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Confirman pena a 12 años por asesinar a su pareja

Pablo Suárez fue condenado por matar a su mujer de 24 puñaladas el 10 de julio de 2009, en zona sur.

La Sala III de la Cámara Penal de Rosario confirmó una condena a 12 años de prisión contra un hombre que fue encontrado culpable del homicidio de su ex mujer, asesinada de 24 puñaladas en una vivienda de la zona sur, en julio de 2009. Si bien la defensa había apelado la resolución al entender que el acusado había actuado en un estado de inconciencia, y que subsidiariamente se considerase la legítima defensa como atenuante de la pena, la Justicia determinó que los dos causales del hecho esgrimidos por los defensores son por sí mismo incompatibles, por lo que la sentencia fue confirmada.

En junio pasado, el juez Ismael Manfrín, titular del Juzgado de Sentencia de la 1ª Nominación, condenó a Pablo Rubén Suárez, de 49 años, a la pena de 12 años de prisión por el delito de homicidio. Fueron 24 las puñaladas que el 10 de julio de 2009 terminaron con la vida de su ex mujer, Olga Herrera, quien tenía 39 años y se había separado hacía unos meses de su marido.

Según se desprende de la causa, el cuerpo de la víctima fue encontrado aquella mañana de invierno en una habitación ubicada en el fondo de un quiosco de Presidente Quintana al 3300. Junto al cuerpo, sentado en una silla y con las ropas manchadas de sangre, se encontraba el sospechoso, en completo estado de ebriedad. “La maté. Pegame un tiro”, fue lo que el hombre dijo a los policías que irrumpieron en el lugar alertados por la hermana del propio homicida, que se había encontrado, unos minutos antes, con el cuadro que vieron los uniformados que realizaron la detención.

De acuerdo con la investigación, en la escena del crimen los pesquisas hallaron el arma criminal manchada de sangre que, un examen químico reveló, pertenecía a Olga. Lo mismo ocurrió con el ADN encontrado en la ropa de Suárez.

Olga y Pablo se habían conocido en el Chaco, de donde ambos eran oriundos, hacía 20 años y desde aquel entonces la mujer era golpeada por su pareja, con quien nunca que casó, pero fruto de la relación nacieron cuatro hijos. Un mes antes de su muerte, Olga había decidido dejar de sufrir los tormentos a los que era sometida y abandonó la casa de Suárez. Pidió ayuda a su cuñada, quien era dueña del quiosco de Presidente Quintana al 3300. Ella le dio trabajo y una pieza atrás del comercio para que pudiera dormir. Allí fue asesinada.

El hombre se negó a declarar en todo momento, salvo por una vez, que se limitó a decir que ese día recordaba haber tomado “dos petaquitas” y luego tenía la mente en blanco, reza el fallo.

Este fue el elemento que la defensa de Suárez volvió a esgrimir en su apelación. Según el letrado que lo representaba, el acusado había actuado en estado de inconciencia y sólo volvió en sí al día siguiente, cuando se despertó dentro de la celda. Sin embargo, para los integrantes de la Sala III de la Cámara de Rosario –Elena Ramón, Otto Crippa García y Ramón Teodoro Ríos–, “la conducta asumida por el justiciable ante la llegada de la autoridad policial es indicativa de que no estaba afectada su capacidad de comprensión y de dirección de sus acciones”, reza el fallo.

Además, los camaristas consideraron contradictorio que la defensa hubiera pedido subsidiariamente la contemplación de la legítima defensa como un atenuante. “Las dos causales invocadas por la defensa técnica resultan inconciliables, ya que la ebriedad que reúna los caracteres exigidos para actuar como eximiente es incompatible con la legítima defensa, que requiere un estado de lucidez mental apto para discernir que se está ante un ataque injusto que es preciso repeler”, reza el fallo.

En este mismo sentido, los jueces remarcaron que, durante la etapa de Sentencia se había tenido en cuenta la pericia que indicaba que al momento del hecho Suárez era completamente conciente de sus actos.

En base a estos elementos, y siguiendo lo solicitado por el fiscal de Cámara, Guillermo Camporini, la Sala II confirmó la pena a 12 años contra Pablo Suárez.

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