Este fin de semana largo se llevará a cabo la 11ª edición de la Feria del Libro Independiente Autogestionada (Flia), un encuentro que convoca a escritores, editores y artistas en general, de distintos puntos del país, que están unidos por un hilo en común: generar sus propios recursos para desarrollar, difundir y vender sus producciones por fuera del circuito comercial. En esta ocasión, la actividad comenzará mañana en Doctor Riva y Santiago, frente a la biblioteca popular Juana Azurduy, continuará el sábado en la plazoleta de Oroño al 4200 y culminará el domingo próximo con una extensa jornada en la que se presentarán bandas en la plaza Buratovich, de San Nicolás y 9 de Julio.
La Flia surgió en 2009 cuando un grupo de artistas jóvenes –motivados por una suerte de “espíritu de resistencia” a los grandes circuitos comerciales editoriales–, montó sus stands en la calle, frente a la feria oficial del libro en Buenos Aires. “En ese momento, dijimos: ‘Basta de ser la contraferia, tengamos la nuestra”, contó Manuel Ollacarizqueta, integrante de la organización que tiene la particularidad de contar con una estructura horizontal en la que todos participan por igual.
El colectivo también se involucra con cuestiones sociales que van desde acompañar reclamos laborales a tratar de visibilizar problemáticas sociales. Justamente, Manuel se integró a la Flia cuando conoció a los referentes de la editorial rosarina Último Recurso mientras ambos apoyaban la lucha que en la ocasión llevaban adelante los trabajadores del Lavadero Virasoro (hoy cooperativa).
“Me pareció una práctica interesante para desarrollar la construcción de la información desde medios alternativos en un espacio de militancia”, señaló.
Algunos criterios que pautó la Flia en sus comienzos y que sigue sosteniendo con firmeza son: ser un lugar en donde editoriales y escritores muestren sus obras; hacer la feria en zonas cercanas a conflictos sociales; no recibir patrocinio de empresas y tampoco funcionar bajo la conducción de un partido político.
Desde hace unos años, la feria se realiza en los barrios y no en el centro de la ciudad.
“Se trata de romper las fronteras de la cultura oficial que tiene un presupuesto más elevado para la zona delimitada entre los bulevares, pero sin descuidar uno de los objetivos: generar un circuito propio de circulación, distribución, venta o trueque para los escritores independientes”, concluyó.
Tres días a pura fiesta
Con la consigna de llevar la feria a los barrios, respetando y disfrutando de los espacios públicos, la primera jornada de la Flia se hará mañana frente a la biblioteca Juana Azurduy, con una radio y entrevistas a escritores autogestivos, quienes contarán sus experiencias. El sábado continuará en la plazoleta de Oroño al 4200 mientras que el cierre será el domingo en la plaza Buratovich, de 9 de Julio y San Nicolás. Todos los días habrá venta de libros, lecturas, bufett y música en vivo con bandas locales y del interior del país. No se suspende por lluvia.
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