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EE.UU. contra el Mercosur

Cable diplomático estadounidense de 2007, filtrado por WikiLeaks, califica al organismo integrado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay como “antinorteamericano” y teme por incorporación venezolana.

Estados Unidos considera al Mercosur como un organismo “antinorteamericano” y teme la incorporación de Venezuela al bloque integrado por la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, según un cable diplomaticote 2007, filtrado por WikiLeaks, y publicado ayer por un matutino porteño.

“Mercosur gradualmente fue transformándose de una unión aduanera imperfecta en una organización más restrictiva y antinorteamericana”, señala el cable con el resumen de una reunión de embajadores estadounidenses en el Cono Sur realizada en Río de Janeiro en mayo de 2007.

Los diplomáticos consideraron que “la entrada de Venezuela en el Mercosur altera claramente el balance y la dinámica de la organización”, en el marco de la conferencia, llamada “Una perspectiva del Cono Sur sobre la influencia de (el mandatario venezolano Hugo) Chávez”.

El cable de WikiLeaks fue publicado por el diario Página 12 que resalta que el ingreso de Venezuela al Mercosur sigue bloqueado, pese a que el protocolo de adhesión fue firmado en marzo de 2006, pero hasta ahora no entró en vigencia porque un país sólo pasa de ser asociado a miembro pleno cuando cuenta con la ratificación de los parlamentos de todos los países miembro.

Lo único que falta para completar el trámite es la aprobación del Senado de Paraguay y llama la atención en que fue un diplomático destinado en Paraguay el encargado de calificar el grado de confidencialidad de la reunión, de acuerdo al documento.

La reunión que reseña el cable diplomático se realizó durante dos días, el 8 y el 9 de mayo de 2007 en Río de Janeiro y fue clasificado como secreto el 17 de mayo por el número dos de la embajada en Paraguay, Michael J. Fitzpatrick.

Participaron los embajadores norteamericanos en Brasil, Uruguay, la Argentina, Paraguay y Chile, y el cable agradece los aportes de la embajada en Bolivia.

En la última reunión de Mercosur (Foz do Iguazú en 2010) la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo: “La incorporación de Venezuela al Mercosur, además de aportar su generosidad, va a ayudar estratégicamente a consolidarnos en uno de los frentes más importantes de este siglo, el energético”. Cristina dijo confiar “en los hermanos de Paraguay”, destacó el Mercosur como un bloque que permitió dejar “atrás una hipótesis absurda como el enfrentamiento entre la Argentina y Brasil” y añadió que el peso de los mercados internos de los países permitió “superar la crisis global más importante desde 1930”.

Una frase de los embajadores en el cable filtrado indica el estado del diagnóstico estadounidense: “Estados Unidos no puede esperar que los líderes de la región acudan en nuestra defensa”. Y después del diagnóstico viene la recomendación: “Necesitamos convencernos de la necesidad de implementar una estrategia transparente para la región”.

Los participantes también pidieron “más herramientas y recursos” para contrarrestar lo que define como “esfuerzos políticos de fisurar la democracia, diseñar estrategias económicas para estrangular el comercio libre, la politización del Mercosur, la expansión de lazos en el área de Defensa y la campaña en los medios de comunicación masivos”.

El cable consigna que “lo que llevó a Brasil a apoyar la admisión de Venezuela en el Mercosur fue la creencia de que Chávez podría ser controlado más fácilmente si estaba dentro del organismo que si se lo dejaba a su propia inspiración fuera de él”. El documento pone en cuestión esa idea con dos ejemplos. Uno, que Chávez alentó a Evo Morales a nacionalizar Petrobras en Bolivia. Otro, que Chávez le disputa protagonismo a Lula en las reuniones de Mercosur.

“Esa fricción brinda una oportunidad”, analiza (y parece esperanzarse) el texto que clasificó Fitzpatrick en 2007. Obviamente se refiere a una oportunidad para Estados Unidos de erosionar las relaciones del bloque sudamericano.

Sin embargo, cuando Morales nacionalizó el petróleo, nacionalizó también Petrobras, y no solo Petrobras. Brasil se irritó por la ocupación militar de las plantas pero un diálogo entre los dos países solucionó el diferendo.

Tampoco hubo, finalmente, una disputa de protagonismo entre Lula y Chávez, a tal punto que el entonces presidente brasileño siguió impulsando la entrada de Venezuela al Mercosur.

El Senado brasileño la ratificó en 2009, con Lula presidente. Y su sucesora, Dilma Rousseff, dijo en enero último: “(Venezuela) tiene mucho que ganar entrando al Mercosur, y nosotros con su presencia”. También tocó la cuestión del liderazgo, pero la despersonalizó mientras ponía la cabeza de la región en un plano binacional argentino-brasileño por tamaño y desarrollo económico.

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