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Con Fein, Rosario ya tiene su primera mujer intendenta

Por Pablo Moscatello.- En su discurso volvió a pedir por la autonomía municipal y delineó algunos de los “desafíos” de gestión. Ver video.- Género y derechos humanos como banderas de gestión

La ciudad tiene desde ayer y por primera vez en su historia a una mujer al frente del Palacio de los Leones. Eran las seis y media de la tarde casi en punto cuando Mónica Fein, algo emocionada pero sin perder su habitual sonrisa, juró con voz firme como intendenta ante un Concejo municipal casi lleno. Luego de eso, desarrolló su discurso breve en el que volvió a pedir la autonomía para Rosario y delineó los desafíos que vendrán y algunas de las primeras acciones que planea llevar a cabo, aunque sin ahondar en detalles. La ceremonia siguió minutos después en el interior del edificio central de la administración rosarina. Allí, Miguel Lifschitz, quien se despidió tras ocho años de gestión, le entregó el poder formalmente y le traspasó la bandera oficial de la ciudad, símbolo que de ahora en más se transferirá a cada mandatario electo. Finalmente, todo cerró con la palabra de ambos en las escalinatas del lugar, ante la gente.

A diferencia de lo que aconteció con la asunción de la presidenta de la nación, Cristina Fernández, que tomó el mando en horas del mediodía, los encargados de protocolo local optaron por un horario más apropiado a la temperatura del día. A las seis y media de la tarde, momento en que Fein ingresó al Concejo, el sol ya no golpeaba tan fuerte. El Palacio Vasallo se colmó de funcionarios, asesores, diputados y senadores provinciales y nacionales, familiares de la flamante intendenta y los medios de la ciudad. En uno de los dos palcos del recinto estuvieron juntos el gobernador saliente Hermes Binner, el electo Antonio Bonfatti, Rubén Gustiniani, la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, y Lifschitz. El otro lugar de preferencia fue para los familiares de Fein. Llamativamente, casi no hubo presencia de militantes del Partido Socialista en toda la jornada.

El discurso de Fein duró apenas 15 minutos, y la mandataria eligió no improvisar: todo lo dicho fue leído. El contenido estuvo bien diferenciado. Comenzó celebrando lo que se conmemoraba ayer. “Hoy no es un día más en la historia política argentina. Una vez más, por el voto popular, nuevas autoridades asumen la responsabilidad de gobernar. Por eso en este 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, venimos a este recinto a celebrar 28 años de democracia en nuestro país”, sostuvo.

En el segundo tramo reivindicó el rol de la mujer en la historia Argentina y resaltó las figuras de Alicia Moreau de Justo, Eva Duarte, Florentina Gómez Miranda y la de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. “Quiero reconocerlas porque lucharon y abrieron caminos”, dijo.

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El tercer paso sirvió para entrar ya en el terreno de la gestión. Allí rescató “las decisiones” del gobierno de Santa Fe, que “reconoció los índices de coparticipación que Rosario reclamó durante años”, y también hizo mención a “los recursos especiales destinados a la Salud Pública”.

En torno a la cuestiones ya de política local, el orden en el que estableció sus “desafíos” para los próximos años permiten ver entre líneas algunas de las cuestiones que al menos de movida serán prioritarias. Como ya lo había expresado públicamente, Fein insistió en la necesidad de que, en el marco de una reforma constitucional, Rosario llegue por fin a obtener su autonomía. “Lo necesitamos para avanzar en la prestación de servicios básicos; para tener nuevas competencias que abarquen los problemas de las grandes ciudades y para desarrollar políticas de promoción económica”, señaló.

Más adelante mencionó la necesidad de seguir “mejorando” la infraestructura barrial” con el plan de saneamiento cloacal y pavimento definitivo. El reto aquí no será menor; alrededor del 40 por ciento de la superficie de la ciudad aún carece de aquel servicio. En tanto, y en relación al tópico de la vivienda, donde se estima que hay un déficit de 50 mil unidades en todo Rosario, prometió articular políticas con la Secretaría de Hábitat creada por el gobierno provincial y con los planes “correspondientes del gobierno nacional”. “También propondremos la modificar la ordenanza del Servicio Público de la Vivienda”, agregó.

La ceremonia siguió minutos después en el interior del Palacio de los Leones. Allí, Lifschitz, que se despidió tras ocho años de gestión, le entregó el poder formalmente y le traspasó la bandera oficial de la ciudad, símbolo que de ahora en más se pasará a cada mandatario electo. El saliente mandatario refirió que sus ocho años de gestión fueron “de muchas transformaciones” y que “la ciudad se convirtió en una metrópolis moderna… con fuerte presencia internacional”. Además, enfatizó que junto a Binner en la gobernación, ejercitaron “socialismo del mejor” y  “progresismo de verdad, no de doble discurso… con políticas activas destinadas a la igualdad de oportunidades y la cohesión social”.

Ambos salieron luego para brindar algunas palabras en las escalinatas del lugar a los presentes, que no fueron más que los integrantes de la organización Federación Tierra y Vivienda, a los que se sumaron representantes de algunas cooperativas barriales y unos pocos vecinos de la zona. A esa hora, Fein ya se había hecho cargo de conducir los destinos de una de las ciudades más importantes del país.

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