Empieza a visualizarse el delicado sendero sobre el que deberá hacer equilibrio el gobierno de Antonio Bonfatti a lo largo de cuatro años, por un lado construyendo acuerdos básicos con sectores de la oposición para garantizarse la gobernabilidad y sacar adelante la gestión, y por el otro evitar que la natural diferenciación entre el kirchnerismo y el FAP o el Frente Progresista interfieran con ese objetivo.
La cena a la que el gobernador invitó al bloque de senadores del PJ en su residencia de la capital provincial es parte de la decisión de dar un lugar de interlocutores privilegiados a los representantes departamentales de la oposición, a quien Bonfatti atiende en persona cada 30 o 45 días, acompañado por su ministro de Gobierno y el vicegobernador radical Jorge Henn.
Otra estrategia se da el gobernador para con los diputados que son mayoría enla Cámarabaja. Esos legisladores responden a una diversidad interminable de líneas políticas y no, a diferencia de los senadores, a jurisdicciones territoriales. El kirchnerismo asoma como el interlocutor inicial, entre otras cuestiones porque Luis Rubeo presidela Cámara. Sinembargo el kirchnerismo es apenas una (tiene seis diputados) de las ocho o nueve patas de una mesa que reúne a 28 legisladores de la mayoría.
Polémica a secas
En estos días se dieron algunos ejemplos de esos tironeos públicos. Con la sequía, el kirchnerismo local salió a diferenciarse, gestionando aportes económicos dela Nación, casi al mismo tiempo que el gobernador y parte de su gabinete se sentaban en la intendencia de Tostado primero y de Villa Minetti después.
En el contexto de sequía las autoridades locales y los productores reclamaban asistencia oficial. Pero el Estado no ha invertido poco en ese noroeste provincial. Por el contrario, en los últimos 20 años tomó créditos internacionales para hacer grandes canalizaciones que sacaran agua, y luego canales para devolver el agua entre otras grandes obras. Otro cantar es que las obras que se hicieron en su momento hayan sido erradas, como la canalización de los Bajos Submeridionales que durante 40 años fue una bandera de lucha de las comunidades del norte santafesino, entusiasmadas con la idea de implantar cultivos en tierras que naturalmente se inundan y se secan cíclicamente.
Otra aclaración válida es que el departamento 9 de Julio, el más castigado, se ha transformado desde los 90 para acá. Bajo la denominación genérica “productores” y en nombre de los cuales se reclama urgente asistencia económica del Estado, se diluye el ingreso de grandes inversionistas y pooles agropecuarios a la zona, es decir empresas y grupos económicos que adquirieron grandes extensiones de tierra. Uno de esos ejemplos es el del grupo Werthein, dueño deLa Cajay otras grandes empresas, en cuya estancia de 12 mil hectáreas mantuvieron un misterioso encuentro el ex presidente provisional Eduardo Duhalde y Carlos Reutemann en 2002.
Además, cuando se reclama transferencia económica del Estado a los “productores”, esta debe ser bien medida y estar a la altura de las circunstancias, aun cuando se trata de damnificados por un fenómeno natural. Para ser más claros: ese sujeto social que exige fondos públicos hoy es el mismo que protagonizó el conflicto de 2008. Si no se tiene en cuenta eso, se cae en la falsa dicotomía de que entonces eran oligarcas malos y hoy son pobres víctimas. Probablemente ni una cosa ni la otra.
Mejor el silencio
Otro cortocircuito que está destinado a generar ruido ocurrió este domingo con las declaraciones de Hermes Binner alimentando las especulaciones del diario Clarín sobre el manejo de la información referida a la salud de la presidenta y el resultado final de los estudios, que difirieron del diagnóstico original.
Además de imprudentes por tratarse de especulaciones sin ningún indicio cierto que hace un diario, las declaraciones del ex gobernador en la radio de Clarín dejan pegada a la fuerza que conduce, el FAP, a las maniobras que los directivos de ese grupo pergeñan y que han dinamitado la credibilidad de los medios que lo integran.
