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A dos días

Historias de leprosos y canallas en la previa del clásico

Anécdotas y relatos de Vaquero y Cuffaro Russo, técnicos de Argentino y Central Córdoba, respectivamente.


Dos de los directores técnicos del ascenso rosarino también palpitan el clásico del domingo entre Newell’s y Central.

Es que ambos tienen una historia futbolística arraigada a los sentimientos que despiertan leprosos y canallas.

Sentimientos que los transportan al presente y que les impiden hacerse los indiferentes en la antesala del partido de la ciudad.

Marcelo Vaquero y Ariel Cuffaro Russo, entrenadores de Argentino y Central Córdoba, respectivamente, reviven anécdotas y ensayan relatos en primera persona desde la pasión de hinchas leprosos y canallas y desde la profesión que les toca asumir en la actualidad.

Marcelo Vaquero

Marcelo Vaquero, actual técnico de Argentino y que también ha dirigido a Tiro Federal, Central Córdoba y Coronel Aguirre, tiene una historia de vida estrechamente vinculada a Newell’s. “Toda mi familia es leprosa. Éramos vecinos de Barrio Parque y vivíamos en Rodríguez al 1100. Y mi viejo me llevaba a la cancha desde que tenía un año. El recuerdo que más me marcó en mi infancia fue cuando esperamos al equipo campeón del 74 en el Parque y dimos la vuelta olímpica en nuestra cancha. Yo tenía apenas 8 años y ese gol de Marito Zanabria me llenó de felicidad”, expresó el DT que pasó por todos los equipos del ascenso rosarino en charla con El Hincha.

Despojado de fanatismos y en el rol de analista, Vaquero consideró que “al clásico llega mejor parado Central. Consiguió un estilo, los resultados lo acompañan y sabe a lo que juega. Newell’s busca superar una etapa de transición y con Bernardi intenta recuperar una identidad, que es la misma que tenía el equipo de Martino”, dijo.

En infantiles y juveniles, Vaquero transitó por Newell’s desde los 8 hasta los 18 años. “Allí me formé como jugador y persona. Me han dirigido técnicos de la jerarquía de Griffa, Almada, Puppo, Chiche Lutman y hasta José Vivas en el baby de Malvinas”, recordó.  “Y como nos decía Chiche Lutman, ‘los clásicos no se explican; se ganan’”. Por los últimos antecedentes, Central sabe que empatar puede resultar un buen resultado. En cambio, Newell’s llega condicionado. Será un partido durísimo y trabado”, aventuró.

De la categoría 66, supo compartir plantel rojinegro con cracks como “el Negro Zamora, Abel Balbo, Adrián Taffarell, el Pitufo Grioni y Roberto Sensini, entre otros tantos grandes futbolistas. Luego de Newell’s fui a Central Córdoba. Allí pasé con otros compañeros como Pipo Castellanos, Gustavo Quinteros, Darío Plaino. El Gordo Palma me hizo debutar cuando el Charrúa jugaba en Primera B”, rememoró.

En su época de jugador, Vaquero también supo cultivar amistad con otros ex leprosos. “Norberto Sánchez, ayudante de campo de Palma, me llevó una tarde a ver un partido de la primera local de Newell’s. Jugaban el Flaco Schiavi y el Tano Piersimone. Los tres pasamos a Argentino y nos hicimos muy amigos”.

Entre las anécdotas de clásicos de inferiores, Vaquero recordó el día que “Miguel Fullana cortó una pelota en la medialuna de nuestra área, empezó a gambetear y le hizo el gol para ganarle a Central. Parecido al gol que le hizo Medero jugando para Boca a Platense”.

Por último, Vaquero dejó un mensaje conciliador, para desdramatizar el clásico. “El descenso de Central no fue bueno para el fútbol rosarino. Los efectos colaterales fueron malos para todos. Lo bueno es que ambos equipos compitan sanamente, más allá de la rivalidad. Central y Newell’s tienen que estar unidos para conseguir cosas importantes en calle Viamonte; no para pelearse acá en Rosario”, sentenció.

Ariel Cuffaro Russo

Se baja el telón en el Gabino Sosa. La práctica de Central Córdoba llega a su fin y los jugadores enfilan rumbo al vestuario tras una nueva jornada de trabajo bajo la conducción de Ariel Cuffaro Russo, quien accedió a dejar de pensar por un rato en el Charrúa y sus aspiraciones al título en el campeonato de Primera C para prenderse a la invitación de El Hincha  en la previa del clásico entre Newell’s y su querido Central, con quien comparte mucho más que la pasión por los colores.

“Siempre dije lo mismo y hasta el día de hoy lo sostengo: es el partido más pasional de todo el país. Lo viví como jugador y también como técnico, y es realmente difícil explicar con palabras todo lo que genera en la gente”, arrancó diciendo el ex futbolista y DT canalla, quien a principios de año aceptó el reto de salvar al Matador del descenso y actualmente pelea palmo a palmo la punta del certamen.

Palabra autorizada para hablar del derby de la ciudad, Cuffaro sentenció: “Cualquier pálpito puede desmoronarse en segundos. Son partidos especiales que se juegan a muchísimos revoluciones. El más inteligente, gana. Pero de todas maneras creo que Central llega un poquito mejor…demostró mucha más regularidad que Newell’s”.

Además, el entrenador que dirigió al Canalla entre julio de 2009 y marzo de 2010, brindó su opinión sobre como cree que llegan ambos equipos al choque del domingo a las 15 en el Coloso Marcelo Bielsa: “El Chacho (Coudet) está haciendo un trabajo fantástico. Me gusta mucho el equipo. Juegue donde juegue y contra cualquier rival, Central sale siempre a asumir el protagonismo y nunca deja de proponer”.

¿Las claves? “Ambos tienen jugadores de una gran jerarquía que te pueden resolver el partido en cualquier momento. Ellos cuentan con futbolistas como la Fiera (Maximiliano) Rodríguez o (Ignacio) Scocco, que si bien no está en su mejor versión, es un gran delantero, muy picante”, aseguró Cuffaro Russo. De todas maneras, el actual DT del Charrúa apuesta casi todas sus fichas por alguien en particular, ese que desde que regresó a Arroyito no paró de romper redes y hoy por hoy es el máximo artillero del certamen: Marcos Ruben.

“Lo de Marquitos no me sorprende en absoluto. Es un jugador fantástico. El emblema de este equipo. Lo conozco desde las inferiores y siempre supe que iba a llegar lejos”, reveló Cuffaro, quien enseguida agregó: “Yo lo tenía en la 6ª junto con (Gonzalo) Castillejos y (Jorge) Broun, y ya de ahí se notaba su personalidad ganadora. Siempre queriendo progresar, buscando mejorar. Y con una humildad…”

“Un día estábamos por viajar a Buenos Aires para jugar con la sexta y yo estaba acompañado por mi hijo Lucas, que debía tener unos 10 años. Y le dije `pedile un autógrafo a este que en un futuro va a ser el goleador de Central´. Marcos se moría de vergüenza. Ese mismo día la rompió y fue la figura”.

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