán poner sobre la mesa los numerosos problemas de la Iglesia. “Nos enfrentaremos a las cuestiones más importantes: la evangelización y la nueva evangelización de las tierras de tradición cristiana”, indicó al diario Il Corriere della Sera el cardenal colombiano Rubén Salazar Gómez.

Según el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, el precónclave no podrá ignorar el caso Vatileaks de filtración de documentos secretos del Papa. “Es necesario que se nos informe de cosas sobre las cuales, por la distancia, no tenemos muchos datos”, dijo a la cadena pública Rai Due.

Mientras, el Vaticano se encuentra en período de “sede vacante”.

Las “congregaciones” permitirán también elaborar el perfil ideal del futuro pontífice, una elección muy difícil debido a la exigencia de las cualidades requeridas: pastor, reformador, de mano dura, garante de la tradición.

Entre “congregraciones”, conciliábulos y otras reuniones informales, las candidaturas deberían hacerse oficiales.

La elección parece estar muy abierta. Cada uno de los “papables” padece una desventaja: Angelo Scola, cercano al Papa renunciante, tiene opciones pero ser italiano las podría frenar. El cardenal de Viena Christoph Schönborn, reformador y ex alumno de Benedicto XVI, reúne muchas de las características, pero las controversias en la Iglesia de su país podrían perjudicarlo.

América latina va ligeramente rezagada. El candidato que más destaca es el arzobispo de Sao Paulo, Odilo Scherer, moderado, acreditado por el éxito en su diócesis y que ya trabajó en Roma.

Entre los norteamericanos con posibilidades de ser elegidos están Sean O’Malley, que luchó contra la pedofilia dentro de la Iglesia en Boston; el brillante y mediático arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, y el quebequense Marc Ouellet, un gran conocedor de América latina y teólogo conservador.

En África destacan el ghanés Peter Turkson, el guineano Robert Sarah, discreto y muy apreciado por Benedicto XVI, y el sudafricano Wilfrid Napier, arzobispo de Durban.

En Asia, el nombre que suena con más fuerza es el del arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle, de 55 años. Este teólogo y pastor es muy apreciado, pero podría ser considerado demasiado joven y muy alejado de los centros del poder.

Al mismo tiempo, las oportunidades numéricas y psicológicas de un occidental son mayores que las de un “papable” del Sur, talentoso pero menos conocido.

Para el cardenal Maradiaga, la elección no es entre un europeo o un no europeo.

“Hay que encontrar la persona más apta para afrontar los desafíos de la Iglesia”, opina, con prescindencia del origen.

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