Cambios que faltan
También el triple crimen de Villa Moreno, en Rosario, movilizó al kirchnerismo a intentar que el gobierno provincial pague costos, aunque no siempre con argumentos sólidos. Que las víctimas no hayan sido a quienes sus matadores buscaban no quiere decir que el móvil del demencial ataque no haya sino un ajuste de cuentas. El gobierno supo contener el reclamo de Justicia y también la ofensiva de sectores políticos sin siquiera oponerse a una potencial comisión bicameral investigadora.
El triple crimen de Villa Moreno muestra la necesidad de algunos cambios en la conducción dela Policíade Santa Fe. Si el gobierno los está analizando o no, por ahora nadie lo confirma ni descarta. La cuestión no pasa ya por cambiar un par de nombres. Ya está visto que no será la propia Policía la que enderece el camino por sí misma, ni tampoco que vaya a trabajar bien por el sólo hecho de que se le dé la orden de trabajar.
Casos como el ascenso de oficiales cuestionados y sospechados o el atraso de dos años en las presentaciones de declaraciones juradas son apenas una muestra de cuestiones que se escaparon del control político.
Es verdad que no es justo concentrar la mirada sólo enla Policía. Larealidad va cambiando y el mundo del hampa juega lo suyo. En muchos casos avanza más rápido que la posibilidad de respuesta dela Policíao del propio Estado. En algunos barrios, incluso, desarman en un santiamén lo que el Estado y la comunidad tardaron años en construir.
Tampoco se puede desconocer que en algunos frentes se dio respuesta como la implementación del 911, que implica mucho más que una telefonista derivando llamados. Es también un elemento de auditoría permanente sobre un aspecto central de la labor policial, su capacidad de respuesta y el control de los recursos humanos y materiales.
Corresponsables
Si bienla Policíaestá bajo responsabilidad del Poder Ejecutivo, poco va a cambiar si el Poder Judicial no aporta sus soluciones. Responsable por acción u omisión de la impunidad de la gran mayoría de las causas de corrupción política de la provincia desde el retorno de la democracia, tampoco mostró buen desempeño en la tramitación de causas originadas en denuncias por corrupción policial, ya sea exacciones, apremios, enriquecimiento, etcétera.
El gobernador Antonio Bonfatti puso al frente de Seguridad a un funcionario que tiene vocación política por modificar y cambiar, no por hacer la plancha a cambio de que no haya ruido. La herencia que recibe no es buena, resultado de una gestión anterior que pudo mostrar números en materia de inversión en infraestructura, que no es menor, pero que no consiguió los resultados esperados en las calles.
Detrás del ministro de Seguridad Leandro Corti, Bonfatti puso a un hombre de su confianza desde los tiempos que el socialismo llegó ala Municipalidadde Rosario. Marcos Escajadillo es, además de un soldado de la causa, un perro de presa cuya misión es que desde los jefes de seccional hasta el jefe provincial sientan su aliento en la nuca 24 horas al día.
Mientras la capital provincial parece ver apaciguada la violencia que hasta hace poco elevaba a récords la tasa de homicidios, las 170 muertes violentas ocurridas en 2011 en Rosario van en sentido contrario.
Da aliento cierto acuerdo en que la escala del problema todavía es abordable. Las bandas que operan sobre la ciudad no parecen gran cosa si no fuera por su ferocidad y sus códigos de muerte. Pero básicamente funcionan a base de sobornos, teléfonos celulares, autos de dudoso origen, niveles de vida injustificables y aprietes. No debería ser imposible para fuerzas de seguridad preparadas, equipadas y depuradas, que sean empujadas por la voluntad del poder político y que trabajen al servicio de fiscales y jueces activos; y con la colaboración de fuerzas de seguridad nacionales, que por su falta de visibilidad y su responsabilidad secundaria suelen no ser alcanzadas por la polémica.
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