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Alfredo Bunetta: el rosarino que se convirtió en una verdadera figura del Luna Park

El pugilista del Boxing Club que comandaba Juan Umberto Natale logró ser campeón de las tres coronas más importantes de la época y sus peleas explotaban las noches porteñas, sobre todo su rivalidad con Ricardo “Gonzalito” González, considerado el mejor peso pluma de la historia argentina


Alfredo Bunetta fue un verdadero crack sobre el ring. Perteneció a la vieja escudería rosarina del Boxing Club que comandaba Juan Umberto Natale, con quien se formó y debutó como profesional el 25 de julio de 1951, logrando ser uno de los máximos exponentes del boxeo sudamericano.

Arrancó de jovencito y su acercamiento al mundo de los guantes, confesaría años más tarde en una entrevista realizada por la antigua revista Contragolpe, se dio desde bien chico: “Yo me peleaba con todos. No respetaba ni edad, ni estatura y algunos vecinos le retiraron el saludo a la vieja por culpa mía. Pobre ella, nada tenía que ver porque el terrible de la familia era yo”.

“Fue así que mis hermanos mayores me llevaron a practicar boxeo”, contó Bunetta, quien agregó: “Mi mamá no sabía nada y por otra parte no hubiese querido. Se enteró por los vecinos cuando mi nombre empezó a aparecer en los diarios. Fue ahí donde todos la felicitaban y ella no sabía por qué”.

En la mira de Charles Johston y Jack Dempsey

Con el correr del tiempo sus destacadas presentaciones llamaron la atención del mánager estadounidense Charles Johston, quien le abrió las puertas de la Meca del Boxeo Mundial. Johston también estaba preparando el desembarco del Chino Pita en Estados Unidos, pero también tuvo la intención de llevarse a Bunetta.

Así lo confirmó el promotor local Alejandro Ammi en una charla con el diario La Tribuna: “Estoy en permanente contacto con el manager americano, que es nuestro representante allá. Con relación a Pita les puedo afirmar que está todo listo y en cuanto a Bunetta todavía no hay nada resuelto, ya que la categoría pluma en los Estados Unidos no es tan propicia en cantidad como ocurre con la welter”.

Fue en esa misma nota que Ammi aseguró “el ex campeón mundial Jack Dempsey, que vio actuar y entrenarse a Pita y Bunetta, se mostró entusiasmado con ambos y fue él, precisamente, con su jerarquía, quien les aconsejó que probaran suerte en su patria con la seguridad de que harán excelente papel”. Y faltaba más: “Dempsey se permitió enseñarles algunos golpes, su aplicación oportuna y otros conceptos técnicos elaborados a través de su extraordinaria actuación”.

Finalmente el boleto a Estados Unidos fue solo para su compañero de gimnasio Oscar Pita. Mientras tanto, Bunetta prosiguió su excelente campaña profesional en Argentina, cerrando su “paternalismo” sobre el campeón local “Cucusa” Bruno, adueñándose de la corona nacional, derrotándolo en memorable combate el 19 de marzo de 1955.

Una corona robada

Su segunda defensa del título vino acompañada del trago más amargo de su carrera. Fue en la pelea con Manolo Álvarez, el 14 de abril de 1956, donde resignó su corona de los plumas en un fallo injusto y repudiado tanto por el público como personalidades del boxeo argentino.

El hecho terminaría en un escándalo institucional y el robo de su titulo afectó la moral del ambiente pugilístico, que hizo oír su reclamo en el Estadio Norte, apoyando a Bunetta por el incalificable fallo que lo despojó de su título en un hecho sin precedentes en la historia del boxeo nacional.

Subieron al ring a testimoniarle su adhesión los managers Francisco Remiro, Luis Segalerba y Eugenio Pereyra, así como los amateurs Santos Simili, Luis Brunetti y Nelson Poccione, los profesionales retirados Alfredo Capiello, Ramón Sosa, Germán Gola y el olímpico Alfredo Carlomagno, además de los profesionales en actividad Pedro Miranda, Oscar Pita y José Romani. Hasta se adhirieron lo masajistas representados por el profesor Jorge Alo.

Este apoyo fue realizado en la pelea con Rogelio González y cuando Bunetta ascendió al cuadrado se encendieron las luces de la guirnalda, que era el símbolo del saludo rosarino para todos los campeones, declarándolo simbólicamente aun dueño de la corona nacional.

Los combates con Gonzalito

La rivalidad con Ricardo González quedó sellada en el mítico Luna Park, donde el público había instalado un clásico y el estadio explotaba en la noche porteña. Gonzalito era un duro rival, el cual había obtenido una medalla de oro en los juegos panamericanos, fue campeón argentino, sudamericano y estuvo ubicado en el ranking mundial. Hasta el día de hoy es considerado el mejor peso pluma de la historia argentina.

De las siete peleas que disputó Bunetta con González solo pudo ganar una, pero a las multitudes les apasionaba ver esas batallas de fallos cerrados, donde el rosarino cayó seis veces ante el inteligente y estratega pugilista nacido en la localidad de Luján.

Pero ello no significó que se fuera a achicar o se acomplejara, para nada: Bunetta fue un boxeador templado en los grandes desafíos, no tuvo una campaña protegida y acomodada. Además fue un púgil de llamativa calidad y temperamento, mucho más acostumbrado al triunfo que a las derrotas.

Se dice que cuando lo convocaban para pelear con González le devolvían la vida. Por eso se vieron frente a frente tantas veces, todos grandes combates, porque a pesar de la marcada paternidad numérica, Alfredo siempre subía a pelear sin problemas ni complejos, fundamentalmente porque no se sentía inferior, confiaba en sus fuerzas y en que podía bajar vencedor. Es cierto, hubo una superioridad real y legítima de parte del porteño, pero la conclusión final es que la diferencia resultó demasiado holgada.

Sus últimos años

A fines de 1959 Bunetta recupera el título argentino, pero luego lo perdió el 6 agosto de 1960 con Aldo Gamboa, realizando su último combate el 9 de junio de 1961, cuando es vencido por puntos por otro rosarino: José “Polenta” Casas.

A la edad de 26 años colgó los guantes e instaló un kiosco de venta de diarios y revistas en Rosario. En su dura carrera, Alfredo Bunetta siempre se encargó de resaltar que fue feliz siendo boxeador. Desde un barrio humilde en la zona sur, llegó lleno de ilusiones a uno de los gimnasios de mayor historia.

Lo que hizo Bunetta no fue poco: logró el título rosarino, provincial y en dos oportunidades se coronó campeón nacional de peso pluma, en una época en el que el cinturón argentino tenía otro valor y conseguirlo significaba mucho sacrificio además de medirse con los mejores.

En diez años como profesional no esquivó ningún reto deportivo ante oponentes de primer nivel, retirándose con un récord profesional de 137 peleas, ganando 94 (46 por nocaut), perdiendo 21 y empatando 22.

El 14 de agosto de 2007 fue declarado “Deportista Distinguido Post Mortem” de la ciudad de Rosario, en la cual nunca lo habrán de olvidar.

Especial para El Ciudadano de Ever Palermo, ex boxeador amateur y autor de “Rebeldes de uniforme” y “Puños Rosarinos: tierra de campeones”, libro declarado de interés Municipal y Provincial.

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